Opinión /

Los próximos tres años


Sábado, 11 de junio de 2011
Mauricio Silva

Al terminar el segundo año de la administración del Presidente Funes es apropiado pensar en el futuro con una visión de mediano plazo. Hacer esa reflexión con visión de país nos lleva a preguntarnos ¿Cuáles deberían ser los principales logros que queremos para este periodo de cinco años para El Salvador? Puesto de otra manera, dadas las grandes limitaciones que tenemos, las que no nos permiten tener todo y, por tanto, tener que priorizar ¿Dónde deberíamos enfocar nuestros esfuerzos para asegurar que para el 2014 hemos logrado el cambio que, como país, queremos?

El planteamiento anterior parte de tres supuestos que son importantes resaltar. El primero, es la visión de futuro para el país. El Presidente tiene la obligación de presentar un informe del quehacer de su administración, pero nosotros como nación debemos aprovechar la ocasión para también discutir el futuro. Segundo, al hacer un análisis de lo realizado o lo que queremos al futuro, no podemos hablar solo del gobierno, el rumbo de nación es responsabilidad de todos. Tercero, nuestros desafíos y necesidades son muchas, ello nos obliga a priorizar para ser efectivos. 

El forzarnos a priorizar es clave. El rumbo que como país traíamos no era adecuado, ello nos dejo pobreza, debilidad institucional, marcos legales y políticos inadecuados, finanzas públicas muy débiles, y una economía dependiente. Si a esas limitaciones sumamos la actual crisis financiera internacional, nos confrontamos con la dura realidad de no poder, aun en cinco años, satisfacer ni siguiera lo más básico, pero si deberíamos asegurarnos de que hemos cambiado el rumbo, de que vamos caminado hacia un país diferente, un país más justo, con una base económica más solida, un país que respeta su medio ambiente, los derechos humanos y la ley, con finanzas publicas solidas, y que durante esa transición reducimos al máximo los costos, sobre todo para los más pobres. Eso si lo podemos lograr.

¿Qué entonces priorizar dentro de todas nuestras necesidades? Habrán muchas opiniones y de allí la necesidad de dialogar para poder tener acuerdos de nación. Mi propuesta es  que en estos años nos aseguremos de completar y afianzar la reforma política, la modernización del estado, el sistema de protección social universal y una política exterior abierta, empezar a redirigir la economía hacia una cuyo objetivo sea el incrementar el empelo, una economía más abierta y que agregue mayor valor, ejecución de una política de sostenibilidad ambiental, provisión de servicios básicos a las mayorías pobres, reducir significativamente el crimen y la violencia, continuar incrementando la calidad y cobertura de los sistemas de salud y educación, y por último, pero requerimiento indispensable sin lo cual no funciona todo lo demás, con un estado financieramente solido.

La reforma política incluye consolidar procesos iniciados: la reforma electoral, la separación de poderes, la elección justa del presidente de la Corte de Cuentas, campañas electorales cada vez mas constructivas, separación de los gremios de la política partidista, mayor independencia de los medios de comunicación y voluntad para el dialogo y efectividad de los mecanismos establecidos para el mismo.

El reciente fallo de la Asamblea Legislativa de reformar la Ley Orgánica Judicial que hace retroceder la independencia de los poderes del estado, es una muestra que todavía estos procesos deben consolidarse. Modernización del estado incluye continuar simplificando la burocracia del estado, cumplimiento de la ley de transparencia, fortalecimiento de Relaciones Exteriores para atender  a los salvadoreños en el extranjero, transparencia en todos los procesos de adquisiciones públicos. La consolidación de la política exterior abierta requiere reforzar el papel independiente de nuestro estado en la política exterior y poner el mismo al servicio de dos intereses primordiales, los salvadoreños en el extranjero y las relaciones del empresariado salvadoreño, especialmente en la introducción a nuevos mercados.

