El ex presidente Antonio Saca sostuvo este jueves una reunión con la cúpula de la agrupación política Gana, formada por disidentes de Arena, en lo que constituyó una especie de reencuentro público, después de que unos y otros dejaran el partido que les vio crecer.
El ex mandatario fue recibido con aplausos y vítores por un comité de bienvenida que incluía a los líderes del movimiento; entre ellos los diputados Guillermo Gallegos y Mario Tenorio, y el alcalde de Ahuachapán, Rafael Morán. Desde cuando 12 legisladores areneros se rebelaron ante la dirección de su partido en octubre de 2009, la cúpula de Arena sospechó que el ex presidente de ese partido, Antonio Saca, estaba detrás del motín. En cuestión de un mes, Arena terminó expulsando a Saca acusándolo de haber conspirado para propiciar la fractura del partido, que dio origen al nacimiento de Gana.
Al salir de la reunión, Saca se limitó a comentar que había sido invitado para conversar sobre temas de realidad nacional y negó que esta visita selle su ingreso a la agrupación política a la que muchos aseguran que ya él pertenece desde la sombra. Sin embargo, contrario a otras ocasiones, este día el ex presidente negó estar retirado de la política y, por el contrario, dijo estar “activo”. Según Saca uno de los temas que abordaron en la reunión es la dispersión de la derecha política.
En las últimas dos semanas, el ex mandatario ha sostenido reuniones con las fracciones legislativas de PCN y PDC, cuidándose de anunciarlas con tiempo suficiente para entrar en las agendas de los medios y de hacerlo en un lugar en el que se garantiza público: la Asamblea Legislativa. Saca ya fue artífice de un intento de gran alianza de derecha durante las elecciones presidenciales pasadas, cuando buscó que en los comicios del 15 de marzo todos apoyaran a su candidato presidencial, Rodrigo Ávila. Al final, tanto PDC como PCN terminaron retirando a sus candidatos y los tres partidos terminaron haciendo, cuando menos, una alianza mediática contra el FMLN.
Desde cuando inició el movimiento disidente, tanto periodistas como políticos vieron detrás las manos de Saca. Una razón fundamental fue que la docena de diputados que se rebelaron tenían tinte saquista: prácticamente todos cobraron relevancia en el partido a la sombra de la presidencia de Saca en el partido. Algunos fueron candidatos a alcaldes promovidos por Saca, como el diputado Rodrigo Samayoa y el legislador Miguel Ahues. Guillermo Gallegos, que fue jefe de bancada arenero y una de las cabezas de la disidencia, estuvo unos meses en el Consejo Ejecutivo Nacional (Coena) de Arena también bajo la presidencia de Saca.
La Gran Alianza Nacional también terminó nombrando como presidente del movimiento a Andrés Rovira, quien según los mismos ganistas explicaron, no tuvo nada que ver con el nacimiento del movimiento. Extrañamente, lo escogieron para el cargo cumbre de Gana y, coincidentemente, Rovira es socio de Saca en el consorcio radial que manejan.
En Arena no se han reservado suspicacias y públicamente han dicho que el dinero que Gana está invirtiendo en propaganda y en organizarse en todo el país, es de dudosa procedencia y sospechan que algo de esos fondos podría originarse en los más de 200 millones de dólares que la presidencia de Saca consiguió canalizar para una partida de gastos imprevistos. El ex presidente ya apareció públicamente negando cualquier irregularidad, y como prueba de descargo dio una conferencia de prensa en la que el presidente de la Corte de Cuentas, Hernán Contreras, dijo que las auditorías revelaban que todo estaba en regla.
Si el ex mandatario consiguiera articular a estas tres bancadas, conseguiría crear un instrumento político que además de ser el segundo más numeroso de la composición legislativa -29 diputados- sería imprescindible para obtener mayoría calificada (que implica la suma de 56 votos, necesarios para aprobar modificaciones a la Constitución, nombramiento de funcionarios de segundo grado y préstamos internacionales). Pero además dejaría un escenario complicado para los dos partidos mayoritarios “grandes”: sin el concurso de esta mega fracción de derecha, la única opción para hacer mayoría simple (43 votos, con los que se aprueban la mayoría de leyes), sería combinar los 35 votos del FMLN y los 18 de Arena. Si los dos partidos más antagónicos del sistema de partidos salvadoreño no llegaran a un acuerdo, nada podría aprobarse en la Asamblea Legislativa sin el visto bueno de esta hipotética fracción legislativa de derecha; y quien sea que represente a esta coalición, se convertiría de inmediato en un personero insoslayable para el gobierno.
Saca, no obstante, aseguró que no tiene en este momento intención de hacer política partidaria, aunque admitió que en esta ronda de consultas por estos tres partido, se ha sentido muy cómodo con la acogida que le dieron.
