Para nuestro país la mejor forma de financiar nuestros gastos son los fondos provenientes de nuestros impuestos. Ellos son la mejor opción porque son recursos, sin costo para el estado, que ponemos todos los salvadoreños para aquellos gastos que consideramos necesarios como nación. Pero ello parece ser algo difícil de lograr sobre todo por la resistencia que siempre ha tenido el gran capital a tener una carga fiscal que lo permita. Nuestra carga fiscal de cerca del 12% del PIB sigue siendo la segunda más baja del continente. El promedio para América Latina es del 18% y para los países desarrollados de cerca del 30%.
Las alternativas para no subir esos impuestos son disminuir fuertemente la inversión y/o endeudarnos con la banca privada o con la banca multinacional. Los gobiernos anteriores optaron por una combinación de esas opciones. Todos ellos disminuyeron fuertemente la inversión social produciendo altos niveles de pobreza, exclusión y varios otros problemas sociales. Si no subimos impuestos no podremos salir del subdesarrollo. El gobierno de Funes quiere empezar a cambiar eso y no sacrificar la inversión social, para ello propone, entre otras medidas, lograr un pacto fiscal. Pero ello no es suficiente y llevará algún tiempo. Estudios recientes indican que para poder lograr la inversión mínima para empezar a revertir el ciclo de pobreza nuestra carga fiscal debería ser de alrededor del 18%.
En lo que logramos el pacto fiscal y para complementar el mismo, ya que deberemos llegar a ese 18% de forma gradual, nuestra segunda mejor opción son los préstamos con la banca multilateral, lo que para El Salvador significa principalmente el BID y el Banco Mundial. La administración de Saca no pudo utilizar esa opción por el impase político que existía que no permitió su aprobación por la Asamblea Legislativa. Sin embargo, ello ha cambiado, recientemente, con mucho mayor madurez política la Asamblea ha aprobado varios prestamos con esos bancos y se espera apruebe otros.
Esos préstamos presentan condiciones mucho más favorables para nuestro país que los préstamos con la banca privada. La principal ventaja esta en las condiciones financieras. El Salvador coloco el mes anterior bonos del tesoro en el mercado privado con una tasa de interés ponderada del 6.7% a 15 años plazo, los préstamos con el BID están a una tasa de interés de cerca del 2% (variable), 25 años plazo con 4 años de gracia. El ahorro solo por esa diferencia en las tasas de interés (de mantenerse la misma) en los cerca de $1,000 millones de préstamos que el país espera contraer este año, sería de unos $47 millones por año durante la vida de los mismos. El mayor plazo de los prestamos y el periodo de gracia nos da más tiempo para lograr el pacto fiscal al disminuir los pagos que debemos hacer en los próximos cuatro años.
Los préstamos con la banca multilateral tienen otras dos ventajas para el país, la asistencia técnica y la transparencia que ellos conllevan. Los prestamos van generalmente acompañados de asistencia técnica no reembolsable para su etapa de diseño logrando mejorar el mismo al incorporar experiencia internacional en el proceso. Esos préstamos también obligan al gobierno a seguir normas de licitación, gastos e informes bajo estándares internacionales ayudando a mayor transparencia y fortalecimiento de nuestras instituciones.
Esperamos esa muestra de madurez de los partidos políticos y los diputados se mantenga y ellos continúen, después de la debida consideración y análisis, aprobando los préstamos con la banca multilateral. Esa actitud de consenso a favor del país sin duda contribuiría a mejorar la percepción que la ciudadanía tiene de ellos.
*El autor es representante de El Salvador ante el Banco Interamericano de Desarrollo
