Nadie puede dudar de la importancia que ha tenido el personaje de Osama Bin Laden en los comienzos del siglo XXI y lo que han significado en el mundo los ataques terroristas inspirados por él.
Osama ha sido ejecutado por un Comando súper especializado de los SEALS, cuadro de súper élite del ejército de EUA. Condecorados por la acción.
Obama es un político elegido democráticamente en loor de multitudes en su país y le fue concedido el Premio Nobel de la Paz y no ha tenido ninguna duda en afirmar que con la muerte de Osama “se ha hecho justicia”.
Más de un analista político ha señalado que cualquier presidente de Estados Unidos, con o sin premio Nobel de la Paz, hubiera actuado de la misma manera. El problema que subyace y sobre esto se hablará durante mucho tiempo es, como ha señalado el profesor universitario Fernando Fernández en la prensa española:”La democracia tiene derecho a defenderse de los que quieren acabar con ella. Pero su actuación tiene límites. Esos límites no son, sin embargo, absolutos: dependen de las circunstancias de tiempo y lugar. No hay un código universal de prácticas democráticas, y si lo hubiere carecería de validez alguna, más allá de ser utilizado como arma arrojadiza con criterios oportunistas por todos los afectados”.
Para muchos no cabe ninguna duda de que la acción de Estados Unidos es totalmente legítima de acuerdo con su legislación, ya que ésta legitima a su Presidente para perseguir y ejecutar terroristas, en cualquier lugar del mundo, al igual que hay otros países que la tienen.
De lo que no hay lugar a dudas tampoco, es que su influjo además de ser ideológico será psicológico y ello moverá a acciones a muchas personas y en otras generará una impresionante sensación de incertidumbre y de inseguridad.
Ello por supuesto hará que el mundo sea cada vez mas diluido, en el sentido que habla Bauman, en su libro “Comunidad: “Las fuentes de la inseguridad no son visibles y no aparecen en los mapas que se venden en los quioscos de prensa, así que no podemos localizarlas con precisión, al igual que no podemos cegarlas”.
La famosa “Guerra contra el terror”, que señaló Bush, produjo un cambio objetivo en la sociedad norteamericana y dio la impresión de que aquel mundo continuo de guerras preventivas que llevó a EUA a un pavoroso callejón sin salida en Irak y Afganistán, y por extensión a todo el mundo, sobre todo, al llamado occidental, produjo un gran hartazgo en su país y eligieron a Obama.
Teóricamente hablando, el trauma del 11 de septiembre del 2001 se ha cerrado con la muerte de Osama que ha llevado a cabo Obama, esperemos que ahora se inicie una nueva época, pues ésta, está claro, no nos ha llevado a un buen fin, dada la catastrófica crisis que ha generado, un paro mundial espeluznante y cada día más un abismo entre los que tienen y los que no tienen, entrando en este último grupo la clase media que cada vez tiene menos y se está desmontando el Estado de Bienestar.
Quizá sea bueno pasar página. Según Obama y otros muchos:”Se ha hecho justicia”.
Tal vez debamos pensar cómo termina su libro “Algo va mal” Tony Judt: “Como ciudadanos de una sociedad libre, tenemos el deber de mirar críticamente a nuestro mundo. Si pensamos que algo está mal, debemos actuar en congruencia con ese conocimiento. Como sentencia la famosa frase, hasta ahora los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversas formas; de lo que se trata es de transformarlo”.
