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'A mí El Chacal me ha confesado asesinatos concretos'

El 7 de noviembre pasado inició en París el juicio contra el extremista venezolano Ilich Ramírez, de seudónimo Carlos, quien fue apodado por la prensa francesa de los años 80 como El Chacal, leyenda de la lucha armada internacional en la Guerra Fría, luego de que la policía encontró en su departamento parisiense el libro El día del Chacal, la novela de Frederick Forsyth, sobre un asesino contratado para matar al presidente de Francia. Atrapado en Sudán en 1994, cuando Osama bin Laden también tenía en ese país su refugio, la Fiscalía francesa logró su extradición y exige hoy una nueva condena de cadena perpetua contra Ramírez, por los atentados cometidos en 1982 y 1983 en París, que dejaron 11 muertos y más de 100 heridos cuando era un militante palestino. A sus 62 años, al comparecer tras unos cristales de seguridad, Carlos ha desafiado al juez al definirse como “revolucionario profesional” y reivindicar hasta 100 atentados saldados con 2 mil muertos en sus ataques, en los que afirma que las víctimas inocentes no llegaron ni a 10%, es decir ni a 200. Víctimas francesas, residentes en Suiza, Hungría, Rumania y la ex Alemania Oriental son parte de esta trama.

En esta entrevista, Antonio Salas, seudónimo del autor de libros de investigación sobre extremistas de ultraderecha, narcotraficantes, traficantes de mujeres y terroristas internacionales (Diario de un Skin, sobre los neonazis españoles, El año que trafiqué con mujeres y El Palestino), narra cómo infiltró al Chacal a través del chavismo extremista venezolano bajo la fachada de un militante palestino de nombre Muhammad Abdallah, hasta convertirse en su confidente y principal contacto con el mundo exterior.


Jueves, 15 de diciembre de 2011
Víctor Flores

Usted me dijo en otra entrevista a principios de este año que, al comenzar sus seis años de infiltración en el extremismo islamista en 2004, tomó cursos sobre terrorismo en los que aparecía con frecuencia el nombre de Ilich Ramírez, Carlos. ¿Nos puede decir ahora cómo construyeron los servicios de inteligencia internacionales el mito del Chacal como “el terrorista más buscado” antes de Osama Bin Laden?
El terrorismo es una herramienta política muy útil. Y tanto derecha como izquierda la utilizan en su beneficio. El Comandante Carlos, como el jeque Bin Laden, fue instrumentalizado por los gobiernos de todo el mundo para fomentar el miedo y obtener beneficios. Y es evidente que a Carlos El Chacal, como a Al Qaeda, se atribuían todos los atentados que ocurrían en el mundo, los hubiesen ejecutado ellos o no. Pero eso no exculpa su responsabilidad en los crímenes que cometieron y que ellos mismos reconocen. Hace unos días el Comandante Carlos reconocía en su juicio en Francia haber participado 'solo' en unas 100 operaciones militares, que se saldaron con 'solo' unos mil 500 o 2 mil muertos. De los cuales, según sus cálculos, solo murieron unas 150 o 200 personas civiles inocentes. Daños colaterales, lo llama él. Para mí eso es suficiente para que se pase el resto de su vida en prisión. No me importa que se le hayan atribuido atentados que no cometió. Además, a mí, personalmente, me ha confesado asesinatos concretos. Ilich, a diferencia del jeque Bin Laden, era un hombre de acción. Y no necesitaba que nadie apretase el gatillo por él.

