Opinión /

Otra visión de la coyuntura económica


Lunes, 1 de marzo de 2010
Mauricio Silva

Este artículo surge de la necesidad de complementar, matizar y/o criticar los principales análisis de coyuntura económica y las noticias económicas que recientemente se han publicado en el país, así como de presentar varias recomendaciones de políticas nacionales.En ellas se hace énfasis en que estamos en una crisis economica, pero es necesario recordar que la disminución de la actividad económica es un fenómeno que comenzó hace dos años.  Se señala que ya la actividad económica y el comercio internacional empiezan a mejorar, ello es cierto, pero creo que en nuestro país la crisis continuará por lo menos por el resto del año.

Según los análisis publicados, sobre todo el de Fusades, la clave para mejorar la economía está en la recuperación de la inversión privada, ello es condición necesaria pero no suficiente; tan o más importante para nuestro país son las remesas que constituyen el 18% del PIB, y muy poco estamos haciendo para recuperarlas. También es necesario estudiar con mayor detalle cuan beneficioso para el país es la inversión privada actual ya que esta no es tan estable y produce un flujo comercial negativo, clave en esto es el papel que han jugado nuestros empresarios.

La confianza empresarial se mantiene baja siendo la delincuencia e inseguridad los factores que más afectaron el clima de inversión. Coincido en la importancia de este factor y la necesidad de hacer la prevención y lucha contra la violencia una de nuestras principales prioridades, lo que debe ser una responsabilidad de todos. Por último, están las finanzas públicas y nuestro déficit fiscal; estas han sido desde hace muchos años deficitarias, pero desde el 2008 su situación se agravó; lo que no se enfatiza es que la solución de largo plazo para ello conlleva necesariamente un aumento de los impuestos y que sin el reciente ajuste fiscal, nuestras finanzas públicas estarían aun en peores condiciones.

Lo que el país produce, medido en nuestro producto interno bruto (PIB), cayó en el 2008 y 2009 después de un periodo sostenido de crecimiento. Las razones principales para ello están íntimamente ligadas a la recesión de los EEUU donde se concentra el 50% de nuestras exportaciones, de donde viene el 84% de las remesas y el 57% de nuestra inversión extranjera. Esto hace que la correlación de los ciclos económicos en E.U.A. y El Salvador sea muy alta, el 76%. Para efectos de nuestras políticas esto, y el dinamismo de las economías de Asia, hace pensar en la necesidad de políticas de diversificación hacia ese continente, aunque sus efectos los veamos solo en el mediano y largo plazo.

La crisis afectó a la región centroamericana por igual, aunque con variaciones entre los países. En todos los países de la región hubo desaceleración en la tasa de crecimiento económico, caída en los ingresos tributarios, reducción de las exportaciones y las remesas, aumento del desempleo formal e incremento en la pobreza. A pesar del impacto de la crisis, la capacidad de enfrentarla fue mayor que la de otras regiones. La contracción de las exportaciones e importaciones fue la menor de América Latina; la contracción en la formación de capital y del crecimiento económico también fue la menor, excepto por los países del Mercosur dados los precios del petróleo.

El otro factor clave en nuestra economía y su crisis son las remesas. Las remesas son una quinta parte de lo que el país “produce”, nuestra mayor fuente de divisas y factor clave en la disminución de la pobreza, ya que la mayoría de ellas van directamente a las familias pobres. Esas remesas vienen de los hermanos lejanos, y una gran mayoría de ellas de los EEUU y Europa, países que están sufriendo peores crisis que la nuestra y donde los latinos han sufrido por encima de la media. El desempleo hispano en EEUU es de un 13%, encima del promedio del 10%. Hay opiniones variadas de cuándo volverá a crecer el empleo en los EEUU, pero probablemente se llevara el resto de este año, y nuestra economía tiene dos trimestres de rezago con respecto a la norteamericana. Es importante en este punto diferenciar entre el crecimiento de la economía de E.U.A. en general y el empleo, ya que este último es el que afecta más a nuestros compatriotas y por tanto, a las remesas; y el empleo está probando ser más difícil de levantar que la economía en general en EEUU. Se da aquí otro punto clave de políticas públicas a enfatizar, el apoyo de nuestro país hacia los inmigrantes, apoyo que debe ser en muchas áreas, especialmente debe ser tema al más alto nivel político como en la próxima visita del Presidente Funes al Presidente Obama, las cumbres hemisféricas  y las gestiones de Cancillería para apoyar a los hermanos lejanos en las áreas jurídicas y de derechos humanos.

