Jimena Aguilar Rodrigo Baires Quezada
Es una especie de sicólogo de perros. Alguien que, con una experiencia de 12 años, ha logrado entenderlos a tal punto que los puede educar. Le gusta entrenarlos, dice, pero disfruta más trabajar con ellos en terapia para niños con discapacidad. De paso, advierte sobre los errores más comunes que los dueños cometen con sus mascotas: uno de ellos es hablarles como si fueran niños.
Por la puerta del café entra un hombre moreno, no muy alto y con algunas libras de más. De su cara caen gotas de sudor y su camiseta blanca, que tiene estampadas cuatro huellas de perro, muestra algunas manchas de tierra. De su cuello cuelga un silbato. Sonríe y anuncia: "Disculpen, me voy a lavar las manos porque vengo de entrenar a un perrito". Da media vuelta y se va al baño.
Cuando regresa, Mario cuenta cómo empezó a entrenar perros, animales que antes no le agradaban mucho. Su pasado incluía el diseño de muebles y el diseño de ropa interior de mujer, oficio que no es tan emocionante como suena. "No era cuestión del otro mundo, jamás nunca vi una modelo que viera cómo quedaba el producto terminado", comenta, entre risas.
Haciendo lo que ama, Mario gana mejor que como diseñador web o diseñador de muebles. Entrena a perros de familias de la clase alta, que según él son quienes mejor tratan a los animales. Aunque deja claro que es más difícil entrenar al dueño que al perro. "Si el perro muerde, el perro no tiene la culpa, es el dueño".
A pesar de que gana más entenando, Mario confiesa que no es lo que más le gusta: prefiere dar terapias con perros a niños discapacitados. Por eso ingresó a la Fundación 4 Patas.
¿Cómo empezó con esto del entrenamiento?
Es una historia bastante larguita. Voy a tratar de resumirla. Mi profesión era diseñador de muebles. Trabajaba en una empresa haciendo eso. Pero cuando uno se casa, los hijos y todo eso, uno aspira a ganar un poco mejor y a tener una mejor calidad de vida. Me fui a trabajar diseñando páginas web. Estuve en ese rollo pero me enfermé y perdí mi trabajo… Siempre me ha gustado la música y he tocado en grupos folclóricos. No tenía trabajo y un amigo me dijo que estaba tocando en los Planes de Renderos.
Y se fue a sacar un par de dólares por allá arriba.
Sí, cabal. Me fui a tocar un par de veces. Un día necesitaba practicar una canción y quedé de reunirme en la escuela de Acansal, porque uno de ellos llevaba a su perro ahí. Yo odiaba los perros, les tenía fobia, no los quería.
¿En serio?
Sí, tengo una mordida de un pastor alemán. (Muestra una cicatriz en su brazo izquierdo). Y ese mismo día me mordió otro en el talón de Aquiles. Esto fue hace como 12 años. Entonces, yo odiaba a los perros. Ese día que llegué a la escuela, el instructor me dice: “Mirá, ¿te gustan los perros?”. Y yo: “No, no me gustan”. Le conté lo de las mordidas y me preguntó si había tenido perros de pequeño. Y sí tuve, pero a mi papá nunca le gustaron los perros. Tuvimos uno y mi papá lo dejó que saliera a la calle, donde lo mató un carro. Entonces, crecí con eso. Y después me muerden, como que se refuerza eso que te han inculcado. Para esto ya le había contado que me había quedado sin trabajo y él me preguntó que si no estaba interesado en aprender. Me dijo: “Intentalo, si no te gusta, por lo menos te quitás el miedo, la fobia a los perros”. Empecé a llegar a la escuela como un hobby. No tenía nada que hacer. En ese afán me eché cuatro años aprendiendo. Había encontrado un trabajo en una maquila, diseñando ropa interior de mujeres, algo que no tenía nada que ver con muebles ni con animales, pero bien o mal, necesitaba trabajar. Y, a las horas del almuerzo, me iba a entrenar perros. Me había empezado a gustar y me terminó fascinando.
¿Tenía su maestro?
Don Inoncencio Paiz, que para mí es el mejor entrenador que hay ahorita en el país. Es una persona súper humilde. Él fue el que me empezó a enseñar, me moldeó en lo que era entrenamiento. Somos muy buenos amigos ahora. Para ese tiempo ya tenía un dálmata, que fue mi escuela. Porque qué chiste tiene ser entrenador de perros y no tener uno para demostrar lo que sabes. Compré un dálmata, una perra, trabajé con ella, me gustó y decidí independizarme. Ahí fue que decidí hacer esto y dejar de lado todo lo que era las computadoras, los muebles, el diseño…
… Y la ropa interior femenina.
Ja, ja, ja, cabal.
¿Se gana bien entrenando perros?
Sí, sí, se gana bien.
¿Y como diseñador de ropa interior femenina?
No. Me quedo con los perros. No te estresas, no te exigen un tiempo de entrega, no tenés a alguien encima que te está diciendo “lo estás haciendo mal”. El perro es tu espejo. Si el perro no te atiende lo que estás haciendo, es como si te dijera: “Esto no funciona conmigo, cambia tu estrategia”. Hay muchos métodos que podés ocupar.