Usted aprendió árabe, escribió dos libros sobre temas islámicos, se convirtió al Islam, para reforzar su  identidad como el palestino Muhammad Abdallah, y hasta se circuncidó, con fines muy ambiciosos de penetrar hasta la red Al Qaeda. ¿Cómo terminó todo ese esfuerzo en la penetración de un viejo personaje casi olvidado de la Guerra Fría?
Ilich siempre fue un medio, nunca un fin. Desde que oí hablar de él a los expertos en terrorismo intuí que si conseguía ganarme su confianza, tendría una cobertura magnífica para acercarme a otras organizaciones terroristas internacionales. Obviamente, no es lo mismo acercarte a Hamas, Hizbullah, Al Qaeda o las palestinas Brigadas de los Mártires de Al Aqsa siendo el webmaster de Carlos El Chacal (conocido como el Comandante Salem en el mundo árabe), que siendo un simple desconocido. Evidentemente, de no estar 'apadrinado' por Carlos, yo jamás habría asistido a reuniones internacionales como la de Estocolmo. Y personajes como Abu Sufian, acusado por la inteligencia española, israelí y británica, de ser el líder de Al Qaeda en España, jamás me habrían aceptado como hermano...

En aquella primera entrevista dijo que fue en esos cursos que decidió que su fachada sería la de un venezolano, militante de la lucha palestina, converso al islam: su personaje Muhammad Abdallah. ¿Cómo diseñó su plan para localizar a la familia de Ilich en Venezuela y utilizarlo como “la viga maestra” de su infiltración en el terrorismo internacional?
Fue horriblemente lento y costoso. De hecho, en mi primer viaje a Venezuela para intentar localizar a la familia del Chacal, fracasé totalmente. Aunque averigüé que uno de sus hermanos pequeños trabajaba en la Alcaldía Mayor de Caracas, y acudí al departamento de personal, recursos humanos, etcétera, en ningún caso quisieron facilitarme una dirección o teléfono de contacto. Y volví a España con una frustrante sensación de fracaso. Regresé a Venezuela en varias ocasiones para seguir otras pistas. Al final, gracias a Jerónimo Carrera, fundador del Partido Comunista de Venezuela, localicé a Ligia Rojas, la que fue profesora de Ilich y su hermano Lenin. Y a través de ella por fin llegué a Vladimir, su hermano pequeño. Y a través de Vladimir, por fin pude llegar al Comandante Carlos.

Para llegar al Chacal usted infiltró en 2006 a los servicios de inteligencia venezolanos, vía el Comandante “Chino”, Alberto Carías, quien fue subsecretario de Seguridad de Caracas y líder de grupos armados como los tupamaros venezolanos, la punta de la madeja que lo llevó a la familia de Ilich Ramírez. Además de contactar a su hermano, Vladimir, usted creó el Comité para la Repatriación de Ilich en marzo de 2007, escribió ensayos en su página web, en español y árabe, www.ilichramirez.blogspot.com, con documentos, fotografías y noticias del caso. ¿Cómo es la familia de Carlos que le abrió incluso el baúl de recuerdos desde la infancia de illich?
Es una familia burguesa absolutamente normal. El papá, Altagracia Ramírez, falleció hace unos años, pero dejó a su esposa e hijos en una situación económica muy acomodada. De hecho tienen diferentes propiedades en Venezuela, y en otros países, gracias a la fortuna de don Altagracia. Elba, la mama de Ilich, es una mujer muy mayor, pero conserva su belleza y su lucidez. Y como toda madre exculpa a sus hijos de todas las cosas terribles que hayan podido hacer. A mí me recordaba mucho a mi abuela, y no puedo decir nada malo de ella. Vladimir, el pequeño de los tres hermanos, es un ejemplo de lealtad. Es el verdadero motor, incansable, de la lucha por conseguir la libertad de su hermano. Lenin, el hermano mediano, es el gran ausente. Pero tiene buenas razones para ello. Aunque todos los biógrafos de Ilich hayan olvidado a este personaje, Lenin estuvo muy cerca de Ilich en los primeros años de lucha en el Frente para la Liberación de Palestina (FPLP, el ala marxista de la OLP), y Lenin intenta mantenerse en el anonimato, porque tiene razones para hacerlo. En cuanto a las otras familias del Chacal, los biógrafos de Ilich sólo se han ocupado de Magdalena Kopp, su penúltima esposa, y de Elbita, la hija única hija reconocida por Ilich. Pero Ilich tiene otros hijos, e incluso nietos, que ahora son cadetes en la academia militar bolivariana en Venezuela... o en Cuba. Y otras esposas que ahora, por ejemplo, viven en Jordania. Isabelle Coutan, su abogada francesa y última esposa, no contrajo matrimonio de forma legal en Francia.

