Opinión /

Encuentre las seis semejanzas


Lunes, 7 de junio de 2010
Ricardo Ribera

En los espacios de entretenimiento de los periódicos suele haber una sección con dos dibujos muy similares y la propuesta: encuentre las seis diferencias. Me inspiró. Me planteé hacer el ejercicio inverso. Me hice a mí mismo la pregunta: ¿podría yo hallar seis semejanzas en el ejercicio de la Presidencia de la República por el anterior mandatario y el actual? Es decir, comparar la gestión de Elías Antonio Saca con la de Mauricio Funes. Es obvio que hay diferencias, claro que las hay, muchas más de seis. No tendría mayor gracia pretender enumerarlas. Pero ¿hay también semejanzas? Si es así, ¿podría usted encontrarlas? Yo lo he intentado. Como simple entretenimiento, claro.

1)    Ambos presidentes destacan por los elevados índices de popularidad en que coinciden todas las encuestas. Eso podría ser normal. Lo que no lo es tanto es el hecho de que la población no aprecia en igual medida su respectiva gestión gubernamental. O sea, su popularidad se basa más en la imagen personal que proyectan que en la eficacia o resultados concretos del poder ejecutivo que presiden. La opinión de la gente sobre el quehacer gubernamental es que, para decirlo con suavidad, deja mucho que desear; no obstante califica óptimamente a su máximo responsable. Es un misterio. Como decía mi papá, “es que en este mundo más vale caer en gracia que ser gracioso”.

2)    Parte de la clave para que ello se dé puede estar en que ambos, tanto Saca como Funes, dedican formidables sumas a publicidad estatal. Olvidándose convenientemente de sus propios llamados a practicar la austeridad, Casa Presidencial invierte montos considerables en campañas publicitarias. Bastante irracional, siendo el país tan pobre y endeudado. Con el agravante de que al no existir posibilidades de reelección del presidente, el culto a su imagen no deja un rédito político definido. Aparte de alimentar su propio ego, claro. Bien gastado, si nos atenemos a sus índices de popularidad; es decir, debe reconocerse su efectividad. Pero es efímera. Narcisista.

3)    Relacionado con lo anterior la poca transparencia con que se maneja el presupuesto de Casa Presidencial. Ni en los montos hay claridad, ni mucho menos en los rubros en que se gasta. Es “discrecional”, o sea, traduciendo: “arbitrario”. La “partida secreta” sigue existiendo y sigue siendo secreta. En esto no hay cambio. ¿Se utiliza como fondo de emergencias, para cuestiones de inteligencia o para cosas más tontas, como por ejemplo para comprar voluntades? Vaya usted a saber. ¿Se va todo en costosas e ingenuas campañas publicitarias o va a cuestiones menos ingenuas y más sórdidas? Vaya usted a saber. Ya pronto tendremos una Ley de Transparencia, pero con “reservas” y excepciones tantas, que pudiera ser la ley más opaca de las que se han visto nunca por estos lares. “Cosas veredes, amigo Sancho”.

4)    Semejanza es también, en ambos presidentes, el endeudamiento del Estado en niveles poco razonables, por no decir peligrosos. En el caso de Funes, justo es reconocer que la crisis económica que el país enfrenta no le deja muchas opciones. Pero tampoco está la situación como para congratularse por los nuevos préstamos internacionales, que no son sino nuevas deudas que se agregan a las anteriores. No está como para que poder exigir de los diputados que aprueben sin mayor revisión ni discusión dichos créditos. Ya nos ha tocado antes como nación contraer préstamos para pagar los intereses de deudas anteriores y ahora se ha llegado al extremo de que una parte del endeudamiento irá para pagar los gastos corrientes del Estado: salarios, proveedores de bienes y servicios, etc. Ajustar los gastos a los ingresos resulta lo más elemental e ineludible. No se necesita de muchos asesores con doctorados en el extranjero. Esto lo sabe cualquier jefa de hogar.

5)    Papá-Estado sigue actuando con un paternalismo propio de padres de familia consentidores, de aquéllos que generan niños malcriados y caprichosos. Se muestra incapaz de apretarle el cincho a los hijos de la patria que más tienen y que más podrían aportar; tampoco va a negarles sus demandas a los que menos tienen y más necesitan. Así, la política de subsidios se mantiene, aunque sea “focalizada”. Se sigue haciendo política regalando cosas y buscando hacerse de una base de simpatizantes agradecidos. Esto se llama clientelismo, se llama populismo, se llama demagogia. Tampoco en eso hay cambio y, lo peor, no hay reclamo. Claro que no. ¿A quién no le gusta que le regalen? El costo de tener una población acostumbrada a tender la mano se verá a futuro, qué digo, se está ya empezando a ver. “No preguntes qué puede hacer el Estado por ti, pregúntate mejor qué puedes hacer tú por la nación”. La frase no es de Chávez, es de J. F. Kennedy. Otra más, del poeta hindú Rabindranath Tagore: “en vez de regalar pescado, mejor enseña a pescar”.

6)    Saca se inventó una “derecha popular” que en realidad era populista y demagógica. Confundió lo social con lo clientelar. Y ya se sabe que en este mundo mercantilista “el cliente siempre tiene la razón”. Pero le estalló la realidad en la cara, cuando el marketing no pudo ocultarla por más tiempo. El país iba mal y lo entregó bastante peor. Al final, lo que cosechó es la división de la derecha. Es su mayor logro. Paradójico, después de haber forzado un bloque electoral de toda la derecha, que no pudo evitar que más gente marcara FMLN en la papeleta, aquel ya lejano 15 de marzo. Funes recibió peor el país y pareciera que quiere arreglarlo él solito, sin contar con el partido que lo llevó a la presidencia. Es lo que más me inquieta al buscar posibles semejanzas con su antecesor: que no vaya a resultar dividiendo a la izquierda. Su Movimiento Ciudadano por el Cambio huele mal. Tiene olor a ensayo de centro-izquierda, tantas veces ya intentado y tantas veces fracasado. Su aroma es el que tanto gusta a los conservadores: el de una “izquierda democrática”. Como si la que hay ahora no lo fuera. Si cuaja habría dos, o tal vez tres, o hasta cuatro opciones de izquierda, lo que podría equilibrar la ruptura de la derecha en varias marcas. Exceso de democracia, me parece a mí tal pluripartidismo. Exceso de confusión. Ojalá al presidente del cambio no le dé por querer cambiar también a la izquierda. Bastante confundidos estamos ya.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.