Opinión /

¿Alguien puede gobernar el voto en Guatemala?


Lunes, 22 de agosto de 2011
Edgard Gutiérrez

Ahora la pregunta es, ¿habrá segunda vuelta electoral? Las respuestas no coinciden. La encuesta de Nuestro Diario (Aragón), publicada la semana pasada, es que no: Otto Pérez superó, con 2 puntos, la barrera del 50 por ciento. En cambio, la medición de elPeriódico (Borge), dice que sí habrá balotaje: a Pérez le faltan poco más de 5 puntos. Allí la pregunta se desplaza: ¿Quién irá a segunda vuelta, Eduardo Suger o Manuel Baldizón, que aparecen empatados en el umbral de los 2 dígitos?

El problema de los últimos reportes es de timing. Los estudios de campo se levantaron cuando Sandra Torres figuraba todavía como candidata y corría con vehemencia la especulación de que la Corte le diría que sí. De manera que quienes diseñan encuestas hicieron simulaciones en el terreno o sobre el escritorio, a partir de la pregunta ¿y si ella no corre? Para tener una aproximación más fiel a qué están pensando los electores, hace falta un estudio pos fallo de la CC sobre Torres y posamparo de la CSJ a Harold Caballeros.

A partir de muestras, muy chicas para ser representativas, se colige que 9 de cada 10 electores de Sandra Torres no tenían una decisión de qué hacer con su voto para Presidente, después de que ella quedó descalificada. Es ahí donde se desvían los factores estadísticos y entran en juego dinámicas cualitativas, particulares del poder local, incluso en las manchas urbanas, pues el voto de Torres estaba muy segmentado, social y territorialmente.

Es dudoso que el voluntarismo de Sandra Torres, colocado otra vez en escena en los últimos días, logre gobernar el voto duro de la UNE-Gana. Es una direccionalidad del votante que, en principio, parece factible (alinear las boletas de alcaldes y diputados a favor de la coalición), pero con un cierre poco realista (anular el voto para Presidente). Los partidos de ahora no son ideológicos ni de militancia disciplinada, tampoco son centralistas en ciertas decisiones. Las amenazas de sanciones o expulsiones contra quienes rompan la línea, tampoco va a cambiar la naturaleza pragmática, coyuntural y la fuerza del caudillismo local.

La evidencia de 25 años de democracia indica que los partidos nacionales pasan, y los líderes municipales y regionales permanecen. Ningún partido nacional ha sido reelecto en la Presidencia, pero hay alcaldes y diputados con 4 reelecciones, indistintamente del símbolo partidario. El poder político está fragmentado, pero es estable. Por eso es previsible que el voluntarismo de Sandra Torres la lleve hacia otro callejón sin salida. Ella no podrá ser la gran electora; habrá muchos pequeños electores. Ellos decidirán si Pérez Molina pasa en la primera ronda o si Suger o Baldizón se cuelan a una segunda.

*Este artículo fue publicado originalmente en elPeriódico de Guatemala. 

 
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