Después de que consiguió llegar a Ilich y ganarse totalmente su confianza, usted se dedicó a explorar docenas de líneas de investigación sobre El Chacal, la resistencia palestina o iraquí, los grupos armados bolivarianos, la ETA vasca, las FARC colombianas. Se convirtió en el webmaster que controlaba la página oficial de Carlos en internet, y en uno de los hombres qué más ha conversado con él desde su detención en Sudán en 1994, “durante docenas y docenas de horas”. ¿Cuáles son los datos más relevantes de esas conversaciones que grabó en relación con los atentados de los cuales se acusa a Ilich Ramírez en el juico actual en Francia?
Es muy difícil destacar alguna, porque fueron muchas horas de charla. Desde agosto de 2008 me llamaba todas las semanas, y a veces varias veces por semana. A veces charlábamos unos minutos, otras hasta una hora seguida. En ocasiones hablábamos de política, otras de religión, otras de su vida personal. Valorar el interés de cada afirmación de Ilich probablemente depende de las preferencias de cada lector. Seguramente a los colombianos les interese especialmente la opinión, o la relación de Ilich, con respecto a las guerrillas de las FARC o el ELN; a los venezolanos sus afirmaciones sobre Chávez, etcétera. A mí me interesaba mucho todo lo que me pudiese decir de ETA, la banda terrorista que existía en mi país, o lo que me pudiese contar sobre Al Qaeda, el terrorismo yihadista o el Islam. Y me impresionaron mucho sus revelaciones sobre su vinculación directa con ETA, asesinatos que ejecutó personalmente, o su conocimiento sobre los responsables intelectuales del 11S. Sobre todo porque todos sus seguidores se empeñan en considerar el 11S como un atentado de 'falsa bandera' ejecutado por los mismos norteamericanos para justificar la invasión de Irak, pero Ilich no opina eso.

¿Cuáles fueron otras acciones violentas, no contempladas en el juicio de París, que Carlos reivindicó ante usted en sus conversaciones?
Por ejemplo, un día que le comenté que acababa de ver la película 'Munich', de Steven Spielberg, sobre las famosas ejecuciones que hizo el Mossad (inteligencia israelí) de los supuestos terroristas que habían participado en la famosa matanza de atletas israelíes, Ilich me aseguró que Israel utilizó la masacre de Munich para ejecutar a líderes de la resistencia palestina que no tenían nada que ver con aquella operación. Y al único palestino, según Ilich, que mataron y que sí estaba relacionado con Munich, lo ejecutó un colaborador árabe del Mossad, al que Ilich mató con sus propias manos. Ni en el actual juicio, ni ningún biógrafo de Carlos, tiene constancia de ese asesinato, por ejemplo.

