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Manuel Zelaya deja Honduras y Lobo asume presidencia

La aventura del derrocado presidente Manuel Zelaya, desafiando a los golpistas instalado en el mismo corazón de Honduras, terminó este miércoles después de cuatro meses de refugio en la embajada de Brasil. Zelaya partió hacia República Dominicana poco después de que Porfirio Lobo asumió la presidencia para el período 2010-2014.


Miércoles, 27 de enero de 2010
AP / El Faro

De izquierda a derecha, los presidentes de República Dominicana Leonel Fernández, de Taiwán Ma Ying-jeou, de Honduras Porfirio Lobo y de Panamá Ricardo Martinelli, conversan en Tegucigalpa, tras la toma de posesión de Lobo como presidente. Foto AP
De izquierda a derecha, los presidentes de República Dominicana Leonel Fernández, de Taiwán Ma Ying-jeou, de Honduras Porfirio Lobo y de Panamá Ricardo Martinelli, conversan en Tegucigalpa, tras la toma de posesión de Lobo como presidente. Foto AP

El presidente derrocado Manuel Zelaya abandonó este miércoles Honduras  en un avión que lo conducía junto al presidente Leonel Fernández hacia la República Dominicana. 'Volveremos, volveremos', exclamó Zelaya al abordar la nave presidencial de la Dominicana.

Horas antes de que el ex gobernante dejara la embajada de Brasil, donde se refugiaba desde hacía cuatro meses, había sido juramentado como nuevo presidente del país Porfirio Lobo.

Zelaya salió de la sede diplomática con un salvoconducto porque rehusó acogerse a una amnistía que fue aprobada en la víspera por el Congreso y por ello están vigentes los procesos que la justicia hondureña endereza en su contra por intentar reformar la Constitución.

El político viajó acompañado de su esposa Xiomara Castro, su hija Hortensia Zelaya y su asistente personal Rasel Tomé.

En el aeropuerto de Tegucigalpa se congregaron miles de simpatizantes de Zelaya para despedirlo y coreaban al unísono 'Mel amigo, el pueblo está contigo'.

Ronald Ortiz, un abogado de 42 años partidario de Zelaya, dijo que 'Mel nos organizó... y esto no se termina hasta lograrlo porque Lobo es hijo del golpe de estado y significa la continuación de la dictadura', refiriéndose a la intención de convocar a una constituyente que reforme la carta magna.

Zelaya viajó a Santo Domingo gracias a un acuerdo alcanzado por Lobo y Fernández. 'Con esto cumplimos con Zelaya e inicio con un gobierno de reconciliación y de respeto a la persona humana. Zelaya va como huésped de honor de Fernández... y este paso importante traerá paz a la nación porque no podíamos tener a un ex presidente encerrado en una embajada', dijo el mandatario. 'Esto fortalece la posibilidad de normalizar las relaciones con todos los países, incluso con Brasil, en cuya sede estuvo refugiado el ex presidente... el tiempo se encargará de arreglar la situación hondureña', agregó.

El jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas, general Romeo Vásquez, despidió a Zelaya en Toncontín. A los periodistas dijo que 'somos amigos con él y vine a hablarle y despedirlo'.

La corte suprema eximió de culpa a Vásquez y otros cinco generales por detener y expulsar a Zelaya a Costa Rica el 28 de junio de 2009, cuando lo sacaron de su vivienda a punta de fusil y lo montaron a un avión rumbo a San José.

La destitución de Vásquez como jefe de las fuerzas armadas fue el detonante que terminó con el derrocamiento de Zelaya, pues este lo acusó de desobedecer su orden de ayudar a ejecutar la consulta popular sobre la posibilidad de hacer un referendo para cambiar la Constitución.

Para la esposa del mandatario derrocado 'este es un momento de mucho sentimiento de alegría por salir del encierro en que hemos estado 129 días, pero también de tristeza por dejar a nuestra gente.... pero volveremos y lucharemos por nuestra Honduras hasta que haya un aliento de vida en nosotros'.

El embajador dominicano en Tegucigalpa, José del Carmen Acosta, informó que el ex presidente recibió un visado por un año.

La salida de Zelaya y la asunción de Lobo marcan una nueva etapa en Honduras y pone fin a la crisis provocada por el golpe de estado, tras el cual asumió como gobernante de facto el que hasta el día del derrocamiento había sido presidente del Congreso, Roberto Micheletti.

Micheletti fue escogido por la gran mayoría de congresistas como nuevo gobernante, después de que leyeron una supuesta carta de renuncia de Zelaya a la presidencia, que al parecer era falsa. Después de ese episodio, ningún político quiso hacerse cargo de aclarar de dónde surgió ese documento que Zelaya siempre dijo que no era auténtico.

Lobo afirmó en su discurso de toma de posesión que ejecutará el Acuerdo San José-Tegucigalpa, firmado el 30 de octubre para enfrentar los problemas políticos hondureños, 'el cual marcó el principio del fin de la crisis', al integrar en su gobierno a políticos de todos los partidos y poniendo en marcha una comisión de la verdad para juzgar lo ocurrido antes, durante y después del golpe.

Ese acuerdo habla precisamente de la amnistía que ya se decretó en el Congreso y de crear una comisión de la verdad que investigue los sucesos previos y posteriores al golpe de Estado, y el golpe mismo.

El derrocamiento de Zelaya provocó un aislamiento internacional inmediato de Honduras, que solo se alivió cuando Estados Unidos, que originalmente había dicho que no reconocería las actuaciones del régimen de Micheletti, terminó dando su aval al resultado de las elecciones de noviembre pasado.

La ceremonia de toma de posesión de este miércoles contó con la presencia de solo tres presidentes de otras naciones. En el caso de El Salvador, el representante fue un funcionario de segundo nivel, el viceministro de relaciones exteriores Carlos Castaneda.

Zelaya se había refugiado en la embajada de brasil desde el 21 de septiembre, cuando repentinamente apareció en el edificio en Tegucigalpa, a pesar de que las autoridades supuestamente lo buscaban para procesarlo por 18 delitos. Desde entonces se declaró una guerra entre los golpistas y los partidarios de Zelaya, que se saldó con algunas escaramuzas, algunos muertos y heridos, y el cierre de varios medios de comunicación por orden del régimen de Micheletti, que llegó a cancelar algunas garantías constitucionales.

A finales de septiembre posiblemente Honduras vivió su peor momento, cuando Micheletti prácticamente le declaró la guerra diplomática a Brasil, por alojar a Zelaya, y a otras naciones como España, Argentina, Venezuela y México, acusándolas de favorecer a los opositores al golpe desconociendo su gobierno. Micheletti llegó a advertir que estaba dispuesto a considerar la posibilidad de desconocer la embajada brasileña, lo que abriría las puertas a un allanamiento del edificio para capturar a Zelaya.

Lobo dijo en su discurso que espera que la comunidad internacional comience poco a poco a entenderse de nuevo con su país. El Salvador ha dicho que esperarán a ver la conducta del nuevo gobernante para decidir si se normalizan las relaciones entre ambos países.

Simpatizantes de Manuel Zelaya se aglomeran en el aeropuerto mientras el avión que transporta al derrocado presidente despega rumbo a República Dominicana. Foto AP
Simpatizantes de Manuel Zelaya se aglomeran en el aeropuerto mientras el avión que transporta al derrocado presidente despega rumbo a República Dominicana. Foto AP

 

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