Cuando entrena al perro, ¿entrena al perro y al dueño?
Sí, pero empiezo con el perro. Es más fácil. Y después con el dueño. Lo que pasa es que muchas veces… Nosotros tenemos un concepto, y digo nosotros porque todos los entrenadores manejamos lo mismo: “No hay malos perros, hay malos dueños”.
¿Todo es culpa del dueño?
Siempre, siempre es el dueño. Vos podés tener un pitbull amarrado y encerrado en tu casa. El día que se escapa a la calle, lo primero que hará es morder a una persona. ¿Es culpa del perro? No. La realidad es que el perro no tiene la culpa, es el dueño.
¿No que el dueño es el ser inteligente?
En teoría.
Ja, ja, ja.
Ja, ja, ja. El ser humano es caprichoso y dice: “Yo quiero un perro. Y lo quiero de esta raza porque es la que me gusta”. Y no investigan la raza, el carácter y los padres; simplemente se dejan ir por lo bonito. Y esto pasa hasta en el matrimonio, donde muchas veces nos dejamos porque “aquella me gusta” pero cuando ya estamos casados y conviviendo es otro pisto. ¡Es igual! Todos los perros tienen una función específica para los seres humanos. Hay perros que traen para estar en terapia, otros para ser perros de búsqueda y rescate, otros pueden traer para encontrar explosivos o narcóticos, y otros para ser obedientes o estar en una competencia, porque les gusta la bulla.
¿Cómo se selecciona un cachorro?
Primero, tenés que saber para qué lo querés. ¿Lo querés para que cuide, para que sea un perro de asistencia, para que haga compañía, para que sea un perro de terapia, un perro de pastoreo o es un perro de doble propósito? Todo esto. Primero, te dejás ir por la raza, la tendencia de la raza. Entonces, si querés un perro familiar, uno que esté en la casa.
De estos que se echan cuando uno llega a la casa.
Sí, cabal. Esos que son bien cariñosos. Entonces, la gente dice que buscará un golden retriever, un doberman, un labrador o un rotweiler, porque es el perro que le gusta. O sea, elegir varias razas que te gusten. Tenés que elegir por lo menos cuatro razas para poder escoger.
¿Y tiene que ver con el espacio que tiene? Pregunto esto porque, por ejemplo, un dálmata necesita mucho espacio y si vive en un apartamentito, no funcionará.
Eso es relativo, porque si te gusta hacer ejercicio y salís a correr con el perro todos los días, podés vivir con el perro en un cuarto de cinco metro cuadrados. El perro estará feliz porque botará su energía todos los días. Ahora, el espacio que necesita un rotweiler no es el mismo que necesita un schnauzer enano.
Claro, el rotweiler necesitará más espacio.
No, necesita un espacio bastante pequeño. Y el schnauzer necesita un espacio enorme.
¿Está bromeando?
No, ¿por qué?
Vamos a ver: el rotweiler es grande.
Sí, pero se está guiando por el tamaño y no por el carácter.
¿Un rotweiler necesita poco espacio?
Va´, mirá a un rotweiler adulto. Es un perro tranquilo. Nunca lo vas a ver como un doberman, que toda la vida está viendo qué pasa a su alrededor. El rotweiler siempre esta echadote. En cambio, un schnauzer es un perro que oye a una hormiga, ladra y empieza a correr. Es un perro que con poco se despierta y tiene las baterías cargadas a full siempre. El rotweiler, no. Por eso no sirve para cuidar un lugar grande. El ladrón se le va, no lo va a alcanzar.
¿Todo esto es lo que le enseñan cuando recibe clases para ser entrenador de perros?
No es que te lo enseñen. Realmente tenés que leer bastante.
¿De dónde se aprende la sicología del perro y esas cosas?
De leer y llevar todo eso a la realidad. Eso es lo que yo critico mucho de algunos entrenadores en el país que me dicen: “¿Cuántos perros entrenás?”. Y yo, “12 ó 13 perros diarios”. Y ellos ven tres. Entonces digo, “este pobrecito no sabe nada”. ¡Si vos te fogueás en el campo! ¡Tu mente está trabajando siempre cuando vas con todos los perros! Pero si ves dos o tres perros, decime. Igual, cuando les pregunto qué perros entrenan me dicen que a labradores, golden retriever, pastores alemanes… O sea, trabajan a los más fáciles. Son los más fáciles porque son de los más inteligentes.
¿Y el más inteligente de todos?
El caniche, el french poodle.
¿Y los más tontos?
Los nórdicos: los siberian husky, los chow chow, los akita… lo que pasa es que el bruto que hizo esta teoría de la inteligencia de los perros se basó en el adiestramiento y no en el comportamiento del perro. En eso difiero mucho. El perro tiene tres tipos de memoria: adaptativa, genética y de aprendizaje. La genética es la memoria que han heredado de sus padres. El perro debe estar de dos a tres meses con la perra para poder aprender todo y vos te asegurás de tener un perro equilibrado. Si los separás antes, te encontrás con un montón de cositas que es lo que a uno le toca llegar a solucionar a las casas.