Cuando entrevistaba por primera vez a Vladimir, dos días después de la reelección de Hugo Chávez, en diciembre de 2006, el hermano menor de Carlos recibió  una llamada de su hermano desde la prisión francesa de máxima seguridad de Clairvaux y habló con usted en árabe. Pero su primer contacto con El Chacal sin intermediarios ocurrió más de un año y medio después, el 23 de agosto de 2008, en una llamada grabada de casi 40 minutos, desde la prisión de La Santé en París, donde ya podía llamar libremente a cualquier persona. ¿Cómo logró engañar a tanta gente y al propio Chacal? ¿Podría relatar los momentos más peligrosos como el episodio en un congreso internacional en Suecia, donde estuvo a prueba como representante de Carlos?
No lo hice. Esa es la clave, en mi humilde opinión, de una buena infiltración. No mentir, o hacerlo solo si es imprescindible. Lo fundamental es buscar en tu propia personalidad puntos en común con el personaje que interpretas y sustentar en ellos tu nueva personalidad. En realidad yo no mentía cuando me presentaba como colaborador de los medios árabe-venezolanos, o cuando defendía la causa palestina, o cuando describía mis viajes por Siria, Jordania, Mauritania, Túnez, Marruecos, Líbano, etcétera. Aun así, confieso que la primera vez que hablé con Ilich, estaba aterrorizado, porque no me lo esperaba. Había quedado con Vladimir, y en aquel momento Ilich solo tenía permiso para llamar a su número desde prisión. Y lo hizo justo cuando yo estaba con su hermano. Gracias a Dios mi cámara estaba grabando, de lo contrario soy consciente de que la primera de mis conversaciones con Carlos, en árabe, parecería fruto de mi imaginación. A partir de ahí comenzó un largo camino que se prolongó durante años. La reunión de Suecia fue una de ellas. Viajé a Estocolmo, en calidad de webmaster del Chacal, para participar en una reunión internacional de grupos revolucionarios, porque Ilich llamaba a mi teléfono, y a través de él, podía dirigirse a los presentes. Pero la verdad es que me sentí muy solo y muy vulnerable en aquel viaje. Porque a medida que avanza una infiltración, el desgaste sicológico, físico y también económico es brutal. Yo trabajo solo, y no recibo ayuda de absolutamente ningún gobierno, medio de comunicación ni grupo de ningún tipo.

Usted le enviaba al Chacal libros, cigarros habanos, fotos recientes que le había hecho a su madre en Venezuela, en busca de reforzar su identidad para realizar nuevas infiltraciones en Medio Oriente y el extremismo islámico. ¿Por qué se conformó al final con meterse entre las redes del chavismo extremista, en husmear en el entorno del propio presidente Chávez y de sus aliados cubanos?
En realidad no lo hice. Pero es tanto el interés que tiene en la geopolítica internacional Hugo Chávez, que esa parte de mi investigación ha eclipsado todo lo demás. En Europa interesa mucho más que yo llegase a grabar a Arturo Cubillas, considerado el jefe de ETA en Venezuela, o que recibiese adiestramiento paramilitar en Caracas, que mis contactos en las mezquitas de Marruecos, Mauritania o Egipto, o mi relación con líderes de la resistencia palestina o iraquí. Es lógico. Chávez es un auténtico grano en el culo para los intereses europeos y norteamericanos que necesitan el petróleo venezolano. Y ahora que ha vuelto a ganar el Partido Popular de Mariano Rajoy en España, es evidente que a los medios españoles no les interesa en absoluto mi investigación en Oriente Medio o en el norte de África, sino todo lo que puedan utilizar contra Chávez.

Usted afirma que la web de El Chacal resultó ser una herramienta fantástica en internet para su infiltración en el terrorismo internacional. ¿Realmente seguía Carlos conectado con los extremistas globales? ¿Podría ofrecer ejemplos?
El Comandante Carlos sigue diariamente las noticias internacionales con gran atención. Pero también mantiene una fluida correspondencia con diferentes grupos internacionales. Algunos incluso de extrema derecha, y nazis, algo que los seguidores venezolanos y bolivarianos de Ilich prefieren ignorar. Pero sobre todo continúa vinculado a organizaciones como los Hermanos Musulmanes, o el Frente Islámico de Combatientes del Gran Oriente (IBDA-C), que volaron las sinagogas de Estambul en 2003.

