Opinión /

Respuesta a Roberto el lector


Domingo, 19 de diciembre de 2010
Luis Fernando Valero

 

Un amable lector, Roberto, con fina ironía me señala que las elecciones en Cataluña “están en sintonía con los problemas que preocupan a los salvadoreños”.Aceptando su punto de vista, entiendo lo que me quiere decir, pero me va a permitir explicarme.

El mundo actual está fuertemente imbricado en una globalidad y hoy nadie está exento de lo que se ha llamado el efecto mariposa, es decir que una mariposa bate sus alas en  China y esa brisa se convierte en huracán en otra parte del mundo.

Cuando las famosas mariposas Monarca que emigran desde los estados  mejicanos de, México y Michoacán hacia EE.UU  tuvieron una plaga, la producción de trigo de los estados cerealistas norteamericanos fue un desastre, que se deduce de ello, la impresionante conexión que tienen todas las cosas hoy en el mundo. Se está viendo con los documentos de Wikileaks.

Coincido con usted que las elecciones en Cataluña no son una prioridad de interés de los salvadoreños, pero no es menos cierto que España en este momento es el segundo inversor en Iberoamérica y que Cataluña tiene un tejido empresarial que exporta a todo el mundo y sus empresas invierten en muchos países del mundo, incluido El Salvador, y aunque Cataluña no está entre las prioridades de emigración de los salvadoreños, puedo decirle que hay varios bares/restaurantes en la ciudad donde resido, en donde que se pueden comer una excelentes pupusas de chicharrón, un gallo en chicha y  de postre  saborear una exquisita quesadilla.

El mundo es hoy un pañuelo Roberto y todo nos afecta. Yo por respeto, suelo hablar poco de cosas inmediatas que afectan a los salvadoreños, porque El Faro tiene excelentes analistas que están  en el  día de El Salvador, no obstante si ha tenido la amabilidad de seguir mis escritos, habrá observado que hay de todo como en botica y créame, las elecciones de Cataluña son importante para El Salvador como las de tensiones de Kosovo o la escalada nuclear de Irán, ya que todo hoy está interrelacionado.

 En estos momento que escribo hay una Cumbre sobre el cambio climático en el mundo, en Cancún, México, y en El País de Madrid, España, hay una página completa hablando de que el presidente “Funes de El Salvador pide ayuda a EE.UU. frente a sus socios guerrilleros”. Puedo asegurarle que muy pocos españoles siguen la política salvadoreña y en cambio El País le dedica toda la página 7 de la sección de Internacional a esa noticia, el día 8 de diciembre.

 

Entiendo su apreciación y espero que esta explicación le lleve a comprenderme un poco. El día 7 de este diciembre, Vargas Llosa, premio Nobel de literatura de este año afirmó en su discurso.

 

“ Detesto toda forma de nacionalismo, ideología -o, más bien, religión- provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales. No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del 'otro', siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.”

Yo viví parte de mis mejores años en El Salvador, y aprendí mucho de sus gentes de aquí que quiera colaborar a ensanchar, en  la medida de mi buen saber y entender este mundo que nos une a todos.

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