Ahora entiendo... Usted dijo que tuvo un dálmata. ¿Estos perros no son problemáticos?
No. Lo que pasa es que como ya tenía una escuela, lo empezas a educar y vas viendo patrones en ellos que te dicen si algo es cierto o no. Lo mejor para ser un entrenador es que tengás un perro y que convivas con él. Mi ilusión siempre fue tener una manada: dos perros o más. Hoy tengo tres: un labrador, un cocker y un french mezclado con maltés. Dos fueron rescatados. Uno, porque había mordido a nueve personas y lo querían poner a dormir...
¿Nueve personas?
Les dije que me lo dejaran, porque uno de entrenador tiene un ojo para distinguir que un perro está estresado.
¿Eso lo pueden detectar por posturas o expresiones?
Totalmente. Posición corporal del perro, movimiento de orejas, jadeos, pelo...
¿Todo esto lo aprendió en la práctica?
Sí.
¿Qué hacía su maestro, entonces?
Él te enseña cuáles son las órdenes: sit, down, stay, come... Cuando trabajas en competencias de obediencia, lo vas a solucionar así. Si un perro tiene problemas con distancias, ponele correa larga.
¿Una terapia es diferente a un entrenamiento?
Así es. En la terapia para los perros, formas un plan de trabajo, dependiendo de la discapacidad de tu paciente y las metas que establezcas...
¿Son perros que ayudan a atender pacientes?
Correcto. Pero no confundamos el perro de asistencia con el de terapia. El de terapia es el que te ayuda a desarrollar una terapia en beneficio a... Por ejemplo, yo tengo un niño down, de 10 meses. Él no puede ponerse boca arriba o boca abajo por sí mismo. Entonces, yo desarrollo una terapia para que este niño, con ayuda del perro, logre hacer eso.
¿Desde cuándo comenzó ese trabajo con niños?
Tengo seis años de trabajar con terapias. Pero lo habíamos hecho empíricamente. A prueba y error. En Argentina se trabaja mucho tres tipos de modalidades: visita asistida, actividad asistida y terapia asistida. Nosotros habíamos estado haciendo visitas asistidas. Un perro lo entrenas en obediencia, va el niño, lo toca y punto, ahí se murió. Esa era la gran terapia que hacíamos antes. Claro, hoy traemos nuevas ideas, vimos cómo es una terapia realmente.
¿Usted inició la Fundación o ingresó después?
La Fundación ya existía. Hubo un anuncio en el periódico. Cuando yo estudiaba trabajé en Olimpíadas Especiales dos años. Me ha gustado siempre estar en este rollo. Entonces dije: “Bueno, entreno perros, conozco de discapacidades, podemos ayudar”. Me metí y al principio, pues, como decimos, nadie es profeta en su tierra y vas ahí porque hay otro entrenador y hay ciertos roces de “Yo sé más”, ¿me entienden? Pero después me dejaron a cargo a mí solo. Ahora inicié un programa acá en las escuelas, que se llama PAM: Programa Antimordidas. Es un programa en el que le enseñamos a los niños qué tienen que hacer cuando un perro se acerca, cuando un perro está amarrado o cuando ellos están comiendo y un perro se acerca.
¿Qué se hace cuando a uno lo ataca un perro? Cuando un perro empieza a ladrar y se viene encima, ¿qué hace?
Vaya, hay dos cosas. El perro nunca se te va a tirar encima por gusto. Siempre hay un factor, un detonante. Si vos vas y ves que el perro sale corriendo simple y sencillamente lo mejor que podés hacer es quedarte quieto, miras el cielo…
… Oras a Dios...
En ese momento… por eso te digo.
Te protegés la cara, las manos...
Tus manos nunca tienen que estar así (cruza los brazos a la altura del pecho) ni hacia atrás. Siempre tienen que estar a los lados.
¿Por qué?
Si vos hacés esto (cruza los brazos otra vez) para el perro es desconfianza.
¿Cruzar los brazos es desconfianza?
Totalmente, es lenguaje corporal. Si es un perro desequilibrado, loco, agresivo, te puede morder, pero solo va a ser una. Pero si tú estás así (mirándolo a los ojos) se te va a tirar directamente a la cara.
¿A la cara? ¿Por qué a la cara?
Lo retas con tu mirada y se te fue encima. Un ejemplo: si vos vas por la calle tranquilo y alguien se te queda viendo y vos lo ves a los ojos y no le despegás la mirada, ¿qué pensás que el otro te va a decir? ¿Qué vas a hacer tú?
“¿Y que acaso te gusto?”
Correcto. O sea, son reacciones naturales. O “¿Qué te pasa? ¿Qué me ves? “. El perro no te va a preguntar, se te va a ir y te va a morder. Si es un perro equilibrado, va a llegar, te va a oler. Si hay un movimiento tuyo, involuntario, vas a oír un gruñido. Tranquilo. El perro solo te está diciendo: “Estoy oliendo, tranquilo”. Es una advertencia. Si te quedas tranquilo, vas a ver de repente que el perro se va. OK. Seguís tu camino. Cuando caminés podés ir viendo hacia el suelo o hacia arriba, pero jamás volteés a ver al perro otra vez porque ese perro se puede regresar a morderte.