El redirigir la economía es uno de los retos más difíciles y de efectos más a mediano plazo, pero que necesita iniciarse ya. Ello implica políticas del estado y acciones e inversión del sector empresarial para ampliar mercados (Centroamérica) o abrir nuevos en otros países (Brasil, China, India) o áreas (turismo, transformación tecnológica, etc.), alejándonos de una economía basada mayoritariamente en el consumo y los E.U.A. Ello también implica invertir en ciencia y tecnología en los nichos donde tengamos ventajas comparativas. El esfuerzo del estado en esta área debe ser complementario al del sector privado, pero es necesario para disminuir riesgos y burocracias, prestar garantías y/o acceso a capital, invertir en bienes públicos, regular mercados, desarrollar productos o abrir mercados. Debemos lograr esa transformación sobre la base de ser verdaderamente competitivos, no en base a menores costos laborales, contaminación ambiental o violación de las leyes laborales. Esa transformación económica debe beneficiar sobre todo a la mediana y pequeña empresa por lo que el estado debe tomar una opción preferencial por ese tipo de empresas; buen ejemplo de ello es el proceso seguido por el estado para la provisión de útiles y uniformes escolares, que tuvo costos iniciales pero logro los objetivos de proveer los uniformes a la vez que fortalecer a las PYMES.

La sostenibilidad ambiental debe ir de la mano con ese redirigir la economía ya que se debe buscar que el preservar el medio ambiente sea una actividad sostenible, aunque por ser un bien público siempre necesitará regulación y, en varios casos, inversión del estado. Ejemplos de esto son los rellenos sanitarios, muy necesarios pero que también han probado ser buenos negocios; el turismo ecológico, la siembra de café y los parques municipales. Lograr esto es más hacer que legislar o investigar. En otras áreas como la contaminación del aire por los vehículos y la contaminación de las aguas, es más el hacer cumplir las leyes.

La seguridad y la prevención de la violencia necesitan un enfoque integral, se debe actuar en varios campos simultáneamente. Atacar el tráfico de drogas y a los narcos requiere de un esfuerzo regional en el que todos los países de la región debemos actuar coordinadamente y cubrir costos, incluyendo a los responsables principales del problema, los E.U.A. Hay que reforzar las instituciones que trabajan en este campo y disminuir la impunidad.  Se debe trabajar con la juventud en los campos que son de su interés, especialmente las artes y los deportes.

Base de todos los desequilibrios ha sido la pobreza en que vive la mayoría de la población, es una injusticia que viola los derechos humanos más básicos, pero también es causa de muchos de nuestros males. Si no la atacamos frontalmente no lograremos quebrar el círculo vicioso del subdesarrollo. Para ello lo fundamental es invertir en salud, educación y servicios básicos para los pobres. En esas áreas debemos aumentar calidad y cobertura. En los próximos tres años podemos lograr avances significativos en esas áreas. Para mientras logamos eliminar la pobreza, debemos mantener las redes de protección social (Comunidades Solidarias) para disminuir los costos a los más pobres.

La mayoría de las acciones aquí descritas no requieren grandes inversiones de capital, requieren cambios profundos de sistemas, quebrar con un status quo poderoso, liderazgo tanto del sector público como del privado, transparencia y visión de país. Pero también varias acciones requieren inversión pública; para lograr ello necesitamos elevar nuestra carga tributaria, la segunda más baja del continente, en por lo menos tres puntos del PIB, a un 17 o 18%, que es el promedio de América Latina. Esa nueva recaudación se podría destinar en su totalidad a los sectores de salud, educación, servicios básicos y prevención de violencia. Ello podría ser una de las mayores contribuciones de la administración del Presidente Funes y de nosotros los salvadoreños hacia el 2014.

Muchos de los procesos para lograr estos objetivos ya han comenzado. Todos estos objetivos si los podemos lograr en el mediano plazo, lo que garantizaría el cambio que se busca.

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