Opinión /

Capitalismo salvadoreño en Wall Street


Lunes, 24 de octubre de 2011
Héctor Lindo

Estos últimos días las principales ciudades del mundo han visto multitudinarias manifestaciones de insatisfacción con el orden de cosas. La verdad es que en la oración anterior me costó encontrar la frase “con el orden de cosas”. Todo iba muy bien hasta llegar a “multitudinarias manifestaciones”. Inclusive la palabra “insatisfacción” fue fácil. El problema es identificar la naturaleza de dicha insatisfacción. “El orden de cosas” parece explicar algo pero su principal utilidad es su imprecisión. (Rótulo en el parque Zuccotti: “¿Dónde te colocas en un mundo de soñadores muertos?” Poético pero equívoco). Pero el movimiento está creciendo a pasos agigantados. Su expresión global, el sitio web AVAAZ ya cuenta con diez millones de miembros.

Quizás no es justo tratar de definir algo tan nuevo y geográficamente disperso en pocas palabras. El movimiento está buscando su forma y su mensaje. La mejor descripción que he escuchado hasta el momento proviene de la autora Naomi Klein en una entrevista televisada. Ella se refirió al movimiento como un “espacio” para la reflexión. ¿Sobre qué reflexionan? Creo que sobre el orden de cosas.

Pero no debo dejar que la búsqueda del efecto retórico me permita exagerar. Al cumplirse un mes de la ocupación de Wall Street ya hay algunos temas específicos que tienen resonancia generalizada. Es más, estos temas me suenan familiares. ¿Por qué será? Para responder a esta interrogante necesito la ayuda de los lectores de El Faro.  Por favor lea las citas textuales siguientes y responda cuál cree que es el origen cada una de ellas:

1. “Siento más confianza en los que duermen en la calle que en los banqueros”.

a) Artículo en el Diario Latino

b) Graffiti en Soyapango

c) The Occupied Wall Street Journal

 

2. “No puedo conseguir un buen empleo a pesar de ser muy trabajador”.

a) Ex funcionario del gobierno de Funes

b) Tweet escrito en Nueva York

c) Periodista que vive en Santa Tecla

 

3. “Las familias trabajadoras siguen corriendo con los gastos de la crisis financiera causada por las élites corruptas”.

a) Editorial en El Diario de Hoy

b) Estudiante de la UES

c) El sitio web AVAAZ

 

4. “El problema más grande es la mala distribución del ingreso”.

a) Economista de FUNDE

b) Indignado en el parque Zuccotti

c) Trabajo ex aula de estudiante del Externado de San José

 

5. “Hay una minoría que toma decisiones económicas a espaldas de la mayoría”.

a) Indignado en el parque Zuccotti

b) Comentario a un artículo en El Faro

c) Frase al azar escuchada en Plaza Mundo

 

RESPUESTAS: 1-c, 2-b, 3-c, 4-b, 5-a

¿Qué cree el público lector, les resultan conocidas estas quejas?

El problema que se repite con más frecuencia es el de la distribución del ingreso. En las últimas dos décadas la desigualdad en Estados Unidos ha crecido rápidamente. El eslogan más exitoso entre los indignados es “somos el 99 por ciento”, para establecer un contraste con el uno por ciento extraordinariamente rico y poderoso.  

De acuerdo con las últimas cifras (confirmadas por el Wall Street Journal), los 400 individuos más ricos de Estados Unidos poseen en conjunto tanto como la mitad más pobre de la población de ese país (150 millones de personas). La queja no es solamente que estos individuos son extremadamente ricos, sino que buena parte de su capital es el resultado de manipulaciones financieras que en nada contribuyen al crecimiento a la economía. Ahora el coeficiente de desigualdad de Estados Unidos es marginalmente mejor que el de nuestro país.

Una segunda queja es el enorme poder de unos pocos que cambian las reglas del juego a su favor. Existe la impresión de que las cuantiosas contribuciones económicas a las campañas políticas y los cabildeos furiosos en las cámaras legislativas inclinan la balanza a favor de las grandes corporaciones. La clase media se queda con una sensación de impotencia ante circunstancias fuera de su influencia. Muchos lamentan que el capitalismo de competencia a través de la innovación y del servicio al consumidor (ejemplificado por una compañía como Apple), está dando paso al capitalismo del compadrazgo y de las influencias políticas. Temen que se está imponiendo el tipo de capitalismo en el que una visita a las altas autoridades de la república puede alterar tratados comerciales internacionales para proteger la venta de las gallinitas de una persona de la élite empresarial. Quizás por eso no hay protestas en la Plaza Barrios. Para nosotros la rutina cotidiana incluye tanto la desigualdad extrema como el “capitalismo de la llamadita telefónica”, (ese sistema en el que un telefonazo al chero en la Asamblea o en Casa Presidencial es más expedito que competir a través de la innovación y el buen servicio).

Si mi lectura es correcta una de las pocas protestas claras del movimiento de los indignados de Wall Street es que la economía mundial ha estado copiando el modelo salvadoreño del capitalismo. 

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