A ver, ¿y si usted va corriendo en la mañana y un perro le sigue?
Quedate quieto y hacé lo mismo.
¿Y estos que sacan solo la cara para morderte en medio de la reja?
Vaya, ¿por qué hace eso un perro? Sencillo. Aparte de cuidar su territorio es un perro estresado, desequilibrado, es un perro territorial. Ahí estás luchando contra un montón de cosas, que lastimosamente el ser humano le ha inculcado al perro: cuidar. ¿Ya?
¿Los salvadoreños son buenos dueños de perros en general o estamos frente a una población de perros maltratados?
Fijate que lastimosamente aquí en nuestro país tenemos perros por tener. Aquí se habla mucho del tipo de capacidad económica que tengás porque si hablas de una persona que tiene dinero cuida mucho a su perro y casi nunca te va a tener un aguacatero, te va a tener un perro de raza.
¿Cuánto puede valer un perro caro?
¿Aquí? Aquí lo más que te piden son 800 o 900 dólares.
¿De qué perro está hablando ahí?
Un shih tzu.
Entonces la gente de dinero sí cuida bien a sus perros.
De repente hay uno que no. Pero la mayoría atiende lo que vos le decís de sus perros. La clase media ahí hay un poco más de aflojo para el perro. Encontrás garrapatas, pulgas, el perro está cagando por todos lados, no recogen la caca en los jardines. El de la clase media-baja, si puede mantener un perro, lo mantiene, pero cuando el perro le da problemas lo tira a la calle: “Andá a joder al vecino”. Ahí es a donde empezamos con los problemas del perro callejero. El de clase baja difícilmente va a cuidar un perro. Yo digo que el 50% cuida a los perros. El otro 50 tiene que ver mucho el factor económico para cuidar a un perro.
En estas casas de gente con dinero, ¿ha visto alguna rareza de cómo traten a un perro?
El problema es que el humano tiende a humanizar al perro. El perro tiene que ser un perro y ser un animal, vivir como animal. Un ejemplo: “Mire, fíjese que cuando yo me voy el perro se orina y se caga en mi cama”. ¡Claro! Lo has tratado como un humano y el perro sabe que ese es tu territorio y dice: aquí estuvo mi dueño, yo se lo cuido y ahora es mío.
¿No es bueno que duerman en la cama o que estén con uno todo el tiempo?
Hay una línea entre lo que es querer a un perro y humanizar a un perro. Humanizar a un perro es: duerme, come en la mesa con vos... como alguien que conozco.
¡En la mesa!
Sí. El perro se sienta.
¿Y le ponen la comida?
No. Está ahí y de repente: ¿Querés? ¡pum! Y el hijueputa se lo harta. No voy a decir nombres ni nada, pero lo hacen.
Yo conozco un par así también.
Llegará un momento en que querés irte de vacaciones, salir un día de noche… está tan apegado a vos que el hijueputa no te va a dejar: va a llorar, se va a deprimir y hasta se puede terminar muriendo. ¿Quién es al final el perjudicado? El perro.
¿Qué cosas están permitidas?
Acariciarlo, lo que querrás, chinearlo, pero no excesivamente. No le hablés al perro como a un niño. Yo lo hago a veces, pero me cae el 20. No se puede. ¿Que duerma en tu cama? No. En el perro existen jerarquías y trabaja en base a una pirámide. Y cuando el perro llega a tu casa es la base. De vos depende que lo dejés escalar, hasta que llegue a la cúspide.
¿No siempre ven al jefe de la familia como al macho alfa y ellos se ven como el macho alfa?
No. El perro desde que llega ve y dice: quiero ver quiénes son los más blanditos de la familia: los niños, la empleada, a estos me los bailo, ¡pum! Después llega donde la jefa de la familia y dice: aquí encontré un huesito duro. Ve que es más faldera, “ya la hice, entonces me voy directo al jefe”. Se va. Y de repente te agarra el pantalón: te está probando y está viendo qué tanto lo castigás.
¿Es malo pegarles?
Sí. Debe tenerte respeto, no miedo.
Pero de vez en cuando el más bravo pega mordidas.
Mordida, no golpe.
¿Y qué, debo morderlo?
No. Los instintos del perro son heredados del lobo. Los castigos del perro son los castigos de la madre. Lo podés colgar de acá (cuello). Porque su memoria va a empezar tu, tu, tu y se va a acordar cuando la mamá lo colgaba. Si es un perro adulto, simple y sencillamente lo agarrás del cuello, con tus dedos. Y lo tenés, por más que luche, y le estás diciendo ¡No, no!, míralo a los ojos y demostrale tu enojo.
¿No importa la edad del perro?
Ni el tamaño.
Un tío mío, lo que hizo una vez para que no se orinara fue restregarle la cara en el pipí.
Funciona, pero es como denigrar al perro.
¿Y lo de papel periódico enrollado?
Bien sencillo: si es un perro grande, quiero que cuide, y le enseñaste que le tenga miedo al periódico. ¿Qué pasa si un ladrón se echó el rollo, y llega? ¿Creés que se acercará?