Elemento muy importante en la recuperación del crecimiento económico y la lucha contra la pobreza es el dinamizar la economía agrícola como señalé en un artículo anterior mío en El Faro, por ser fuente de trabajo, y productor de los principales insumos de la dieta alimentaria de los pobres, especialmente los rurales. Ese sector ha sufrido por algunos de los efectos ya señaladas de la crisis internacional, pero también por los cambios climatológicos (Ida, Niño, cambio climático mundial). Este factor, y la caída de las remesas, han sido claves en el incremento de los hogares que viven en pobreza, lo que se había logrado disminuir desde el 2000, tendencia que se empieza a revertir en el 2007. Por ello es necesario reforzar las políticas del estado en el sector agrícola así como continuar reforzando los programas de comunidades solidarias, o subsidios focalizados y condicionados, que maneja el FISDL.

Factor clave en nuestra crisis ha sido el papel del sector privado. Este se ha presentado como una de las víctimas de la crisis, ello es innegable; nuestra empresa privada ha sido golpeada desde el inicio de la crisis, la demanda para nuestros productos bajo con la recesión en otros países. El aumento de la violencia pone un alto costo en la producción, hace perder competitividad y genera inestabilidad, la cual se incrementó con las pasadas elecciones con el miedo al cambio que el empresariado salvadoreño sintió.

La confianza de los empresarios empieza a mejorar, pero se mantiene baja. Como mencione anteriormente, todos debemos ayudar a disminuir ese clima desfavorable para la inversión, pero el actor principal en ello debe ser la misma empresa privada. La banca del país mantiene un alto grado de liquidez, siendo una de las razones importantes que ellos mencionan como causa de esa liquidez, la falta de demanda por parte de los empresarios de financiamiento para buenos proyectos. La banca se internacionalizó el 2008, ello llevo a que cambiaran los criterios de selección de los proyectos que financiarían, aplicando los mismos criterios que ocupan en otros países, forzando así a nuestra empresa privada a ser más competitiva, desafío al cual todavía no han podido responder según los últimos datos de la banca y de Fusades. Diferente es la situación de la micro y pequeña empresa del país que si ha demostrado mayor capacidad para adaptarse a la crisis.

Esta baja competitividad y eficiencia, así como la poca creatividad de nuestra empresa privada, se ratifica en un documento del Banco Mundial, titulado Diversification, Innovation, and Imitation of the Global Technological Frontier, en el que afirma que no somos dinámicos con respecto a la identificación de nuevos productos, siendo de hecho los penúltimos en el grupo de países comparables en cuanto a desempeño de descubrimientos. Otro estudio para nuestro país, A Pro-Market Agenda for El Salvador, escrito por Eduardo Engel y publicado por la prestigiosa universidad de Yale, señala que “los dirigentes que están a favor de las reformas de mercado creen que toda política que es buena para las empresas debe también ser buena para el país. Pero no es así.” Ese estudio, en los antecedentes  de Hausmann y Rodrik, llega a la conclusión de que “El Salvador no puede crecer produciendo más de lo mismo, tendrá que crecer mediante el desarrollo de industrias nuevas y no tradicionales. Se necesitará un volumen significativo de inversión privada para transformar la estructura productiva del país…Los empresarios tienen que hacer inversiones en nuevas actividades en que la rentabilidad es inherentemente incierta y depende de las inversiones complementarias de otras entidades del sector público y privado. El bajo nivel de inversiones… es a la vez causa y síntoma de la problemática que enfrenta El Salvador.”

No podemos reactivar la economía y ampliar nuestros mercados pensando principalmente en el consumo, sin creatividad, sin inversión y sacrificio de parte del sector empresarial, sin que este sector acepte que debe ser parte de un proyecto de nación y por tanto, pagar impuestos que permitan financiar aquellos elementos de inversión pública que son necesarios para que todos progresemos, para complementar las inversiones privadas, para asegurar mano de obra calificada y empleos estables. Nuestra deuda pública ya roza al 50% del PIB, por lo que debemos financiar significativamente más nuestros gastos con recursos propios.


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