Opinión /

Nuestro futuro con E.U.A.


Domingo, 20 de marzo de 2011
Francisco Altschul*

En el último viaje del Ministro de Relaciones Exteriores, Hugo Martínez, a Washington D.C., pudimos comprobar que tanto El Salvador como Estados Unidos comparten una visión de futuro respecto a sus relaciones bilaterales. La visita del Presidente Barack Obama a El Salvador demuestra la consolidación de esa visión, que ha tenido en nuestro país al Presidente Mauricio Funes como su principal líder y animador.

Funcionarios del Departamento de Estado y la Casa Blanca, senadores y congresistas de ambos partidos políticos coinciden en que El Salvador se ha convertido en un referente de estabilidad en la región y que tiene la potencialidad de construir consensos en América Latina. El senador republicano de la Florida, Marco Rubio, expresó que nuestro país, por su política moderada y pragmática, tiene la capacidad de convertirse en puente ideal para construir acuerdos en el hemisferio. Semanas atrás el Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela, y el subjefe del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, el demócrata Howard Berman, de California, coincidieron en calificar a El Salvador como “un ancla de estabilidad”.

A más de un año y medio desde que el primer Gobierno de izquierda asumió el Ejecutivo, se puede asegurar, sin ninguna duda, que la visión del Presidente Mauricio Funes por una política exterior de Estado, sin ataduras ideológicas, pragmática y moderada ha rendido sus frutos. Este nuevo abordaje de la diplomacia salvadoreña acentúa la urgencia de ver al futuro, en contraposición con las viejas prácticas de manejar las relaciones exteriores basándose en miedos y prejuicios ideológicos.

En la actualidad, la diplomacia salvadoreña pone en el centro los grandes intereses de la nación y, sobre todo, de las mayorías populares. Por eso, la agenda de cinco puntos de la reunión del Presidente Funes y el Presidente Obama tiene como una de sus líneas transversales el combate a la pobreza y la desigualdad.

El primer punto de la agenda es el directamente relacionado a la aspiración de que nuestros compatriotas mejoren su nivel de vida. Nuestro Gobierno espera que Estados Unidos considere a El Salvador para un nuevo compacto de la Iniciativa de la Cuenta del Milenio y también lo incluya como el único país del continente americano en el lanzamiento del plan “Asocio para el Crecimiento” (Partnertship for Growth). En el “Asocio para el Crecimiento”, equipos de ambos países analizan cuál debería ser la apuesta estratégica para que nuestro país crezca y que este crecimiento se traduzca finalmente en el mejoramiento del nivel de vida de nuestra población.

El segundo tema es reforzar nuestra alianza estratégica con los Estados Unidos en el tema de la seguridad ciudadana. El Presidente Funes ha reiterado la necesidad de crear un frente común en el hemisferio contra el crimen organizado, el narcotráfico y las pandillas transnacionales. Este frente común debe estar basado en el concepto de corresponsabilidad: Centroamérica tiene la responsabilidad de combatir el tráfico y el consumo de drogas en su territorio, pero Estados Unidos enfrenta el desafío de disminuir la demanda de drogas en su territorio. Junto a medidas más policiales y de combate a los criminales, nuestro Gobierno busca también una agenda social que prevenga que nuestros jóvenes ingresen a las bandas criminales. Todo esfuerzo en seguridad que no incluya la erradicación de la pobreza y la desigualdad es insuficiente.

El tercer punto es inmigración. Nuestro Gobierno pone como punto prioritario facilitar que nuestros compatriotas puedan quedarse en el país y produzcan aquí. Por eso agradecemos al Departamento de Estado de Estados Unidos su Iniciativa para el Fomento de la Inversión de Remesas para el Desarrollo, Crecimiento y Emprendimiento (BRIDGE, por sus siglas en inglés), que focalizará esfuerzos en las comunidades de origen de nuestros inmigrantes en los Estados Unidos. Esto no distrae nuestras gestiones diplomáticas, que buscan una reforma migratoria y otras medidas parciales que generen soluciones a miles de salvadoreños y salvadoreñas en los Estados Unidos. El Presidente Funes le planteará al Presidente Obama la posibilidad de que nuestros más de 200 mil salvadoreños bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS) puedan encontrar una solución permanente a su condición.

El cuarto punto es el cambio climático y las energías limpias. El Salvador ha sido considerado uno de los países más vulnerables del mundo, por eso buscamos una forma de colaboración entre Estados Unidos y Centroamérica para enfrentar juntos el reto de la adaptación a este fenómeno mundial. Una posibilidad importante de cara al cambio climático es estimular la producción en nuestro país de energías limpias que nos hagan menos dependiente de los combustibles. Una exitosa adaptación al cambio climático y la atracción de inversión destinada a energías limpias seguramente mejorarán la vida de las comunidades más vulnerables y abrirán la posibilidad de nuevos y mejores empleos.

Finalmente, la agenda termina con la discusión sobre cómo lograr que los pequeños y medianos empresarios tengan acceso a los beneficios del TLC con los Estados Unidos. Hasta el momento, el TLC ha beneficiado principalmente a los grandes empresarios, quienes tienen el conocimiento, la capacidad y la experiencia para negociar con los Estados Unidos. Ahora buscamos que los pequeños y medianos empresarios se conviertan en dinamos de producción que generen riqueza y muchos empleos a través de las herramientas bilaterales y regionales para el comercio.

Nuevos puntos de conversación podrían ser agregados a la reunión bilateral entre el Presidente Funes y el Presidente Obama. Esos nuevos puntos conservarían el mismo espíritu para encontrar una cooperación fuerte, estratégica, visionaria y de largo plazo con los Estados Unidos. Miramos al futuro, no al pasado. Por eso, la decisión del Presidente Obama de asistir a la tumba de Monseñor Oscar Romero es una clara señal de que estamos entrando a una nueva etapa en la historia de ambos países. Una nueva etapa que deja atrás las anteriores visiones paternalistas y cortoplacistas de la relación con Estados Unidos. Ahora somos socios que se respetan y que son lo suficientemente maduros para reconocer la corresponsabilidad en el abordaje de retos comunes. La visita del Presidente Obama a El Salvador es un peldaño más para construir el futuro y para seguir consolidando las excelentes relaciones entre nuestros pueblos y gobiernos.

 

*El autor es actualmente embajador salvadoreño en Washington D.C.

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