Opinión /

La crisis demanda acciones


Lunes, 19 de septiembre de 2011
El Faro

La crisis económica mundial ha desacelerado el ya de por sí pobre crecimiento salvadoreño y amenaza con estancarlo, mientras gobierno y empresarios difieren radicalmente sobre las mejores soluciones para sacar al país de la crisis.

La Asociación Nacional de la Empresa Privada ha exigido al Estado reconocer que existe un grave problema fiscal. En ello coinciden tanto las calificadoras de riesgo como el propio gobierno. En lo que difieren es en las medidas para corregir el problema.

El Salvador no alcanzará las metas fiscales estipuladas en los acuerdos internacionales y todas las instituciones financieras y evaluadoras advierten, nuevamente, de la urgente necesidad de una reforma fiscal. Se trata de una reforma que el Presidente Funes no ha querido llevar a cabo, aparentemente, para no distorsionar aun más sus relaciones con las gremiales privadas, que se han negado a hacer la menor concesión.

La ANEP ha exigido también al Estado recortar gastos, señalando como inadmisible el hecho de que el sector público haya producido el doble de plazas laborales que el sector privado. Ciertamente, en un país en el que apenas la quinta parte de la población posee un empleo digno, es inadmisible que el sector privado no sea capaz de producir siquiera la misma cantidad de empleos que el sector público. Que el sector privado salvadoreño tenga los niveles de inversión más bajos en toda América Central y que pretenda que el Estado salga solo de la crisis sin que ellos hagan ningún sacrificio.

Pero es inaudito que exijan congelar y recortar plazas en el sector público, porque si el Estado recorta en ese rubro, convertiríamos un parche para aliviar el gasto del Estado en una agudización de la crisis social. La ANEP ha propuesto un plan llamado compromiso por el empleo que sugiere mejorar los servicios de seguridad y educación, responsabilidad fiscal y crecimiento económico entre otros, que tiene muchas propuestas interesantes y que deben ser tomadas en cuenta por el gobierno.

Pero, al igual que en las administraciones anteriores, la propuesta de ANEP para mejorar los ingresos busca siempre sustitutos a nuevos impuestos. El recorte del gasto público y la formalización de negocios informales parecen ser las únicas medidas que los empresarios están dispuestos a tomar en cuenta para una reforma fiscal.

Es necesario no solo un recorte en algunos rubros del gasto público (ANEP acierta al exigir recortes en la partida de Casa Presidencial) sino mayor eficiencia en la ejecución y un aumento de gastos en otros sectores (educación, salud y seguridad). En tiempos de crisis, el Estado necesita no solo recortar los gastos superfluos, sino aumentar, justamente, en inversión pública que genere más empleos y en más plazas donde más se necesitan (policías, maestros, doctores). Y un Estado como el nuestro, con una de las más bajas tasas de recaudación fiscal, necesita que los que más tienen aporten más a las arcas del Estado.

Esta misma semana, la nueva presidenta el Fondo Monetario Internacional confirmó que la crisis mantiene sus dimensiones mundiales, que ha entrado en una fase peligrosa y que no podremos salir de ella si no es con el concurso de todos los sectores. De todos.

El Salvador, con los altísimos niveles de desigualdad, bien podría aprovechar para llevar a cabo medidas estructurales que garanticen una mejor distribución del ingreso nacional y descargar un poco a las clases medias, para comenzar a exigir a los más ricos que pongan, por fin, su cuota de sacrificio. Como curiosamente exigen, en Estados Unidos y Europa, los más ricos. Los más interesados en salir pronto de la crisis. Como ha hecho el presidente estadounidense, en un país en el que pagan más impuestos.

El gobierno necesita hacer muchísimo más para garantizar la transparencia. La negligencia de la Corte de Cuentas y la inoperancia de Probidad, aunado a las arbitrarias asignaciones de contratos desde Casa Presidencial (Polistepeque, Cosase) y las dilataciones y enmiendas a la ley de transparencia y acceso a la información dejan abiertas las puertas a la corrupción. Una corrupción de la que también se han beneficiado muchos empresarios.

La ANEP hace bien en exigir transparencia, y debería comenzar por dejar claro que no simpatizan con todos aquellos empresarios que se han beneficiado del Estado y admitir también que algunos de sus agremiados dejaron el país con una débil institucionalidad para combatir la corrupción (Fueron los banqueros los que presionaron a la Corte Suprema para quitar a Probidad facultades para solicitar información sobre las cuentas de funcionarios y ex funcionarios, y gozaron de un paraíso fiscal tan grande que vendieron los bancos sin pagar un solo centavo de impuestos). Algo que benefició enormemente a las anteriores administraciones, que según cables de la embajada de Estados Unidos asignaba contratos públicos con base en simpatías políticas y aprobaba legislación para favorecer los intereses de sus correligionarios.

El Salvador debe urgentemente institucionalizar una mejor distribución del ingreso mediante una profunda reforma fiscal, que retire la carga de una clase media ahogada y estimule la movilidad social. Para ello es necesario más impuestos progresivos y cargar a los que están en mejores condiciones de aportar. La situación fiscal del Estado es crítica, y es necesario tomar medidas urgentes. 

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.