Opinión /

El español, la educación superior y la economía global


Lunes, 26 de julio de 2010
Luis Fernando Valero

En la sociedad global los idiomas empiezan a jugar un papel esencial. Durante la historia de la humanidad se ha visto que el mercado, los viajes, la trasmisión del conocimiento requería el conocimiento de lenguas y como algunas se convirtieron en lenguas francas, así fue con el griego, el latín, el español, el francés y ahora con el inglés.

Para los hispanohablantes nuestra lengua es una riqueza que debemos cuidar con mimo.

Los ingleses lo saben y por ello todo el movimiento mundial que se ha desarrollado alrededor de la educación superior, que ha pasado a ser un bien comercial según la Organización  Mundial del Comercio, OMC, desde el año 1998 y que ha dado lugar a ese movimiento europeo llamado Bolonia, que no es otra cosa que la homologación de mercado de la educación superior, situación que nació cuando los norteamericanos se dieron cuenta de que estaban perdiendo mercados, al irse a estudiar muchas personas a India, Canadá, Irlanda, Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia porque sus estudios eran mas económicos, pero eran en inglés.

En un estudio publicado: “El valor económico del español” y coordinado por el profesor Martín Municio, editado por Espasa, se señala que el español representa el 16% del PIB de España, por hacer una comparación, algunos autores cifran el valor económico del inglés para Gran Bretaña en más del 40% de su PIB.

El  profesor de Oxford y Stanford, Garton Ash, acaba de escribir un artículo (El País,13/7/10) en donde señala que las universidades europeas tienen un serio problema si quieren ser competitivas y afirma que con la crisis reducir la financiación pública sin subir las tarifas puede hacer imposible alcanzar el proclamado objetivo de la 'economía del conocimiento' y sostiene que en vez de europalabrería hay que fijarse en algunos modelos de E.U.A.

En un mundo como el actual en donde los estudios de Educación Superior representan un gasto anual de más de 1.500 millones de dólares, con miles de clientes potenciales, el tener master y cursos de doctorado competitivos, es esencial y por ello el idioma en que se den es clave.

Todo el mundo acepta que el inglés es lengua franca, hablada pr alrededor de 1.100 millones de habitantes pero no es menos cierto que el español es, en este momento, la primera lengua emergente en países como China, India, Rusia, Brasil, en donde se acaba de legislar que sea la segunda lengua de enseñanza del país, y nadie pone en duda que es la lengua materna de 500 millones de personas y que ella es hablada por más de 900 millones de habitantes. En los propios E.U.A. el español es un valor añadido, y en algunos Estados, en las elecciones, ya la propaganda se hace en los dos idiomas: inglés y español.

Por ello es importante que los hispanohablantes tomemos conciencia de la importancia de nuestra lengua y en ese sentido es loable la unicidad que se ha producido en los últimos tiempos por la Real Academia de la Lengua Española y sus homónimas de Iberoamérica unificando criterios, incorporando léxico en un diccionario único. Sin olvidar la gran ventaja, sobre el inglés, que el español se pronuncia como se escribe, con lo cual su comprensión es mucho más fácil.

 Toda esta situación está produciendo en algunas zonas de España efectos colaterales cuando en algunas de ellas el español está teniendo problemas de ejecución, pues algunos partidos políticos nacionalistas autonómicos benefician más a las lenguas que ellos denominan, propias como son el catalán, el gallego, valenciano, vasco dando sus cursos en esas lenguas y sorprendiendo a los que vienen a esas zonas al darse cuenta de que no reciben la enseñanza en español.

Ya señalamos la semana pasada cómo en Cataluña se legisla  multando a las empresas que tienen sus rótulos en español o su propaganda sólo en español. El Financial Times se hizo eco de esta situación y señaló: «Las políticas nacionalistas en defensa del catalán y de una mayor autonomía generan mayores cargas burocráticas a las empresas y elevados costes» (Financial Times, «a jewel in the crown, but whit flaws». 09.05.2010).

En las universidades catalanas, con la legislación actual, es necesario para ser profesor estar en posesión del nivel C de catalán, como se comprende nadie de fuera de esta autonomía lo tiene (de hecho es una ley inconstitucional pues discrimina al resto de los españoles, pero el juego político hace que se mire hacia otro lado). Ello ha sido criticado por las propias universidades que se han dado cuenta que era un impedimento para la incorporación de nuevos profesores, se recurre a artimañas para burlar la ley, pero el enconamiento político de los últimos meses del gobierno catalán ha agravado la situación en este sentido por su empecinamiento nacionalista independentista.

Tanto es así, que en el mundo del cine, las “majors”, las grandes compañías de cine de Hollywood, han decidido no estrenar películas en Cataluña, dada que la legislación que acaba de aprobar el gobierno autonómico catalán exige que haya tantas copias en castellano como en catalán. Las “majors” argumentan que ceder hará imposible el cumplirla pues se extenderá al gallego, al valenciano, al vasco, pero todos entienden el español. Cuando el mercado no lo demanda, pues el público mayoritariamente quiere ver las películas en español. Pero la administración autonómica en su empeño de erradicar el español impone en su legislación el que se haga todo en la lengua autonómica, así por ejemplo el ayuntamiento de Barcelona ha decidido mandar toda la documentación en catalán aunque las encuestas digan que el 61.5% de los barceloneses tienen el español como lengua de uso. O que la televisión de Barcelona, en aras de la integración de los inmigrantes, mantiene informativos en 20 lenguas, pero no en español, la lengua mayoritaria, como hemos señalado, de los que viven en el área metropolitana barcelonesa (el catalán supone un 32%) y, por supuesto, de la inmensa mayoría de los inmigrantes.

La federación de Empresarios de cine de Cataluña ha comentado que los catalanes tendrán que ir a Zaragoza a ver los estrenos cinematográficos, lo mismo que se hacía en tiempos de Franco, que había que ir a la ciudad francesa de Perpignan a ver el cine que la dictadura de Franco prohibía.

Es importante que los iberoamericanos tomen conciencia de estas realidades para que sus inversiones de estudio les sean lo más rentable posible y no se encuentren con sorpresas innecesarias, derivadas de empecinamientos que no se corresponden con la mayoría de la sociedad en donde están insertas y que solamente obedecen a la imposición ideológica de unas minorías que se aprovechan del juego político, como ha señalado un constitucionalista: “Cada uno puede tener, por tanto, el sentimiento nacional que prefiera e, incluso, puede no tener ninguno. Ahora bien, según la Constitución, en la nación española reside la soberanía y las nacionalidades y regiones tienen garantizada la autonomía. Algo, por supuesto, obvio y evidente.” pero deben aceptarse las reglas del juego y no solamente aprovechar de la ley la parte que interesa. Por ello es bueno que estas cosas se divulguen.

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