El mayor terremoto vivido por Japón en su historia generó un tsunami que tras devastar las playas niponas se desplazó a gran velocidad a través del Pacífico y alcanzó las costas de Australia y del continente americano. Los tsunamis viajan por el océano casi mil quilómetros por hora con un oleaje imperceptible, pero cuando llegan a zonas costeras reducen su velocidad a 50 km/h y crean grandes olas con un enorme potencial destructivo. El viernes 11 se temía que el tsunami japonés impactara en las costas de El Salvador alrededor de las 4 de la tarde. Nunca fue así.
Sábado, 12 de marzo de 2011
Bernat Camps
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