Opinión /

Fortaleza del Japón


Domingo, 3 de abril de 2011
Leandro Arellano*

En su Historia de la guerra del Peloponeso, Tucídides describe un fenómeno natural al que no da nombre, pero tiene toda la traza de haberse tratado de un tsunami. No es de extrañar, la zona alrededor de la Grecia antigua ha sido territorio sísmico. El historiador fue, además, el primero en señalar que un terremoto podría ser la causa.

 La palabra tsunami se hizo del conocimiento público  como sinónimo de calamidad cuando los televidentes del mundo presenciamos con estupefacción cómo gigantescas corrientes del océano se abalanzaron sobre tierra firme en Indonesia, Tailandia y otras islas del Pacífico asiático, en diciembre de 2044, ahogando todo bajo su manto destructor.

Tsunami es palabra japonesa que significa más que lo que conocemos en español como marejada. Cada una de las naciones que encaran el Pacífico, tienen un nombre propio para este fenómeno, lo que revela que viene de antaño.

El sismo que azotó Japón hace unos días es uno de los más devastadores que se registren. Y con todo, el terremoto causó poco daño frente al producido por el tsunami ocurrido poco tiempo después, y verdadero responsable del volumen de víctimas humanas y daños materiales.

Las maravillas que escuchamos del Japón provienen de hace muchos siglos, pero el rostro que conocemos de esa nación en la actualidad fue establecido hace escaso siglo y medio, cuando en 1868 se inicia la nueva era de la historia japonesa. La Restauración Meiji no sólo puso fin al feudalismo y restituyó el poder imperial. Los jóvenes samuráis que lo acompañaron en imponerse al Shogun, introdujeron también otros cambios revolucionarios: decidieron occidentalizar el país.

Entre las numerosas instituciones occidentales que adoptaron fue el establecimiento de elecciones para elegir un parlamento, algo desconocido en Asia. Ese sistema, con altas y bajas, ha mantenido la estabilidad y funcionamiento del país. Imitaron la economía capitalista y sólo hasta hace semanas los desplazó China como la segunda economía mundial, no obstante el tamaño del país. Las marcas comerciales japonesas de cualquier sector de la economía –computadoras, televisores, automóviles, ipods, etc. - se encuentran, literalmente, en todos los rincones del planeta.

De siglos atrás la organización social del Japón ha girado alrededor de la familia y del clan. Incluso sus gigantes corporaciones industriales operan bajo ese esquema. Pocas naciones se comparan con la japonesa cuando de lealtad o solidaridad social se trata. La fortaleza y resignación de japonesas y japoneses ante la tragedia que los abate estos días es ejemplar y nos compromete a todos. La naturaleza procede conforme a su propia lógica.                

Muchas son las virtudes que distinguen al pueblo japonés. Además de la organización de su sociedad, lo que les ha permitido obtener la capacidad económica que alcanzaron, los japoneses poseen un arte y una cultura originalísimos. Su vestimenta y su comida se caracterizan también por su creatividad. Los grabados japoneses llamaron la atención de Occidente desde los albores del siglo pasado y, pero en la actualidad la pintura y la caligrafía japonesas atraen cada vez más adeptos.

Por afición del autor de esta nota, digamos que un cineasta japonés cubre el horizonte del Siglo XX. Otros  aficionados saben que me refiero a Akira Kurosawa. En los estantes de las librerías de México dominan los ejemplares de narrativa japonesa, mientras que los jóvenes poseen sus propios templos de mangas. Eso y más ofrece Japón al mundo.  

*Diplomático y escritor mexicano. Actualmente es el embajador de ese país en El Salvador.               

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.