Opinión / Política

La gira de Obama


Domingo, 30 de enero de 2011
Luis Fernando Valero

El próximo mes de marzo el presidente de Estados Unidos visitará Brasil, Chile y El Salvador. La importancia en el ámbito internacional de Brasil, nadie la discute, es uno de los grandes países emergentes y referente en esta zona; Chile es muestra de una democracia consolidada, después de años de oscuridad impulsados por la propia administración norteamericana, bajo la égida de Kissinger. El Salvador es muestra de cómo un país puede renacer y consolidar una democracia llegando al poder  uno de los miembros de las opciones políticas durante años combatidas por la propia administración de Norteamérica y ahora ser aliados en la construcción democrática.

Obama ha tenido un comportamiento un tanto errático en relación con Ibero América, desde sus primeras manifestaciones sobre Cuba, en febrero de 2009, en donde se esperaba un comportamiento mucho más abierto y continuado hacia el hemisferio, ha ido dejando que algunos posibles logros no se consolidaran.

El tratado de defensa con Colombia, , y el Tratado de Libre Comercio TLC con Colombia y Panamá no llegó a buen término, y hay que sumar las divergencias sobre el caso hondureño.

Da la impresión de que no hay una división clara en la política hacia la zona, entre demócratas y republicanos, así por lo menos lo declara Arturo Valenzuela, subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos en  el gobierno de Obama. En la revista Política Exterior, n.139. Ya que él es partidario de una política bipartidista para la zona. La pérdida de poder político de los demócratas en el Congreso parece que obliga a Obama a tender puentes. El Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara lo preside la republicana de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen; el demócrata Robert Menéndez, también de origen cubano, el subcomité de Asuntos Hemisféricos, en el Senado. Ambos pertenecen al sector duro contra cualquier apertura hacia Cuba. Ileana además es una conocida antichavista.

Valenzuela, nacido en Santiago de Chile en 1944, es uno de los hispanoamericanos que ha alcanzado un nivel más alto en la política
norteamericana. Es un intelectual que  trabajo con Bill Clinton además de director del Centro de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Georgetown.

Parece que la administración de Obama opina que los países hispanoamericanos hoy ya son mayores de edad y pueden arreglárselas
solos con sus problemas, con la excepción del narcotráfico y el crimen organizado que requieren una acción cooperativa, lo que ya es común en esta sociedad global.

Los papeles de Wikileaks han demostrado que aún hay demasiadas inercias tradicionales en las relaciones diplomáticas y que son la
inseguridad ciudadana, la pobreza, la exclusión social las principales preocupaciones. Valenzuela debe luchar contra años de incomprensión y de rechazo de los pueblos hispanos contra una política de sometimiento y dependencia de  muchos de los líderes hispanoamericanos a la diplomacia de Washington.

La Organización de Estados Americanos, OEA, es un buen  ejemplo del cambio, ya  en la elección del 2005 fue necesario realizar varias
votaciones para llegar a un nombramiento. La Secretaria de Estado Hillary Clinton ha viajado más a la zona que
muchos otros secretarios anteriores, excepto Kissinger.

Valenzuela cree que en estos momentos los problemas que tiene Hispanoamérica son menores que otros que acucian a los EE.UU. en otras partes del mundo. Desde el año pasado hay un grupo para Centroamérica de cooperación con España y Valenzuela cree que Centroamérica es el jamón del sándwich entre EE.UU. y el resto del continente. De aquí quizás la atención de
Obama por El Salvador.


La droga sigue siendo un problema crucial en las relaciones interamericanas. Valenzuela observa que la lucha contra este problema
no puede ser exclusivamente policial sino que hay muchas implicaciones educativas, jurídicas y de salud pública. Son ejemplares las integraciones que se consiguieron por medio de los ayuntamientos de Bogotá y Medellín con fuertes programas de educación social.
La crisis económica mundial interfiere en los procesos del TLC que tiene que ver mucho con la economía interna de los EE.UU. que en estos momentos no está boyante y ello dificulta algunos acuerdos.

La ley inmigratoria es otra de las tensiones de la zona, ya que no acaba de reformarse y a su vez se está convirtiendo en un arma de choque entre republicanos y demócratas que no ayuda a la política exterior del gobierno.

El futuro viaje de Obama a la zona abre nuevos caminos que no están exentos de tensiones porque no puede olvidarse la penetración de China en los mercados primarios de la zona, y ello no deja de ser una cuestión a tener en cuenta, pero deben ser los propios iberoamericanos los que se den cuenta hasta qué punto eso es bueno y cómo deben ser esas relaciones.

Experiencia de tratar con un gigante ya tienen los pueblos iberoamericanos, es cuestión de que sepan que irse a un lado u otro no es la mejor manera de caminar en un mundo global y pluripolar.

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