Opinión /

¿Se integran los migrantes?


Lunes, 20 de junio de 2011
Mauricio Silva

Los migrantes hacia los E.U.A. lo hacen por buscar mejores perspectivas para ellos y su familia. Ello implica cambiar su entorno, salirse de una realidad que les ha sido muy adversa por condiciones estructurales de guerra, violencia y pobreza. Pero también migran atraídos por la nueva vida que pueden lograr, sobre todo para sus hijos. Los migrantes hacia E.U.A. lo hacen atraídos por el “sueño americano”, el poder – algún día – gozar de los privilegios de la sociedad americana.

Una publicación reciente por Tomas R. Jiménez, ¿Inmigrantes en los Estados Unidos: ¿Cuán bien se estan integrando en la sociedad?,  responde a esa pregunta por grupos étnicos y a través de tres generaciones de los migrantes que logran llegar a E.U.A. La pregunta es importante en el contexto de los E.U.A. porque dos de los argumentos más fuertes de aquellos que abanderan políticas en contra de los nuevos migrantes es que ellos no se  adaptan a las comunidades donde se asientan y que los migrantes siguen siendo una carga para esas sociedades por varias generaciones. Pero también la pregunta tiene relevancia para nosotros para saber cómo cambian los migrantes salvadoreños y que implicaciones tiene para nuestros valores, cultura y políticas. ¿Logran los salvadoreños su “sueño americano”?

 Integración es un proceso en el cual los nuevos migrantes y las comunidades en las cuales ellos se asientan – ambos los individuos y las instituciones – se adaptan mutuamente. Por ello, la integración no es un proceso fácil, implica ajustes incómodos para los migrantes y sus descendientes y para las comunidades donde se asientan. Recién llegados los migrantes enfrentan barreras naturales en varios campos (idioma, empleo, status legal, exclusión social, etc.). Sin embargo, el estudio de Jiménez demuestra que la brecha entre las nuevas generaciones de migrantes y el resto de la sociedad americana disminuyen con el tiempo a medida que los migrantes aprenden inglés, interactúan con las comunidades y se involucran en los procesos políticos. Pero la integración total lleva más de una generación. Los hijos de migrantes sobrepasan a sus padres en logros en educación, estatus ocupacional, riqueza y propiedad de sus casas. Estos nuevos migrantes estan logrando eso más rápido que los grupos anteriores de migrantes, de donde provienen la gran mayoría de los ahora ciudadanos americanos. Esas viejas generaciones de migrantes tomaron varias generaciones en integrarse.

Así de la primera generación de hispanos solo alrededor del 35% hablaba inglés bien, en la segunda generación lo hacía más del 80% y de la tercera generación más del 90%. La integración socioeconómica es donde los recién llegados hispanos avanzan más rápido, y esos logros son mayores en aquellos con menor educación y mucho mayores que los avances que muestran los americanos blancos no hispanos. Los hispanos con estudios de secundaria o menos logran pasar de menos de un 40% integrados socioeconómicamente en la primera generación, a un 85% en la segunda generación; menos de la mitad de los hispanos de primeras generación son dueños de su casa, comparados con más del 70% en la segunda generación.

El aspecto más importante en la integración es el estatus legal, pues determina futuras posibilidades de integración y desarrollo en los E.U.A. En ese aspecto los inmigrantes están en los extremos, o son ciudadanos o están ilegales. Más inmigrantes están obteniendo ciudadanía y lo están haciendo más rápido que las generaciones pasadas, pero aun existen unos 12 millones indocumentados en los E.U.A. Los hispanos son los que menos integración política tienen en los E.U.A.; de todos los grupos étnicos, ellos son los únicos con un porcentaje de votantes menor al  50% y los únicos cuyo porcentaje de votación ha disminuido con las generaciones. Los hispanos son también los que tienen menor porcentaje de casamientos inter raciales.

La integración tiene también aspectos subjetivos, tiene un componente de cómo los americanos perciben el ser americano. Para los latinos es muy interesante, y contrastante, conocer los valores sobre los cuales los americanos definen su identidad; esos valores son principalmente el respeto a las diferencias culturales, el hablar inglés, el considerarse americano, el considerar a todas las personas de diferentes bagajes como americanos y el ser ciudadanos. Los migrantes hispanos entienden el valor de esos conceptos, y por tanto, ellos pesan en su evolución cultural.

Varias conclusiones son importantes para nosotros del análisis anterior y de los datos que presenta Jiménez en su estudio. La percepción que tienen los grupos anti inmigrantes en los E.U.A. de que los inmigrantes son una carga para su sociedad no es cierta, los inmigrantes se integran, incluso más rápido que lo hicieron los antecesores de los ahora americanos. Los inmigrantes contribuyen a esa sociedad con su cultura y trabajo, pero también con sus impuestos. Lo que si hace daño a esa integración, y a la sociedad americana en general, son las actuales políticas anti inmigrantes que se impulsan en estados como Arizona y por varios grupos a nivel nacional, las cuales hacen mucho más difícil para esos grupos el acceso a la educación, la salud y la legalidad en los E.U.A. Un estudio que se realizó en Los Ángeles demuestra que los hijos de inmigrantes no autorizados tienen un 25% más de probabilidades de no terminar la secundaria, 70% más probabilidades de no obtener un título universitario, y tendrán ingresos un 30% menores que los migrantes cuyos padres están en el país legalmente. El estatus legal, el miedo a la deportación, condicionan las posibilidades de empleo y remuneración, pero también la percepción de la sociedad americana de los inmigrantes y la autoestima de los migrantes. Esos efectos persisten incluso entre generaciones, el estatus legal de los padres es un desafío incluso para los hijos de inmigrantes nacidos en E.U.A. que han llegado a ser profesionales. El sentimiento antiinmigrante condiciona el desarrollo de varias generaciones de americanos.

Para los latinos, y para los grupos que apoyan a los inmigrantes, el análisis anterior nos resalta el valor de que los migrantes aprendan inglés y la necesidad de una mayor participación política, tanto a nivel de la sociedad americana como en el dialogo de políticas entre gobiernos, especialmente para obtener el estatus legal y oponer leyes discriminatorias. Sin participación política se hace más difícil tener voz y defender derechos.  Nuestras sociedades, como la salvadoreña, deben estar conscientes que también estamos en un proceso de integración, de cambio de valores de nuestros migrantes, pero también de nuestra sociedad por los valores y culturas que esos migrantes nos proporcionan.

 

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