¿Un top 3 de extravagancias?
Que los vistan y les pongan hasta zapatos. Lo vi con una clienta mexicana que tenía. Otra: perros a los que les ponen cantidades de frutas de comida.
¿Y no les da churria?
No. Lo único que es prohibido para un perro es la papa, la cebolla y la uva.
¿El chocolate no?
No. Ahí son dulces no son frutas.
Papa, cebolla y uva. ¿Por qué?
La papa se les pega en el intestino y puede ocasionar problemas digestivos. La cebolla igual y les da problemas de ácido úrico o algo así. Y la uva es por el dulce. La azúcar. Tengo una clienta que le da zanahoria. Otra que compraba pizza: la mitad para el perro y la mitad para ella. Pero esto, más que todo, pasa con gente gringa. Ellos suelen ser extravagantes con sus perros.
¿Cuál diría que es la raza que se identifica con El Salvador? ¿El aguacatero?
El aguacatero es un perro que te regalan.
¿Hay en todas partes?
Sí, con sus diferencias. En Suramérica el aguacatero que encontrás, la mayoría, es un perro enorme. Tremendas vacas. Aquí no. Aquí ves un perro mediano. Pero es que muchas veces el salvadoreño se deja llevar por las modas: el labrador…
¿Es cierto que el aguacatero es más resistente y más inteligente que los de raza?
Cuando hablás de inteligencia volvemos a lo que les dije: más adaptativo. Te voy a contar una historia: yo conozco a Jaime Parejo, que es el que creó el método Argon, que es perros de búsquedea y rescate que se ocupa aquí en el país. Encontraron al perro aguacatero más o menos bien: marcaba y todo y bueno y se lo llevaron a certificarlo y de repente se vino una llovizna y al perro lo mandaron a buscar y cuando el perro vio que estaba lloviendo se fue, buscó a alguien que estaba con sombrilla y se quedó sentado a la par. Pasó la lluvia y siguió buscando. Un perro así no sirve, porque el cliente se te va a morir. El perro dijo: “¡Mangos, yo busco mi beneficio!”
¿Y es cierto eso de que el perro es el mejor amigo del hombre, no los gatos ni los pajaritos?
Mirá: hasta cierto punto, sí, porque aunque hay un animalito por ahí que se le está poniendo al brinco al perro... las ratas están funcionando muy bien para control de explosivos. El perro te funciona mucho porque es un animal que le han encontrado un montón de virtudes. Pero hay un animalito que se está poniendo las pilas que es el cerdo vietnamita. Lo están adaptando mucho al ser humano, es uno que te está ayudando ya, en Estados Unidos ya hay algunas aduanas en las que te busca drogas, alimentos, explosivos.
¿Y el gato?
Del gato hay poca literatura, pero el problema es que es un animal que no es doméstico, o más bien que no se dejó domesticar pero está domesticado, ¿me explico? Nadie domesticó un gato, pero el gato es sinvergüenza y él por su conveniencia está contigo.
Dicen que uno adopta a un perro, pero que es el gato el que adopta a un dueño.
Totalmente. Yo pienso eso.
¿Y ha trabajado con otros animales, como caballos?
Conozco muy poco de caballos, sé algo. Lo que pasa es que ya me adapté a este animal y empezar otra vez... y con los perros ya siento que voy un poco avanzado y mejor me quedo con ellos.
¿Y el hombre es el mejor amigo del perro?
Si vos tenés un buen vínculo con un perro, lo vas a llegar a querer, pero si tenés... aquí hay que diferenciar mucho el tener una mascota o tener un amigo. Hay muchas experiencias que te digo que a uno lo sorprenden y aparte de que te puede hasta ayudar en un problema grave y vos decís luego: no le conocía este punto a este.
Hay un caso que a un señor le dio un ataque al corazón y el perro le ayudó.
No vayás muy lejos: para el primer terremoto de 2001, mi esposa andaba paseando el perro, se llamaba Linda mi perra. Mi mujer me contó que se había puesto inquieta: no hay que perderle la vista, porque nos está diciendo algo. Yo dormía cerca de la puerta con mi esposa y mi perra a la par. 10 minutos antes de cada réplica mi perro se levantaba y con la cara te pegaba en la frente y al ratito el samaquión. Con mi otra perra, esta que tengo ahorita, ella siempre fue una perra loca, increíblemente loca. A mi otro hijo, al grande, le regalaron un trompo eléctrico, de los que dan luces, entonces ella cuando vio las luces lo quiso agarrar y se golpeó el hocico y se quedó chiviada. Mi hijo, el pequeñito, gateó. Cuando él estiró la mano, la perra se tiró y le agarró la mano y se la hizo para atrás. Mi hijo al ver que la perra no le dejaba tocar, se abalanzó y la perra fue y se le puso enfrente, entre el trompo y el niño, no lo dejó pasar. Desde esa vez la perra se ganó el cariño de nosotros.
Hay razas más listas y otras más tontas. ¿Cuál es la raza más amigable?
