Las próximas elecciones legislativas, a celebrarse en marzo de 2012, darán a los salvadoreños la oportunidad única de votar por personas y de esta manera decidir directamente quién será su representante. Esta nueva modalidad debería preocupar a los diputados que antes confiaban solo en su poder dentro de su propio partido para colocarse más arriba en las listas de diputados asignados según cantidad de votos.
Esta vez, los electores podrán votar por su partido de preferencia, pero definiendo a cuál o cuáles de los nombres propuestos por ese partido prefiere ver en la Asamblea Legislativa.
Si los ciudadanos hacen buen uso de este derecho, los diputados, que se escudan en su fuero para continuar haciendo corruptelas denunciadas en los medios de comunicación, la tendrían ahora más difícil para mantener su curul; y poco a poco la Asamblea podría irse convirtiendo en un lugar respetable y no en el nido de abusos y compadrazgos que es ahora.
Pero eso depende, evidentemente, de que los electores voten de manera informada por las personas que les parezcan idóneas. Y ello requiere también de trabajo ciudadano, para informarse y para compartir su información con otros. Y también, porque es necesario, para compartir la indignación por los abusos de los funcionarios y para que esa indignación tenga sentido a la hora de votar. Porque indignarnos es apenas el primer paso, y acaso el más sencillo, para comenzar a arreglar nuestro sistema.
Nosotros hemos intentado cumplir, investigando hasta donde podemos y denunciando responsablemente cuando hemos tenido información suficiente como para sustentar estas denuncias.
Lo que sigue es trabajo de todos. Para mejorar la Asamblea, para obtener mejores leyes, menos corrupción, menos compadrazgos, mayor decencia política. Para sacar de la Asamblea a los abusivos y a los corruptos. A los vividores. A los que defienden otros intereses. Para ello es necesario que sepamos muy bien por quién vamos a votar y nos volvamos a preguntar, antes, si es esta la persona más idónea para representarnos.
