Opinión /

Política electoral


Lunes, 22 de agosto de 2011
Roberto Cañas

El 11 de  marzo de 2012 serán las elecciones de alcaldes y diputados en El Salvador  y  a pesar de que ni siquiera formalmente el Tribunal Supremo Electoral ha convocado a elecciones la actividad de los partidos desde hace meses tiene como eje transversal: lo electoral, lo que se dice o se calla; lo que se hace o se deja de hacer está cruzado por este tema.

Es frenética la actividad de los partidos a nivel nacional, mucha de su energía la gastan en la selección de los candidatos, las luchas intestinas por los puestos son una autentica guerra, sorda la mayoría de las veces y abierta con griterío otras.

La política electoral se reduce a pelear candidaturas. El debate en los partidos no es alrededor de la elaboración de un análisis de la situación nacional y sus grandes problemas. En los locales de los institutos políticos no se discuten ideas de gobierno, propuestas programáticas, ofertas electorales. Se discute quienes serán los candidatos punto.

La reforma electoral no tuvo dinámica en 20 años en el país nada cambió en términos de reformas electorales, desde lo conquistado en los Acuerdos de Paz. Pero surgieron los fallos de la Sala de lo constitucional de la Corte Suprema de Justicia, son los fallos relacionados con las candidaturas independientes y la posibilidad de votar con listas desbloqueadas, estos fallos de manera inesperada, cambiaron el estado de cosas en términos de reforma electoral, no sin una férrea oposición de parte de los partidos políticos que se expresó en la aprobación del decreto 743 pues la partidocracia apreció que en los fallos de la sala de lo constitucional existían amenazas a sus intereses más inmediatos.

A estas alturas todo parece indicar que fallos de la Sala de lo Constitucional sobre lo electoral que puedan afectar las próximas elecciones de 2012 ya no habrán. Se quedaran para otra ocasión lo que respecta a los cocientes y residuos y cualquier recurso de inconstitucionalidad presentado este año. Por lo que nos quedara soportar una campaña electoral adelantada, vacía de contenidos, centrada en la selección de los candidatos a los distintos puestos de elección popular.

La realidad es que vivimos una democracia representativa limitada, donde han quedado postergadas, las tareas de la construcción democrática que permiten profundizar la democracia tales como: la despartidización del Tribunal Supremo Electoral, la aprobación de la Ley de Partidos Políticos que entre otras cosas serviría para regular el financiamiento privado de los partidos políticos y el dinero para las campañas electorales y la regulación de la propaganda electoral. No se ha completado el voto residencial, y todavía no se ve claro si se aprobará el voto de los salvadoreños en el exterior, el carácter pluripartidista de la composición de los Concejos Municipales es una cuestión también postergada.

Hablar de Democracia Participativa o Democracia Directa es algo lejano, poco probable en el corto plazo, pues para los partidos políticos profundizar la democracia no es prioridad: interesa el mantenimiento del estado de cosas, por lo que las formas de democracia directa como el Referéndum, el plebiscito. La iniciativa de ley ciudadana son cuestiones que se quedaran esperando otro momento político donde existan condiciones para aprobarlos.

El término de democracia directa en El Salvador, el solo hecho de mencionarlo, genera encendidas pasiones políticas y no se quiere aceptar que las expresiones de la democracia participativa son un complemento de la democracia representativa y son indispensables para avanzar en las tareas de la construcción democrática.

Me voy a referir en particular a una expresión de la democracia directa que considero de gran necesidad para hacer avanzar la democracia en el país se trata del Referéndum Revocatorio de Mandato y explicar porque considero que se debería de aprobar en el tiempo más corto posible.

El Referéndum Revocatorio de Mandato es un mecanismo institucional de consulta al pueblo, es un mecanismo de control popular del poder político mediante el cual por medio del voto universal, directo, libre y secreto, se define la continuidad o no de una autoridad elegida también por voto universal. Es un procedimiento electoral mediante el cual los electores pueden quitar o no de su puesto a un cargo electo. La revocatoria de mandato se fundamenta en los principios de soberanía popular y de representación, puesto que el pueblo en ejercicio de su soberanía, otorga a sus representantes un mandato para que ejerzan el poder político.

Son causas comunes de revocatorio de mandato los actos de corrupción, Violación de derechos humanos, Pérdida de legitimidad y fundamentalmente el no cumplimiento de las promesas electorales ofrecidas en el programa de gobierno por el que voto la población.

Todos los cargos de elección popular deberían de ser  revocables y  al transcurrir la mitad del período para el cual fue elegido un funcionario, si un número de electores determinado, lo considera necesario debería estar en condiciones de solicitar la convocatoria de un referendo para revocar un mandato.

 

El referéndum revocatorio es esencialmente un mecanismo de control ciudadano que le permite a la población tener a la mano un recurso legal para quitar al funcionario que no cumpla con sus promesas electorales. Con la revocatoria de mandato el ciudadano tendría el poder de premiar o castigar al gobierno de turno; y el poder de darle la oportunidad a la oposición para que ensaye otras fórmulas.

Es por ello que es conveniente que se implante el mecanismo de referéndum revocatorio para que el soberano, el pueblo ejerza un control sobre la gestión de los funcionarios públicos, para permitir que la población pueda hablar y ser escuchada con respecto a la naturaleza de su gobierno. La Asamblea Legislativa tendría que modificar la Constitución, para permitir convocar un referéndum esto es una necesidad para complementar la democracia representativa y para profundizar la democracia. Y lograr concretar que la frase que: los problemas de la democracia se resuelven con más democracia no sea una frase vacía de contenido, que solamente es utilizada, en discursos de ocasión.

 

 

 

 

 

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