Cualquier raza que no esté dentro de guarda y protección pueden ser muy amigables. Cuando son razas de guarda y protección acordate que el instinto es ser desconfiado: doberman, rotweiler, pitbull, boxer, bull terrier, pastor alemán... De repente te salen falderos, pero son excepciones, pero la tendencia es que no. Hay razas muy quisquillosas, muy neuróticos: los cocker.
¿Es cierto que los chiquitos son los más locos y más histéricos?
Pero porque el dueño lo hace así: porque “¡ay, pobrecito!” y sólo así lo andás (Mario hace como que está chineando a un perrito). ¡Puta! El animal se siente sobreprotegido, si luego alguien te quiere tocar lo defiende a capa y espada porque “mi dueño sólo es para mí”.
¿El perro se parece al dueño?
Algunas veces sí. Yo conozco a algunos que tienen bull dogs inglés y son igualitos. Muchas veces dicen, esto no lo sé yo: muchas veces dicen que uno busca el espejo de uno.
¿Usted podría recomendar razas de perros según la necesidad?
No, no. No lo hago nunca porque esto es una lotería también, porque vos para decirle a alguien: “haga eso”, tenés que conocer sicológicamente muy bien a la persona, porque no le vas a dar a un perro chiguagua a un neurótico, ¡puta! Los dos terminan en el siquiátrico...
Al presidente Funes, ¿qué le recomendaría comprar?
Mirá, Saca tenía un labrador y lo supe porque alguien muy cercano me lo dijo. Sé que Funes tiene un perro pequeño, algo así como un magané, los que aquí en el vulgar salvadoreño les decimos maltés, y que nada que ver con maltés. Pero mirá, no sé, a Cristiani le gustaban los gran daneses.
Ja, ja, ja... se parecen a él, por la arrogancia.
Sí, totalmente. Entonces, un labrador funciona mucho, él tiene niño pequeño, un golden sería bueno, los golden son buenos perros.
Quiero hablar de mitos. ¿Los perros odian a los gatos?
No siempre, porque yo conozco muchos perros... de hecho, el cocker que tengo la etapa de destrucción la empezó cuando se perdió el gato. Fue una frustración que tuvo.
¿Se puede hacer que los gatos y los perros se lleven bien?
Primero, tu perro no puede tener instinto de presa, si tiene instinto de presa, imposible.
No lo sé.
Si llevás al gato pequeño y empezás a jugar con el perro, a mostrárselo y llevar un balance entre cariño y disciplina, lo podés llevar. Pero si te inclinás más por el gato, tu perro se puede vengar y matar a tu gato, y eso es muy real.
¿Hay que multiplicar por siete la edad de un perro para tener el equivalente humano?
Sí, pero eso pasa más que todo después del año.
¿Y los perros se jubilan?
Un perro que trabaja se jubila. Normalmente un perro de narcótico cuando empieza a fallar lo jubilan.
¿Y es cierto que les dan droga a los perros que trabajan en narcóticos?
No, no que yo sepa, eso es un mito.
¿Y entonces como se entrenan para...?
... No, no, no, lo que pasa es que cuando pasa esto, el perro de explosivos y de narcóticos buscan un juguete, se entrenan a base de juguetes. No así el de búsqueda de personas, pero ellos se afanan por buscar un juguete, cuando al perro lo has hecho loco por el juguete, vos empezás a jugar con olores, olores sintéticos, entonces empezás, primero con una toalla, a mezclar el olor, y el perro empieza a buscar la toalla porque el perro sabe que cuando encuentre la toalla tú le das el juguete. Si has tenido la curiosidad de estar en una aduana y ves que al final del día al perro de narcóticos le esconden algo por ahí, lo encuentra y le dan la pelota, es para no frustrarlo.
¿Qué pensás de la gente de PETA, estos que tiran sangre a la gente que lleva abrigos de piel de animales?
El perro es un buen sustituto de muchas cosas para el ser humano, yo conozco mucha gente que no puede tener hijos y tiene perros y en él desahogan el cariño que tienen. Un perro es lo mejor que puede haber y que un humano puede tener. Una esclavitud es que tengás a un perro encerrado en un cuadrito y que ahí lo tengás. ¿Para qué vas a tener un perro si no le das una finalidad? No tengás nada.
Un compañero tenía una pitbull y él decía que era imposible tenerla, al final la mandaron a la playa. ¿Era salvable esa perrita que se comía todo y la tenían en un patio encadenada?
Desde que el perro llega a tu casa, lo primero que tiene que existir son reglas.
En esa casa no hay reglas.
Yo tengo un concepto y yo digo: a un perro no es necesario entrenarlo, es educarlo, pero lastimosamente aquí los dueños no pueden educar a los perros, entonces tienen que recurrir al entrenamiento, hacer a un perro robot. Mi perro no está entrenado, ella no tiene obediencia, pero entiende un no. Si todo ser humano, y no digo salvadoreño, sino ser humano, pudieran educar a los perros, no existiéramos los entrenadores ni los perros callejeros, pero no lo hacen.
Pero hay perros que desbordan energía.
Simple y sencillamente reglas y ejercicio.
¿Y si no te hace caso cuando le decís eso?
