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'No puede ser el liderazgo de Arena un ex presidente de hace 20 años'

Percibe la coyuntura política salvadoreña con muy poco dramatismo: cree que Arena y FMLN tienen fuerza y salud para rato, que son marcas vivas en el ideario de los votantes. Aunque advierte al ex partido de gobierno sobre la necesidad de remozar imagen, antes de que otros lo hagan por él.

Lunes, 28 de junio de 2010
Carlos Martínez, Ricardo Vaquerano y Carlos Dada

Manuel Alcántara es catedrático de la Universidad de Salamanca y es experto en los sistemas de partidos latinoamericanos. El observatorio de élites parlamentarias que dirige ha sondeado los parlamentos de la región desde hace más de 15 años, y esa tribuna le ha permitido tener una amplia perspectiva sobre la evolución de los sistemas políticos de toda América Latina. Esta entrevista fue realizada luego de que este académico presentara hace tres semanas la encuesta de élites parlamentarias realizada a los 84 diputados salvadoreños.

Durante la última entrevista que usted nos dio, en pleno período electoral, usted aseguraba que no había por qué temer a la aparición de un personaje como Hugo Chávez, en la medida en que Arena y el FMLN se mantuvieran fuertes y sanos.  Un año después estamos en un escenario un poco distinto: Arena, por ejemplo,  ha caído en picada. ¿Qué riesgos ahora sí enfrentamos en la democracia salvadoreña?
No tengo claro, me resulta muy arriesgado decir algo definitivo sobre el cambio dramático, sustancial, del sistema de partidos del país. Yo me atrevería a decir, pero con muchísimo cuidado, que las subculturas de areneros y de efemelenistas son todavía muy sólidas, es decir que la bandera de Arena aún mueve a la gente, salvo que haga algo extraordinario Gana, que no me imagino muy bien qué es y qué bandera programática tienen. Una segunda cuestión: hoy la política latinoamericana es mucho más polarizante que hace dos años. ¿Qué quiere decir? Que cuando se pronuncia la palabra Chávez la gente se posiciona en un sitio o en el otro mucho más. La crisis de Honduras es espectacularmente clara para evidenciar esto: el grado de polarización de la región. Pero lo que también es cierto es que El Salvador ha sabido mantenerse en una posición que a mí me ha sorprendido mucho: de cierta frialdad, de cierta no contaminación, muy a la mexicana, donde el fenómeno del chavismo no cuaja.

Los antecedentes de ruptura que tenemos son de tiempos de rupturas violentas. Antes el partido fuerte era el PCN y el  PDC era la oposición. Gana el PDC y el otro se va para abajo y Arena llena ese espacio de oposición. Gana Arena y PDC se reduce mucho y el Frente surge como la gran oposición. Ahora, gana el Frente y empezamos a ver cómo Arena se reduce, pero no es tan claro quién ocuparía ese lugar y si ese alguien es forzosamente un partido político.
Yo creo que la tradición de El Salvador es que sería un partido político. Ahora, no especulemos, creo que hay que esperar para ver qué es lo que pasa en Arena.

¿Qué condiciones debería reunir Arena para sobrevivir pese a las divisiones internas ahora que es oposición?
Bueno, que las partes desgajadas no lograran constituir algo estable, algo creíble, algo que la gente perciba que es mejor que lo anterior. Digamos que ahora mismo la palabra la tiene Gana, es el que ha dado el primer paso. Ahora, lo que yo veo es que Gana lo tiene difícil, es decir que tiene difícil explicarle al electorado qué son, fuera de la ambición, lícita -la ambición es humana- de determinados actores, pero ¿qué son, qué aportan de más, de nuevo, de fresco, para la política salvadoreña y por consiguiente para el elector?

No hemos visto de parte de Gana ningún pronunciamiento sobre diferencias ideológicas con Arena.
Por eso.

Pero por otro lado tampoco se ve a Arena haciendo un pronunciamiento ideológico. El único pronunciamiento ideológico lo hizo ya hace algunos años el mayor Roberto d'Aubuisson. Ahora que salen del gobierno, ¿qué se supone que debe hacer un partido político cuya última gran gesta ideológica tuvo lugar en la guerra fría?
Es muy buena la observación, pero lo que es evidente es que Arena sintoniza con el 40% de los salvadoreños, fácilmente. Para una buena parte de salvadoreños, Arena es, en su cosmovisión política, un referente que les ancla a la vida política del país, y lo será porque respetan que luchara contra los comunistas, porque fueran muy católicos... pero tu pregunta es muy buena porque la cuestión es ¿cuánto dura eso? Pues sabemos que eso puede durar 100 años. Podríamos poner el ejemplo del PSOE español, que quiere decir que hay gente... “¿Y por qué usted vota socialista?” 'Porque mis padres votaron socialista'. “¿Pero usted conoce el programa socialista?” 'No, lo lo conozco, pero mi padre votaba por ellos, es mi partido, mi camiseta'. Hay procesos de adscripción a los partidos políticos muy irracionales. Yo creo que Arena eso lo tiene establecido. Pero eso se puede perder. ¿Hay una fórmula que nos diga cuánto tiempo dura eso? No, no la hay. ¿De qué va a depender eso? Yo creo que ahora Arena tiene un problema de cara a las nuevas generaciones y de cara al futuro que es el problema del liderazgo; es decir que no puede ser el liderazgo de Arena un ex presidente de hace más de 20 años, ¡claro! No puede hablar en nombre del futuro alguien que es el pasado. Si yo estuviera en Arena ahora mismo estaría convocando un congreso extraordinario para debatir una serie de problemas técnicos, programáticos y para dirimir el tema del liderazgo, es decir, ¿quién va a ser el verdadero vocero de Arena?

