Opinión /

Oportunidad para fortalecer las finanzas públicas


Miércoles, 23 de noviembre de 2011
Mauricio Silva

Las finanzas públicas del país están mal, probablemente vamos a cerrar el año con un déficit mayor al 4 %, por encima del proyectado, y ya alto, 3.6 %.  Se ha gastado más de lo programado y no se ha recolectado lo suficiente. Ello obedece a varias razones: no se llevó a cabo la reforma fiscal, el gobierno decidió mantener varios subsidios e introducir otros, el reciente desastre natural obligó a mayor gasto, y la crisis financiera internacional debilitó la economía y, por tanto, los ingresos fiscales que son un porcentaje de lo que se produce o gasta.

Las consecuencias de unas finanzas públicas débiles son varias, tienen implicaciones graves y afectan a muchos. Finanzas públicas débiles conllevan menor gasto público, mayor incertidumbre y una economía desacelerada. Subsidios no bien focalizados implican regalar dinero, que no se tiene, en aquellos que no lo necesitan, como es el caso del subsidio a los transportistas y el subsidio no focalizado del gas y la energía, con los que se está subsidiando a las clases medias y altas. Estos subsidios no focalizados y los impuestos bajos han hecho que el gobierno se endeude y adquiera financiamiento en el mercado a precios más altos. En caso extremo el gobierno podría llegar a cortar gastos básicos e incluso no tener para pagar sus obligaciones. De no tomar medidas, el país no podrá cumplir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional el cual estipulaba varias de las medidas que no se realizaron, como el techo máximo  del déficit, la reforma fiscal y el disminuir varios subsidios. Si no se cumple con el Fondo puede complicarse el financiamiento internacional y caer la calificación de país, lo cual implica que el financiamiento le será más caro al país. Una calificación más baja implica un financiamiento más alto en el mercado internacional.

Sin embargo, recientemente se han dado varios hechos que dan esperanzas de que las finanzas públicas pudieran empezar a fortalecerse. El FMLN presentó al pleno legislativo una reforma fiscal que propone subir impuestos. Su propuesta es bastante equitativa pues propone no subir impuestos a los que ganan un mínimo y subir más a los que ganan más. Por primera vez en tiempos recientes se da una propuesta fiscal seria y equitativa por un grupo político importante. FUSADES, después de reconocer la gravedad de la situación, recomienda austeridad en el gasto y un pacto fiscal integral. Es de asumir que “pacto integral” conlleva reconocer que se deben subir los impuestos como parte de un paquete de medidas fiscales. Esa posición no es apoyada por todo el sector empresarial – las gremiales mantienen su posición cerrada, pero el sector empresarial detrás de FUSADES es lo suficientemente importante como para lograr, con otras fuerzas, ese pacto fiscal. Por último, la Alianza para el Crecimiento firmada con el gobierno de Estados Unidos ayuda a un mejor clima para el aceleramiento de la economía. 

Ojalá otros actores claves reaccionen ante la situación y el país logre aprovechar la coyuntura para corregir el rumbo de sus finanzas. El Ejecutivo debería racionalizar el gasto principalmente por medio de focalizar los subsidios de energía, transporte y gas, y sumarse a los esfuerzos por aprobar la reforma fiscal. El momento es oportuno para que el gobierno redirija las finanzas públicas, mostrando así liderazgo y visión de país. Los partidos políticos deben poner de lado por un momento, y por el interés de país, su visión de corto plazo y aprobar la reforma fiscal. Ellos deben comprender, así como parece que ya lo hizo el FMLN, que el sumarse a los esfuerzos por una reforma fiscal justa y equitativa les repercutirá en mayores votos en las próximas elecciones. 

Hay factores externos negativos que continuarán oponiéndose a unas finanzas públicas sólidas, por lo menos en el corto plazo, como son la desaceleración de la economía mundial y los efectos de los desastres naturales recientes. Pero hay otros factores sobre los que se puede actuar como los gastos e ingresos públicos. Las finanzas públicas se pueden fortalecer; el momento político para hacerlo es ahora. Si se hace, las fuerzas conservadoras que se opongan corren el riesgo de quedar aisladas, de que se les identifique con sobreponer sus intereses inmediatos a los del país y de obstaculizar su progreso. Algunos defenderán siempre sus intereses creados, como el gremio de transportistas lo ha hecho tradicionalmente. Sin embrago, el gobierno, los sectores económicos y los partidos políticos que apoyan la reforma, deben comprender que no es necesario ni factible lograr unanimidad, solo se necesita consenso.
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