El perro te hace caso. Vos llegás media hora al día, yo lo máximo que doy son cinco clases a la semana para un perro, dos horas y media a la semana y el perro me hace caso. Y el perro vive con los dueños, no digamos 24 horas y no les hace caso, ¡es imposible! No tienen el carácter para educar a un perro.
¿Hay mucha competencia en esta profesión acá en El Salvador?
Entrenadores en el país, así, exagerando, habremos unos 12 o 15.
¿Y usted hace eso de las competencias donde van corriendo los perros?
Sí, sí, yo trabajo agility.
¿Ya ha ganado?
Sí, sí, claro. No he ido a internacionales, porque con el perro que tengo no me lo quieren prestar para salir del país, por eso estoy entrenando a mi propia perra para poder irme fuera.
¿Los se dan cuenta de que ganan?
Sí, sí, totalmente... es una alegría. Vos ves el orgullo del perro. Mirá, es comprobado, este labrador, yo lo llevo a la cancha y él es un huevón trabajando, no te hace nada, las pistas las hace caminando, y se te queda viendo todavía, saltan y te ven, pasan los túneles y... lo llevás a una competencia y empiezo a oír aplausos, vieras cómo cambia.
Hay gente a la que le parece antiético formar nuevas razas de perros... Dogo argentino...
Ese no es nuevo, tiene sus añitos.
El tea cup dog... enanito.
No estoy claro cuáles son las razas más nuevas, siempre y cuando lo hagás de la forma natural está bien. Ese es mi punto de vista. Pero si lo hacés genéticamente estás jugando mucho a ser dios.
Pero hay perros a los que le cortan la cola, orejas...
Estamos hablando de mutilación. Mira, es que esto empezó porque a algunas razas los hacía verse más fieros, enojados, hoy está prohibido.
¿Acá?
En todas partes. Puedes entrar a concursos de belleza y todo y antes no. Antes estas asociaciones, la KC, la FCI, te regían, te decían que el perro debía llevar cola corta, orejas recortadas.
¿No es que se prohíba?
Ya no, antes sí. Ni antes, hoy te lo dejan a tu libertad.
¿No es prohibido cortarle las orejas?
Aquí no, en Europa ya está prohibido. Francia no lo hace, Alemania creo que no lo hace.
¿Y hay peleas de perros ilegales aquí?
Algunos lugares, sí sé, si te vas por ahí por el canal 6 vas a ver gente paseando a sus pitbull, ja, y no es coincidencia que anden por ahí, ¿Qué tan controlado está? No lo sé y no sé si hay control tampoco.
¿No le indigna?
No es bueno... yo en lo particular que me diga: yo quiero que mi perro sea bravo, no te lo entreno. Es que el perro te va a defender aunque sea el más manso del mundo. Porque te quiere. Si alguien te dice y te topás a diario con eso: yo quiero un perro agresivo. ¿Para qué? Si te puede hartar a vos mismo.
¿Ya ha visto el programa "El encantador de perros"?
Sí, lo veo a menudo.
En internet estaba viendo unas críticas al encantador de perros, dicen que sus técnicas son viejas y anticuadas.
Eso lo ha dicho mucha gente de España y Argentina. Lo querían sacar, no querían que saliera el programa. Hay muchas cosas que son muy buenas de él, pero otras no. Por ejemplo, él ocupa mucho collar de púas, eso ya no se ocupa. Yo no lo ocupo.
¿Con usted antes era dejar el perro en Acansal y yo lo llegaba a traer educadito?
Si, algo así era. Pero es que nosotros somos cómodos, el salvadoreño es cómodo, hice esto, pero las cinco clases después que le entregué el perro son gratis, pero jamás di más de tres, ja, ja, ¿me entendés…? Es buen negocio cobrar 200 dólares por perro en el mes, tenés cinco perros y ya la hiciste. Mil dólares bien al suave en tu casa, no salís, entrenás a los perros y ya. Pero si pensás un poco en el perro, puta, decís, pobrecito el animal. Lo que hago entonces es, llego a domicilio, agarro al dueño en el momento, lo hago trabajar aunque no le guste.
¿Y qué dice su familia de su trabajo? Digo, no es lo mismo ser diseñador, que entrenador de perros.
Al principio, cuando le dije a mi familia: "Me voy a dedicar a entrenar perros" casi me dan la espalda, casi que ni te conocemos.
¿Y sus hijos?
No, ellos están chiquitos, 7 y 2 años. Mi esposa no me dijo ni sí ni no, "ahi ve vos", me dijo. Mi papá me dijo: "Te vas a morir de hambre". Así también me dijo cuando le dije que iba a estudiar música. Yo quería ir al Cenar, pero me la quitaron, son frustraciones que tengo.
¿Qué instrumentos tocaba?
Guitarra, instrumentos folclóricos bolivianos, charango, guitarra... En mi casa me decían, no, no, no, no. No damos ni cinco por ese, créeme que fue frustrante luchar contra la marea. Yo cuando me fijo una meta la hago. Cuando decidí independizarme ya trabajaba con perros, solo los sábados, tenías solo cinco clientes, salí a las 12 de trabajar y de 12 a 5 a entrenar perros. Cuando digo, no, voy con todo, hablé con los cinco clientes y les dije: "Miren, necesito que por lo un mes me den más clases, al menos cuatro clases a la semana". Esta gente me apoyó, me dijeron que sí.