Lo que usted está diciendo es que en términos de potencial político, lo que separa ahora a Arena de Gana es la colocación de marca.
Así, correcto.

Esto es bastante coherente con el liderazgo del presidente Cristiani, es decir, que si lo único que queda como patrimonio político es precisamente la marca, es bastante coherente con tener al frente del partido el primer presidente que comenzó a generarlos como marca. ¡Están preservando la marca, de hecho!
Pero las marcas se adornan, de hecho, cambian. Detrás de la botella de Coca Cola hay una marca tal, pero cambian e introducen cosas y ahora hay Coca Cola Zero y la Light, es decir que en las marcas hay una parte sustantiva que permanece, pero luego tú tienes que adaptarte a ese nuevo consumidor, a ese nueva gente joven. Claro, si se quedan quietos y este grupo de Gana se empieza a mover, entonces sí, tal vez dentro de dos años la gente se empieza a ver diciendo “bueno, este es el pasado, un partido de los años 80s, vamos a cambiar”, pero en principio ellos están mejor posicionados que Gana, eso está clarísimo. Perdieron las elecciones por muy poco.

El nivel de votación que obtuvo Arena es una cifra sorprendente, en tanto que da cuenta de cuán bien los salvadoreños valoraban al presidente Antonio Saca.
Claro, pero también valoraban la posibilidad del cambio y que se terminara un ciclo electoral.

Es clara la intención del ex presidente Saca de seguir en la política basado en lo siguiente: “Yo salí con muy buenos números de aceptación popular”. ¿Cómo funciona esto? ¿Cuáles son las dinámicas de la popularidad política y qué significa? Es decir: si salí con buenos números de popularidad, ¿eso significa que soy un político importante?
Sí, lo que sabemos es que es así. Ahora, dicho esto, no está claro que a lo largo de cinco años ese capital tú lo puedas traspasar, como que el tiempo no generara un desgaste. Al correr el tiempo lo primero es que el ex presidente Saca no está libre de que le saquen un cadáver, en una gestión de 5 años se pueden sacar muchos cadáveres al presidente. Entonces resulta que de ser un héroe victorioso, tienes que empezar a defenderte, por tal cosa de corrupción o que fulano declara no sé qué en un juicio y el nombre comienza a hacer ruido. Luego los otros adversarios se van a mover en Arena;  y el Frente tiene por lo pronto cuatro años para realizar una gestión con cierto nivel de éxito y plantearse en el año 2014 con un candidato que pueda revalidar el triunfo. Es un escenario, pero es un escenario que tiene muchas sombras.

Y del otro lado, en el FMLN, ¿la figura del presidente Funes, como persona con capital político obliga al Frente a moderarse, o por el contrario, en la medida en que necesitan tener identidad, los obliga a distanciarse del presidente y hacerse más radicales?
O a mantenerse en el lugar donde está. Y eso lo veréis con el tiempo, con su comportamiento en la Asamblea. Lo que tenemos es un gabinete totalmente plural, donde el FMLN no es mayoritario abrumadoramente, tiene carteras significativas, pero no es abrumador. Incluso dentro de los ministros del FMLN hay de distintas tendencias, es decir que hay tipos muy ortodoxos, y los hay casi socialdemócratas. Ahora, creo que hay que distinguir tres cuestiones: el comportamiento del FMLN en el Ejecutivo, el comportamiento del FMLN en la Asamblea y el comportamiento del FMLN en el ámbito local. Y ahí el FMLN puede tener tres estrategias muy distintas. En este último ámbito por ejemplo ir ampliando la base teniendo unos baluartes electorales muy importantes de cara a elecciones municipales. En el ámbito del gabinete tampoco hay problema porque el presidente nombra a quien le da la gana y no tiene que dar cuotas a nadie, sino simplemente generar un ámbito en que haya buena sintonía. Entonces el problema es el congreso, porque  cualquier proyecto de ley que vaya a pasar necesita a los otros partidos y por consiguiente ese proyecto de ley va a ir de alguna manera descafeinado. Por eso yo veo que el Frente de todos estos jugadores es el que puede tener la jugada más cómoda: reafirmarse para tener buen resultado en las elecciones legislativas y preparar la sucesión de Funes con un hombre más del partido y ya confiada la gente de que no es un partido alocado, extremista.

