Opinión /

La derecha debe revisarse


Lunes, 12 de julio de 2010
Mauricio Silva

La derecha salvadoreña debería revisarse, modernizarse y actuar colectivamente con una visión de nación, ello por su propio bien, pero sobre todo por el bien del país. Si comparamos las últimas dos décadas, la derecha ha perdido campo en la arena política del país, a los empresarios el clima de negocios no le es ya tan favorable y su seguridad se ve nuevamente amenazada. Ellos siguen siendo sin duda una fuerza importante en el desarrollo económico y en la política del país, por ello es del interés nacional que sea una fuerza estable, con una visión clara del país que quieren y de su papel en el proceso de desarrollo. Lo mejor para todos seria lograr un pacto sobre la base mínima del país que queremos construir y la contribución para ello de cada sector. Por el poder que la derecha representa, su papel y aporte en ese acuerdo es clave.

Hasta ahora la derecha ha utilizado en forma coordinada las instituciones del estado, los medios de comunicación, su poder económico y su partido para lograr sus objetivos que principalmente han estado orientados a proteger sus ganancias. El modelo de desarrollo que hasta ahora han impulsado no ha producido buenos resultados, reflejados sobre todo en alta dependencia económica, finanzas gubernamentales débiles, elevados niveles de pobreza, inestabilidad social, violencia, y un futuro incierto. En parte por ello, Fitch en su reciente calificación al país nos otorga un pronóstico económico negativo.

Varios hechos de las últimas décadas cambiaron el poder de la derecha y su capacidad de manipular esos medios de poder. La Iglesia católica, aunque dividida, toma una opción preferencial por los pobres. El fin de la guerra separo al ejército de esa unidad. El narcotráfico introduce un nuevo poder que rompe el poder oligárquico y corrompe todo. La tecnología permite nuevas formas de comunicación que rompen el monopolio que la derecha tenia sobre los medios de comunicación. La pérdida reciente por Arena del poder ejecutivo les quita el uso irrestricto del aparato estatal.

Los resultados del desarrollo que hasta ahora impulso la derecha, estos cambios recientes, su responsabilidad como sector, y la defensa de sus propios intereses, deberían hacerlos cambiar de rumbo. Sin embargo, sus acciones recientes van en sentido contrario al objetivo de construir un mejor país en el cual ellos jueguen un papel clave. Algunas de estas acciones, por el contrario, revelan poca visión de largo plazo y de nación, y los acercan más a su pasado.

El principal partido de la derecha, Arena, sigue acudiendo a la vieja politiquería cortoplacista partidaria, a campañas y métodos más destructivos que constructivos, y a insistir en sus viejos líderes. Ello le produce división y pérdida de poder. Los otros partidos políticos minoritarios de derecha siguen sin rumbo propio, muy abiertos a todo tipo de pactos y también insistiendo en sus viejos líderes que tienen reputación dudosa como los de Arena. Todos se oponen, implícita o explícitamente, a la reforma política, incluyendo la ley para la trasparencia en el financiamiento de los partidos y los concejos municipales multipartidistas. Ello perpetúa la política de alianzas temporales y débiles, limita la transparencia en el ejercicio del poder, fomenta la corrupción y a la larga da más poder al crimen organizado.

Las gremiales empresariales y los tanques de pensamiento de la derecha, siguen presentando ideas e impulsando acciones que ratifican la posición de poner por sobre todo sus intereses. La asociación de la Industria Químico Farmacéutica se cierra al diálogo que pide el gobierno para regular la industria y permitir la introducción de medicinas genéricas, protegiendo sus ganancias de hasta 5 mil por ciento que el pueblo paga al comprar ese bien básico e indispensable para ellos. ANEP se niega nuevamente a subir su contribución en impuestos y  propone como base para un pacto fiscal la reducción del gasto del estado. Ellos saben que la medida que proponen es inviable pues el presupuesto nacional está formado en alrededor de un 80% por salarios que no se pueden reducir en el corto tiempo, por algo ellos nunca lograron reducir ese gasto en sus 20 años en el poder. La banca nacional sigue sin hacer accesible el capital a la gran mayoría de las empresas nacionales, especialmente las medianas y pequeñas, al preferir colocar su capital en inversiones que no producen desarrollo pero sí ganancias y al insistir en reducir al máximo su riesgo y endurecer cada vez más las condiciones para otorgar préstamos. Los salvadoreños seguimos pagando mucho más por viajar de y hacia nuestro país que cualquier otro ciudadano centroamericano por las concesiones especiales que las aerolíneas todavía mantienen.

Es esa derecha la que organiza y publicita la visita de Micheletti al país, apoyando el mensaje que el golpe de estado es todavía una alternativa. Ellos y otras fuerzas, presentan soluciones simplistas a problemas complicados, como la lectura de la Biblia para reducir la violencia, olvidándose de la necesaria separación de estado e iglesia y del derecho constitucional de la libertad de cultos. Son los empresarios como los de Baterías Record y como el 95% de empresas que no cumplen con la ley y botan sus desechos sin tratamiento, los que contaminan nuestro ambiente.

Hay signos positivos que se podrían aprovechar. El mismo informe reciente de Fitch señala  “La estabilidad monetaria basada en la dolarización, un buen record en reformas estructurales, un sistema financiero estable y el continuo apoyo de la banca multilateral…una reducción considerable de la deuda gubernamental de corto plazo, la capacidad de El Salvador de tener acceso a los mercados de capital domésticos e internacionales……… Más aun el país fue capaz de navegar la crisis financiera global y una transición política sin precedentes..”. Esta también el planteamiento del gobierno de un pacto fiscal y un acuerdo de nación, bases para un dialogo.

Por todo esto esperamos la derecha reconsidere su rumbo antes que los costos para ellos y para la nación sigan escalando y nos lleven en rumbos mucho más complicados y difíciles de revertir.

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