Opinión / Política

Gasolinazo y retroceso en Bolivia


Domingo, 9 de enero de 2011
Mauricio Silva

La administración de Evo Morales en Bolivia tomó una serie de medidas los pasados días que tienen muchas lecciones para nuestro país. En los días entre navidad y año nuevo el Vicepresidente de la República anunció un aumento al precio de los combustibles de entre 57% y 83%, lo que se llamó “el gasolinazo”. Mientras el Vicepresidente hacía ese anuncio, que tomó por sorpresa a toda la nación, el presidente Morales estaba en Venezuela entregando donaciones de alimentos en ese país. Inmediatamente después del anuncio del gasolinazo muchos productos y servicios subieron sustancialmente de precio. Todo lo anterior provocó clamor e indignación popular, incluso en los movimientos de base que apoyan al Gobierno, que obligó al mismo a revertir la medida (“el retroceso”). Varios días han pasado desde que el gobierno dio el retroceso y muchos de los precios todavía no regresan a sus niveles originales de antes del gasolinazo. Casi todos coinciden que las medidas han tenido un costo político muy alto para el gobierno.

Bolivia, país productor de gas, mantiene los precios de los combustibles con subsidios muy altos, las estimaciones del gobierno son que ese subsidio le cuesta a Bolivia, el país más pobre del continente con una población de alrededor de 9 millones, más de $ 400 millones al año. Pero lo más grave de ese subsidio es que es indiscriminado y en muchas instancias regresivo. Es indiscriminado pues lo recibe todo el que compra combustibles o servicios y productos que deben ser transportados, o sea, casi todo.  Es regresivo pues el que más consume recibe más subsidio.  Existe pues muy poco control sobre el destino de ese subsidio. Prueba de ello es que mucho de los combustibles subsidiados se transportan a países vecinos de contrabando. El subsidio también ahuyenta a posibles inversores en las áreas que producen energía, como la de los hidrocarburos una de las principales de Bolivia, pues el subsidio limita sus ganancias. Las inversiones privadas en gas y petróleo habían caído en un 69% en los últimos 10 años.

Basado en lo anterior, la medida de eliminar ese subsidio tiene lógica. El estado se ahorra esos fondos, elimina incentivos perversos, y obtiene mayor control sobre sus gastos. Ello no implica eliminar los subsidios, el gobierno puede aplicar los ahorros a otros subsidios pero de forma más focalizada, o sea con mucho mayor control de quien recibe el subsidio y para qué. Muy similares a lo anterior son varios de los subsidios que existían en nuestro país como los que se daban al gas y al diesel.

El gran error de las medidas que tomo la administración del Presidente Morales fue en la forma de hacerlo y la percepción que la gente tuvo de las mismas. Lo primero fue no consultar la medida con, por lo menos, actores claves involucrados. Según lo han expresado públicamente, la medida tomo por sorpresa a las gremiales más importantes como son la de transportistas, las de los distribuidores de combustibles, los productores y distribuidores de productos básicos, e incluso gremiales base del apoyo político del gobierno. Se podría haber dialogado con ellos y acordado y anunciado simultáneamente medidas compensatorias, como las que de todos modos anuncio después el gobierno, como fueron el aumento de un 20% en el salario mínimo, incremento en los subsidios agrícolas y aumento controlado de precios en ciertos rubros.

El segundo error grave fue la forma en  que la medida se anunció. Se criticó que no fuera el mismo presidente quien la anunciara, sobre todo si se trata de un presidente populista; que el presidente estuviera fuera del país haciendo “caridad fuera de casa”, fue por lo menos inapropiado y políticamente incorrecto. La fecha tampoco fue la más adecuada, días de celebración y reflexión no son para este tipo de anuncios. Medidas tan importantes y de tanto impacto deben  estudiarse cuidadosamente, analizar todos sus efectos y saberse vender.

El hecho de haber querido realizar el aumento de un solo es discutible. Se hubiera podido realizar el aumento por tramos para disminuir el impacto económico y quizás obtener mayor viabilidad política, pero también cada aumento tiene un costo político casi igual, no se sabe si tantos aumentos hubieran podido tener un mayor costo político y menos viabilidad. Si la medida se hubiera anunciado junto con otras como aumento controlado  en ciertos productos y servicios y otros subsidios para paliar los costos de la medida, la misma hubiera tenido mayor viabilidad.

Igual de grave como el gasolinazo es el retroceso. Echarse para atrás en una medida como esa es muy serio, la mayoría de los costos políticos ya estaban dados, el dar paso atrás es signo de debilidad y quita viabilidad a otras medidas que el gobierno quiera tomar. Desde varios puntos de vista el mal ya está hecho. Los precios se dispararon y la mayoría se mantienen o han bajado poco,  la inseguridad política aumentó, y aun peor parece ser la erosión del poder de Evo.

 

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