¿Nunca llegó el momento en que pasó de cinco clientes a tener solo dos?
Claro, claro, cuando vine de Argentina, eso pasó. Perdí todos mis clientes, agosto, octubre, noviembre, las vi de cuadritos, ahorita estoy pagando deudas de esos cuatro meses.
¿Y ahorita cómo va?
Veo un promedio de nueve perros diarios. A veces 10 o 12.
¿Y todos a domicilio?
Todos a domicilio, no trabajo ninguno en mi casa. Y solo los miércoles trabajo con perros problemáticos allá en la escuela, donde trabajo agility y perros de sociabilidad.
¿"Agility"?
Agility es saltar, pasar túneles y eso, así se llama el deporte. Pero sí te digo: fue desastroso. Pero cuando vieron que después vas subiendo, metés a tu hijo en un buen colegio, ayudás a tu familia y tenés tus comodidades, como que ya cambian las expectativas de todo mundo, ya te ven diferente.
Pero a tus hijos les encanta.
Sí, para mi hijo, el más grande...
Debe de ser su héroe...
Sí, totalmente, él sigue mis pasos, a él le encanta, los sábados no se me desprende, me acompaña a dar clases y todo... lo trato de meter a las competencias y, de hecho, cuando participo en las competencias, es él quien va a recibir los premios de los perros, no voy yo. Quiero inculcarles esto. A mi simplemente me gusta ayudar y quiero que mis hijos sigan mis pasos, no necesariamente como entrenadores, pero sí inculcarles la ayuda a los demás.
¿Su padre sigue ahí?
Sí.
¿Su padre, quien odiaba a los perros?
Sí.
¿Todavía los odia?
Él es de verlos de lejitos. Yo lo jodo porque le llevo los perros a la casa, ja, ja, ja... pero siempre llevo una jaula y cuando ya se ponen hostigosos los meto a la jaula, pero él ya hoy los acepta.
¿Y qué le respondió cuando le dijo: "Mirá, papá, voy a trabajar con perros"?
Él me dijo: "Pensalo, si vos creés que es tu futuro, es cosa tuya, pero pensalo".
De aquí a cinco años, ¿qué se ve haciendo?
Mirá, mi idea es tener un lugar donde pueda convivir con la naturaleza, entrenar perros o tener un lugar donde los perros puedan estar. Pero más que todo, que la gente que llegue ahí sea gente que sus perros traten de ayudar a los demás. No me gusta mucho la obediencia, creeme, lo hago porque ni modo, hay que hacerlo, pero me gusta más estar con los perros que desempeñan un papel para algo.
¿Cuánto tiempo tiene haciendo esto?
Ocho años. Tengo ocho años aparte de los cuatro que me eché aprendiendo.
¿Y cuánto tiempo se ve haciendo esto?
No, hasta que dé.
Digo, porque debe de ser un poquito cansado.
Fijate que sí, es cansado, pero cuando te gustan las cosas es como aquel al que le enculan las computadoras. A mí me gustan las computadoras, pero ya la dejé, era una droga que tenía, pero ya no, tengo otra ahora. Mi dios era la computadora, porque yo diseñaba en mi computadora y no tenía otra cosa que hacer más que estar frente al monitor toda la vida...
¿Y cómo llegó a diseñar muebles?
Lo que pasa es que yo trabajé en Olins, a donde entré como operario, porque yo saqué un técnico en computadora y sabía programar Basic, Pascal, Visual, Fox...
Esos son los lenguajes que me enseñaron en los 90s.
Sí, cabal, son lenguajes antiguos. Bueno, estudié en el ITCA y un amigo me dijo que había un chance en esa empresa, en una máquina increíble y entré y estuve ahí un año y lo único que hacía era diseñar puertas, pasarlas por autocad y empecé a innovar. Comencé a ver cosas que no me gustaban y daba muchas sugerencias en el diseño. Entonces el dueño me dijo: "Mirá, Mario, te vamos a poner a este diseñador y vas a aprender con él". Así empecé a aprender a diseñar muebles. Después me pusieron a un diseñador alemán con quien después me fui a trabajar y yo empecé a enseñar a las que supuestamente eran arquitectas de diseño yo les daba clases. Después me perfeccioné en este programa, y, claro, hacías tu trabajo, pero no había remuneración.
Entonces se metió al diseño web.
Te metían costos, te metían mantenimiento de computadoras... ¡puta, era el hagotodo! Y nada de plata. Entonces fue cuando yo dije... ahí me fui.
¿Y eso del diseño de ropa interior de mujeres cómo es? ¿En qué te inspirabas?
No, no, es que ahí ya te daban el diseño, y entonces vos solo lo desarrollabas. Te decían: "Mire, queremos esto y estas medidas". Y te decían, por ejemplo, "un zigzag", que así se le dice al hilo dental. Entonces ya vos solo ibas, dabas medidas y las tallas y eso era todo. No era cuestión del otro mundo, jamás nunca vi una modelo que viera cómo quedaba el producto terminado, ja, ja, ja...