Opinión /

Comunidades solidarias


Domingo, 19 de diciembre de 2010
Mauricio Silva

Para lograr el desarrollo del país es necesario reducir la pobreza que todavía afecta a casi la mitad de la población. Lograr ese objetivo no es tarea fácil. Instrumento clave en ese esfuerzo  para el Gobierno de El Salvador ha sido el programa de transferencias condicionadas, programa que la actual administración ha incrementado y constituido en uno de los pilares básicos de su lucha contra la pobreza y que denomina Comunidades Solidarias. Este artículo analiza esos programas basándose para ello en evaluaciones y estudios que se han realizado sobre dichos programas a nivel mundial y en nuestro país por varias organizaciones.

Los programas de transferencias en efectivo condicionadas (TEC) son programas que transfieren dinero a familias pobres, con la condición de que esas familias cumplan con invertir en el desarrollo social de sus niños. Dicha inversión social generalmente se hace en los campos de la educación y la salud y requiere exámenes periódicos de las condiciones de salud y nutrición, monitoreo del crecimiento, y vacunas para niños menores de 5 años; cuidado prenatal para las madres y su asistencia a pláticas periódicas sobre salud. En educación las condiciones generalmente incluyen inscripción en la escuela, asistencia en el 80 – 85 % de los días y algunos controles de desempeño escolar de los niños. La mayoría de los TEC transfieren el efectivo a las madres.

Los argumentos a favor de estos programas son que la inversión social en los pobres son un derecho y obligación básica, que beneficia a toda la sociedad, en especial a las familias participantes. La intervención del estado en ese esfuerzo es necesaria pues los mercados no pueden por ellos solos reducir la pobreza, las políticas y programas públicos deben jugar en ello un papel clave. Las transferencias condicionadas ayudan en lograr la viabilidad política de los esfuerzos de redistribución.

Los resultados de estos programas indican que los TEC han mejorado las condiciones de vida de los pobres y conseguido otros beneficios. Las evidencias señalan que las transferencias han reducido la pobreza, incrementado el consumo por parte de las familias beneficiarias, han sido un punto de partida para reformar sistemas caducos de subsidios y han sido un mecanismo eficiente para redistribuir ingresos a los pobres. Los TEC han servido también para reducir el trabajo de niños y jóvenes, disminuir las disparidades en el acceso a servicios básicos y la brecha en el acceso a salud y educación por parte de las niñas. Para alcanzar los logros anteriores los TEC deben ser muy cuidadosos al definir la población meta, los métodos de selección de beneficiarios, el tamaño y condiciones del subsidio y las reglas para recibir y terminar los subsidios.

En El Salvador el programa TEC se denomina de Comunidades Solidarias por los efectos redistributivos y de equidad y tiene varios años de estarse implementando en el área rural. La administración de Funes esta introduciéndolo en las áreas urbanas más pobres y violentas y ampliando el contenido del programa en las áreas rurales incorporando la pensión básica para los adultos mayores y subiendo el número de municipios en el programa de 32 a 68; se está introduciendo también un componente de desarrollo económico local y de fortalecimiento institucional de los municipios, que son las instituciones responsables de distribuir los subsidios.

Los resultados de las primeras experiencias en el país en las áreas rurales son alentadores. El programa es uno de los mejores focalizados detrás de los de Brasil y Chile. En el país se ocupan los mapas de pobreza y violencia preparados por el PNUD, para seleccionar los municipios y las áreas donde ejecutar el TEC. El 56% de los beneficios del programa van a familias en el quintil más pobre de la población. Debido al programa, la matricula en las escuelas ha subido entre 4 y 6 por ciento, beneficio que se da casi por igual entre niños y niñas. La tasa de repetición en primer grado ha disminuido en un 8 por ciento. La prevalencia de diarrea en menores de 5 años ha disminuido en un 4%. Los partos atendidos por personal calificado han subido en un 13%. Los niños y niñas que reciben un control de crecimiento adecuado han subido en un 10%. El aumento en el acceso a servicios básicos de agua y alcantarillado ha subido en un 21% en los municipios de pobreza extrema severa.

Este tipo de programas de transferencias condicionadas tienen resultados muy positivos en uno de los grandes desafíos del país, el reducir la pobreza. Tienen también grandes retos. Al inducir estos una mayor demanda sobre los servicios de educación y salud, les imponen un reto importante a sus ministerios para que agilicen y amplíen la entrega de sus servicios. Segundo, los TEC son programas que alivian la pobreza pero que deben complementarse con un desarrollo más dinámico y equitativo, especialmente en el área económica. Tercer desafío es el de lograr una sostenibilidad financiera de estos programas ya que ellos son subsidios cubiertos en su totalidad del gasto público. 

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