Estas escaramuzas del FMLN con el presidente, ¿desgastan o fortalecen?
Es evidente que son muy mediáticas estas escaramuzas. Puede haber también un periodismo tendencioso para decir que están constantemente a la grilla, que están constantemente al aniquilamiento uno del otro... yo de momento creo que no ha habido temas de un profundo divorcio, de algo irrenunciable.

¿Será que hay algo de esfuerzo de colocación de marca? El FMLN se encamina a elegir dirigentes este año. ¿Será que le están hablando a sus bases?
También, porque estos procesos internos tienen una capacidad de proyectar el escenario a unos próximos años y es muy importante.

En seis meses se ha dado la vuelta el escenario en la Asamblea Legislativa, el FMLN dejó de ser un socio cómodo para el Ejecutivo y ahora parece que los partidos de gobierno son los que deberían ser oposición.
Estamos en un escenario de geometría variable. No hay ninguna fuerza política mayoritaria, es un sistema presidencialista. A mí eso no me extraña y seis meses es muy poco para sacar conclusiones.

A veces da la impresión de que los partidos de oposición consideran que es bueno aliarse con el presidente. De hecho tienen el valor de desdecirse de lo que actuaron la semana pasada, para esta semana actuar de manera contraria. Uno podría pensar que eso les costará mucho ante potenciales electores, pero se arriesgan  a eso para terminar aliándose con el presidente.
Pues debo deducir que algo habrán negociado con el presidente para hacer eso. Es decir, que algo el presidente les dará a cambio.

Cuando se le preguntó al líder histórico del FMLN Schafik Hándal sobre la posibilidad de llevar como candidato presidencial a Mauricio Funes, él respondió que no, porque él quería ocupar al partido como escalera. Al cabo de un año de gobierno, ¿quién utiliza a quién?
Lo que tenemos que mirar son los hechos, porque si no tendríamos que ir realmente a Mauricio Funes y ponerle el detector de mentiras para que nos dijera qué es lo que pensaba realmente. Tenemos que ver los hechos. Una cuestión: el caso de El Salvador es un caso muy, muy, muy original, porque se daba la circunstancia de un partido político muy estructurado, muy ideologizado, con una clara plataforma ideológica, un claro programa, con unas claras connotaciones sociales, que ficha a una figura pública, pero que no viene de la política, o sea que no es un político y que gana. Eso no lo encontramos en ningún país de América Latina, es un caso muy sui géneris, porque encontramos políticos tipo (Álvaro) Uribe que busca un conglomerado de partidos que le apoyen. Pero este es un caso muy sui géneris porque, por ejemplo, Uribe no tenía un partido político tan fuerte y tan clásico, entonces por eso fue una cosa muy interesante. Para un estudioso, lo fundamental de la política salvadoreña es estudiar esta relación.

La presencia de Mauricio Funes para la próxima elección presidencial, ¿augura un FMLN más o menos radical?
El Frente ha sido un partido de oposición; ahora empieza a tener figuras, es decir hombres y mujeres que tienen tribunas para hablar y tribunas para hacerse y un político se hace. Cito el caso del canciller, porque es un hombre al que he conocido, pues resulta que a lo mejor este señor empieza a repuntar y a ganar un espacio, no solo en el Frente sino de cara a la opinión pública. O resulta que hay otro ministro o el vicepresidente que, al contrario, se hunde, porque se le ve que es patoso, se le ve que es poco afortunado en sus declaraciones... ojo con esto, que los tiempos de la política permiten que la gente vaya haciendo su carrera y no olvidéis que la ambición es uno de los motores de la vida del político y todos en el fondo están ambicionando llegar más alto, pero unos lo van a hacer mejor y otros peor.

Después de 12 meses. ¿No podríamos estar sacando ya conclusiones preliminares de que el Frente, ya en la experiencia de ejercer el Ejecutivo, en realidad se está moderando? Por mucho, mucho, mucho menos que las discrepancias que han tenido con el presidente Funes expulsaron a ex coordinadores generales del partido y a ex candidatos presidenciales...
Pero es que el poder te introduce una dimensión diferente, o sea que te introduce la dimensión de que ves las cosas de otra manera. Te pongo el ejemplo de España y de Izquierda Unida, que siempre ha estado en la oposición, salvo en el País Vasco, que formó parte del gobierno nacionalista, donde tuvo que mojarse y ahí se quebró el partido, porque claro, ya eran partido de gobierno y cuando eres partido de gobierno si solidariamente en una reunión del consejo de ministros decidimos que tenemos que en lugar de hacer ese hospital vamos a hacer el museo del arte vasco, pues entonces tú te lo tienes que comer, ¿y cómo defiendes eso antes tus bases? Pues tendrás que decir que la lógica de la política, del gobierno... he tenido que ceder ahora, pero si estás en la oposición, tú puedes seguir reclamando que se haga el hospital, porque no te cuesta nada.

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