Opinión / Cultura y sociedad

Hecho en “sivar”... prestando cosas

La nueva producción de Akumal tiene la intención de pasearte por San Salvador, como sugiere el nombre. Hasta cierto punto lo hace, pero a veces uno puede pensar que está en México o Inglaterra. Esta es una observación más que un piropo.


Martes, 11 de enero de 2011
Óscar Luna

Llevaba años pidiendo que una banda salvadoreña sonara así, y ahora que Akumal complace mis deseos, ya no sé si quiero que suene así. No me malinterpreten: en el disco hay un trabajo arduo y los Akumales han puesto en él mucho de lo que tienen. El problema es que creo que no dieron todo lo que tienen.

Les conozco y sé que es su estilo, pero, Tamagaz, la canción que abre su disco, puede ser tomada como una broma. Por lo menos eso pensaba yo cuando los escuchaba en vivo. Es el track más flojo de “Sivar” y no debieron ponerlo como el opening del disco. No debieron hacerlo porque quien escucha se puede hacer la idea -errónea- de que todo el disco suena a eso. Y no se trata de un insulto a ese tipo de cumbia rock al que se nos acostumbró con El Gran Silencio, el problema es que no está bien lograda y, para nada, transmite la esencia de Akumal.

El disco se recupera rápidamente con Viento Solar, que sí encierra el estilo de música que tiene Akumal. La voz de Melvin puede llegar a asfixiar, pero el juego con la voz de la cantante-corista Natalia Alejandro da aire y frescura. Siempre tomando como base esta canción, a la instrumentación de las canciones es difícil encontrarles algún problema. A lo que los más puristas le puede poner uno que otro pero es a la similitud con Caifanes-Jaguares, tanto en la música como en la composición.

El disco es corto, nueve canciones, y a la mitad está todo lo bueno, todo lo que a Akumal lo hace Akumal.

El Puente de la Distancia es, sin duda, una de las mejores canciones que quedarán plasmadas en un disco nacional. Una composición de Jonathan “el Gruego” García que tiene, como es de esperar, al bajo como protagonista. Una canción pop instrumental que transmite la sensación de que todo, todo va a estar bien en tu vida.

Le sigue la “I’m the Walrus” hecha en El Salvador, que es London Tea. Esta toma prestados la melodía y los coros de la mítica canción de los Beatles. Una vez más la influencia es muy marcada, pero bueno, eso no es malo, hay grupos de talla mundial que han hecho una exitosa carrera tomando prestado de otros artistas. Pero, sobre todo, London Tea es otra de esas canciones que te sacan una sonrisa involuntaria y te hacen tararear el coro... larga vida al pop.

La racha se extiende hasta Femme Fatale, la antepenúltima del disco, y deja claro los buenos músicos que tiene la banda: el show de las guitarras acá es muy bueno, hay un gran entendimiento entre Carlos y Erick, los dos guitarristas, y arreglos muy bien pensados.

Cuando Akumal vino a la sección de El Faro 'Desde el Balcón' nos confesaron que querían hacer un disco que marcara precedente en la historia de la música salvadoreña. Sivar -se lee Sívar, aunque ellos no lo tildan- no será ese disco, pero el camino está ahí y lo van recorriendo de prisa. Algún día llegarán y este disco será el que habrá iniciado todo.

P.D. a los escuchas: pongan atención al disco, pero no se decepcionen con Tamagaz, olvídenla rápido y pasen a lo siguiente y es probable que los deje boquiabiertos porque sí está hecho en sívar.

Nota: 7.5 de 10

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