Opinión /

Escenarios


Domingo, 3 de abril de 2011
Rafael E. Góchez

El partido gobernante (ex fuerza guerrillera) celebró públicamente el segundo aniversario del triunfo electoral presidencial, en el marcode la visita que hiciera al país el presidente estadounidense, Barack Obama, en marzo de 2011. Unos días después, el partido oficial rechazó la decisión del presidente de la República de vetar el decreto legislativo que contiene las disposiciones que supuestamente le daban cumplimiento a la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, la cual declaró inconstitucional el mecanismo de las listas cerradas y bloqueadas para las elecciones de diputados. Estos hechos resumen la transición democrática que vive El Salvador.

En este contexto y después de escuchar múltiples (y a veces contradictorios) análisis sobre los acercamientos y distanciamientos entre los sectores económicos y políticos, se advierten cinco posibles escenarios sobre el futuro del país. Óptimo sería que la ciudadanía reflexionara sobre estos escenarios a la luz de los acontecimientos nacionales y sacara sus propias conclusiones. El orden en que aparecen los escenarios no tiene ningún significado.

Escenario 1: La sociedad salvadoreña piensa que otros y desde afuera le van a solucionar sus problemas. Las derechas se dispersan, el partido gobernante se conforma con ganar elecciones y el centro sigue ausente. Las inversiones privadas persisten en emigrar a otros países y se comportan erráticamente. Jóvenes y adultos siguen optando por irse al Norte. El sector empresarial se aferra a un fracasado modelo de desarrollo y el gobierno nacional no logra delinear y proponer un modelo de desarrollo sostenible. Prevalece la  incertidumbre y aumenta la brecha entre gobernantes y gobernados. La partidocracia se impone.       

Escenario 2: Los líderes salvadoreños le apuestan al país y hacen acopio del capital político nacional (luchas gremiales, sociedad civil organizada, acuerdos de paz, procesos electorales, alternabilidad y más). Ello se traduce en un acuerdo nacional para dinamizar la economía, mejorar las finanzas públicas e impulsar un proyecto de país. La gestión del presente gobierno es positiva y la economía crece arriba del dos por ciento durante tres  años consecutivos. Se aprueban los consejos municipales pluralistas e inicia un proceso de descentralización y ordenamiento territorial. El Salvador sale fortalecido de la actual crisis.

Escenario 3: Los partidos políticos dan un salto de calidad y optan por democratizarse. Las derechas logran cohesionarse. Las izquierdas trascienden el triunfo electoral y favorecen la gestión por resultados. El centro obtiene un espacio respetable en el tablero político. Se consolida la independencia de los órganos de gobierno. Se ordena y moderniza el transporte colectivo. Se logra la profesionalización y una mayor efectividad de la seguridad pública y del sistema de justicia, lo cual hace que se neutralice la impunidad y la corrupción. El sector privado favorece el estado de derecho y el crecimiento económico con equidad social.  Se  consolida el proceso democrático.

Escenario 4: La violencia social, el crimen organizado y el narcotráfico siguen creciendo y la respuesta policíaca-militar es inefectiva. EUA presiona y hace de este problema un punto de honor. Empieza una lucha frontal de carácter territorial en los centros urbanos de mayor hacinamiento y exclusión social. El desorden y la anarquía crecen aceleradamente, al grado que la comunidad internacional cataloga al país como un caso de  estado fallido.

Escenario 5:  Los dirigentes políticos y funcionarios públicos se inclinan por impedir la participación ciudadana y eludir la rendición de cuentas. La actividad económica se contrae y las finanzas públicas se deterioran hasta alcanzar niveles críticos. La dolarización se torna insostenible y la inflación  incontrolable. La insatisfacción social crece y las opciones democráticas pierden vigencia. La “bota del siglo XXI” emerge como una opción en el horizonte salvadoreño.

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de la visita que hiciera al país el presidente estadounidense, Barack Obama, en marzo de 2011. Unos días después, el partido oficial rechazó la decisión del presidente de la República de vetar el decreto legislativo que contiene las disposiciones que supuestamente le daban cumplimiento a la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, la cual declaró inconstitucional el mecanismo de las listas cerradas y bloqueadas para las elecciones de diputados. Estos hechos resumen la transición democrática que vive El Salvador.

En este contexto y después de escuchar múltiples (y a veces contradictorios) análisis sobre los acercamientos y distanciamientos entre los sectores económicos y políticos, se advierten cinco posibles escenarios sobre el futuro del país. Óptimo sería que la ciudadanía reflexionara sobre estos escenarios a la luz de los acontecimientos nacionales y sacara sus propias conclusiones. El orden en que aparecen los escenarios no tiene ningún significado.

Escenario 1: La sociedad salvadoreña piensa que otros y desde afuera le van a solucionar sus problemas. Las derechas se dispersan, el partido gobernante se conforma con ganar elecciones y el centro sigue ausente. Las inversiones privadas persisten en emigrar a otros países y se comportan erráticamente. Jóvenes y adultos siguen optando por irse al Norte. El sector empresarial se aferra a un fracasado modelo de desarrollo y el gobierno nacional no logra delinear y proponer un modelo de desarrollo sostenible. Prevalece la  incertidumbre y aumenta la brecha entre gobernantes y gobernados. La partidocracia se impone.       

Escenario 2: Los líderes salvadoreños le apuestan al país y hacen acopio del capital político nacional (luchas gremiales, sociedad civil organizada, acuerdos de paz, procesos electorales, alternabilidad y más). Ello se traduce en un acuerdo nacional para dinamizar la economía, mejorar las finanzas públicas e impulsar un proyecto de país. La gestión del presente gobierno es positiva y la economía crece arriba del dos por ciento durante tres  años consecutivos. Se aprueban los consejos municipales pluralistas e inicia un proceso de descentralización y ordenamiento territorial. El Salvador sale fortalecido de la actual crisis.

Escenario 3: Los partidos políticos dan un salto de calidad y optan por democratizarse. Las derechas logran cohesionarse. Las izquierdas trascienden el triunfo electoral y favorecen la gestión por resultados. El centro obtiene un espacio respetable en el tablero político. Se consolida la independencia de los órganos de gobierno. Se ordena y moderniza el transporte colectivo. Se logra la profesionalización y una mayor efectividad de la seguridad pública y del sistema de justicia, lo cual hace que se neutralice la impunidad y la corrupción. El sector privado favorece el estado de derecho y el crecimiento económico con equidad social.  Se  consolida el proceso democrático.

Escenario 4: La violencia social, el crimen organizado y el narcotráfico siguen creciendo y la respuesta policíaca-militar es inefectiva. EUA presiona y hace de este problema un punto de honor. Empieza una lucha frontal de carácter territorial en los centros urbanos de mayor hacinamiento y exclusión social. El desorden y la anarquía crecen aceleradamente, al grado que la comunidad internacional cataloga al país como un caso de  estado fallido.

Escenario 5:  Los dirigentes políticos y funcionarios públicos se inclinan por impedir la participación ciudadana y eludir la rendición de cuentas. La actividad económica se contrae y las finanzas públicas se deterioran hasta alcanzar niveles críticos. La dolarización se torna insostenible y la inflación  incontrolable. La insatisfacción social crece y las opciones democráticas pierden vigencia. La “bota del siglo XXI” emerge como una opción en el horizonte salvadoreño.

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