La madrugada del 8 de noviembre de 2009 es imborrable para los habitantes de la colonia Caridad, de la ciudad de San Vicente﻿. Ese día, mientras dormían, una súbita correntada de lodo, rocas y agua destruyó esta comunidad a orilla del río Acahuapa. 70 personas fallecieron. Dos años después, la colonia sigue habitada y sumida en la miseria, y sus habitantes dicen no tener dónde ir.

Caridad venció a Ida pero no a la miseria

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Jesús Hernández, de 81 años, sobrevivió al desastre, pero hablar del deslave le trae sentimientos encontrados, pues su sobrina, que era casi una hija para él, murió el 8 de noviembre de 2009. Al recordar la tragedia prefirió ir a refugiarse a su cama. Jesús vive con su esposa, Juana Cruz de Hernández, de 75 años. En la colonia Caridad habitaban 45 familias, de las cuales 15 desaparecieron con la correntada de hace dos años. Menos de la mitad de las familias originales siguen aún poblando el lugar y un tercio de ellas viven en extrema pobreza.

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En esta zona había algunas de las casas de la colonia Caridad que arrasó la correntada la madrugada del 8 de noviembre de 2009. Una de las víctimas fue la sobrina de Jesús Hernández, cuyo cuerpo fue encontrado tres semanas más tarde debajo de unas rocas. Las viviendas que se salvaron por escasos metros del desastre siguen habitadas a la orilla del cauce.

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Antes que el deslave les cambiara la vida, Juana Cruz de Hernández, de 75 años, era una próspera comerciante de aves. &#8220;En ese entonces teníamos 80 gallinas, las queríamos vender en diciembre, pero nuestro sueño del dinero se vino abajo... todas se las llevo la corriente&#8221;, recuerda. Ahora cosecha granos básicos y de eso vive con su esposo, Jesús Hernández, quien plasmó este agradecimiento a Dios a la entrada de su casa por haberles permitido sobrevivir a la crecida del río Acahuapa.

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Cristian Hernández, de 10 años, es uno de los pocos niños que habitan en la colonia Caridad, pues a muchos se los llevó la corriente la madrugada del 8 de noviembre﻿. Cristian dedica las mañanas al estudio y las tardes a elevar su piscucha desde los escombros de las casas destruidas por la crecida. La colonia parece un pueblo fantasma, con esqueletos de casas donde no se escucha una risa ni llanto, aunque sí música religiosa que llega desde las casas en pie más cercanas.

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Estas casas fueron construidas hace 11 años por el programa San Vicente Productivo. Ahora han quedado a escasos metros del barranco que marca el cauce del río Acahuapa, que durante años ha fluido por esta zona. En la foto aparecen unas de las familias que sobrevivieron al desastre, quienes aseguran que ni el gobierno ni la empresa privada les ayudaron para recuperarse. Ahora se reúnen todas las tardes para compartir historias de su comunidad. Dicen que el problema más grave que padecen es el asedio de la delincuencia.

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Las tuberías que evacuaban las aguas negras de la colonia Caridad ya no funcionan. El año pasado las usaron como un memorial donde escribieron los nombres de las 70 personas que fallecieron debido a la tormenta Ida.

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Este 7 de noviembre los sobrevivientes se reunieron para recordar a sus parientes y amigos víctimas de la correntada. En este lugar donde hace dos años se instaló la morgue provisional, esta vez el sacerdote Juan Portillo ofició una misa en memoria de los fallecidos. Después, los pobladores llevaron velas para ubicarlas donde un día estuvieron las casas de las víctimas.

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Carmen viuda de Villalta sostiene el retrato de su esposo, Juan Villalta, de 50 años de edad, quien fue arrastrado por la correntada. La madrugada del 8 de noviembre su esposa le dijo las últimas palabras: &#8220;Procura venir rápido&#8221;. Él salía en auxilio de su abuela, quien se encontraba atrapada en otra casa a la orilla del río. Carmen atestiguó cuando a escasa distancia la corriente de agua, lodo, rocas y escombros barrió todo a su paso. Nunca encontró el cuerpo de su esposo.

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Antes del 8 de noviembre de 2009, José Sebastián, de 24 años, era un estudiante que vivía de su trabajo en el campo. Hoy pasa la mayor parte del tiempo en su hogar, donde intenta recuperarse de las lesiones que sufrió cuando unas láminas metálicas perforaron su cabeza, donde le dejaron claras cicatrices. La correntada de piedras, lodo y escombros lo llevaba aguas abajo y apenas pudo escapar de ella. Ya a salvo supo lo peor: su casa ya no existía y su padre había muerto.

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Katherine Sermeño, de 7 años, sobrevivió a la inundación provocada por el río Acahuapa, pero su padre desapareció la madrugada del 8 de noviembre, en la colonia Caridad. Su cadáver jamás fue encontrado.

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Ida soltó toda su furia entre las 9 de la noche del sábado 7 de noviembre y las 2 de la madrugada del 8 de noviembre de 2009. Muchos niños murieron entonces, entre ellos el hermano menor de Katherine Sermeño, Michael, de nueve meses (en las dos fotos del centro, en la fila superior), y dos primas de ella (fila inferior, a los costados).

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Los habitantes de la colonia Caridad dependen del río Acahuapa, que también les supone una amenaza para sus vidas.﻿

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Efraín Sánchez, de 10 años, es conocido en su vecindario como &#8220;Peter Pan&#8221;. Su madre es lavandera del vecindario, y por cada 50 camisas gana 2 dólares. Perdió su casa durante el desastre y su padre falleció cuando intentaba rescatar al hermano de Efraín. Ahora viven a orillas del río Acahuapa, sin agua potable ni electricidad. Efraín bebe agua contaminada de un nacimiento cercano﻿

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