Usted dice que Carlos mostró “especial interés” cuando le dijo que, entre los sobrevivientes de la Guerra Fría, le había escrito un tal Eduardo Rozsa, entonces Vicepresidente de la Comunidad Islámica en Hungría. Le reveló que Rozsa había sido su hombre de confianza en Hungría durante sus operaciones para la causa palestina de la OLP. Usted tuvo una “relación fluida” con Rozsa, y le hizo la última entrevista antes de ser acribillado meses después, en abril 2009,  por agentes antiterroristas en Bolivia, acusado de preparar un atentado contra el presidente Evo Morales. ¿Cómo fue el intercambio entre usted, Rozsa y Carlos? ¿Por qué terminó su infiltración de seis años atemorizado por la muerte de Rozsa, si había superado antes otras pruebas peores?
Rozsa fue uno de los que mordió el anzuelo de la web oficial de Carlos. Porque cualquier miembro de cualquier grupo armado que intentaba contactar con Chacal a través de la web, en realidad contactaba conmigo. Y yo imprimía después los mails y se los enviaba a Ilich a prisión. Era Carlos quien me indicaba cuáles, como Rozsa, eran los interesantes, y con los que debía mantener el contacto. De hecho Carlos planeaba que Rozsa declarase en este juicio que ahora se está celebrando en París, porque era su hombre de confianza en Hungría. Pero yo soy periodista, y estaba haciendo una investigación sobre el terrorismo internacional, así que no podía dejar escapar la oportunidad de entrevistar a un personaje tan sorprendente como Rozsa. Pero cuando le hice la última entrevista que concedió en vida, y que todavía está subida en su web personal, no podía imaginar que unas semanas después terminaría acribillado a tiros en Bolivia, con varios de sus hombres, en medio de una operación antiterrorista. Cuando los periodistas bolivianos comenzaron a investigar quién era Rozsa, lógicamente llegaron a su web y leyeron la entrevista firmada por un tal Muhammad Abdallah. No hacía falta ser muy listo para descubrir enseguida que Abdallah era el webmaster del Chacal, así que enseguida ataron cabos y llegaron a creer que Chacal estaba detrás del atentado contra Morales, y a buscarme. Yo no soy ningún valiente, ni tengo formación ni entrenamiento para soportar una presión sicológica como la de saberme sospechoso de un intento de magnicidio. Solo soy un periodista, más bien mediocre, y una persona totalmente normal. Y en situaciones como esta, creo que es normal sentirse desbordado.

El Chacal le dijo a usted que había entrenado en Argelia a los extremistas de la organización separatista vasca ETA, que más tarde asesinarían al presidente del gobierno español Luis Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973, el bombazo bautizado como “Operación Ogro”, y lo grabó. Le dijo que él mismo debió cometer el atentado si no hubiesen ocurrido cambios. ¿Fue esta la principal revelación de Carlos para la historia de la violencia armada en España?
Obviamente. Considerar que Carlos El Chacal pueda estar involucrado en el atentado que cambió la historia de España, es una revelación extraordinaria para todos los españoles. Y el hecho de que un histórico miembro de ETA Político Militar, Juan Miguel Goiburo Mendizábal, alias Goiherri, esté citado como testigo en el juicio que ahora se celebra en París, es una prueba de ello. Pero hay otras informaciones, extremadamente sugerentes para un sector de la población española, escépticos con la versión oficial sobre el atentado del 11M, que en labios de Carlos el Chacal adquieren una trascendencia inquietante, como que me revelase que había conocido a miembros de ETA que se habían convertido al Islam, como él...

¿En qué información se basaba Carlos para decirle que los servicios secretos españoles y norteamericanos habían planeado el golpe de Estado contra el presidente de Venezuela Hugo Chávez en 2002?
Ese es un secreto a voces. La intervención norteamericana y española en el golpe de Estado contra Hugo Chávez se ha filtrado desde las más altas instancias. En diciembre de 2004, por ejemplo, el entonces ministro de Exterior español, Miguel Ángel Moratinos, rompió el pacto de silencio, sacando el tema del «apoyo» popular al golpe de Estado contra Chávez en una entrevista que había concedido a un programa de televisión, y el PP de Mariano Rajoy le obligó a disculparse en el Congreso de los diputados. En este caso en concreto, lo que sugiere Carlos no es nada nuevo.

El presidente Chávez defendió a Ilich Ramírez por primera vez en 2006 cuando negó que fuera un terrorista y lo acaba de volver a hacer. ”Está en prisión condenado injustamente a cadena perpetua, la policía francesa lo secuestró donde estaba viviendo en Sudán y lo llevaron a  París (…). Lo reivindico como luchador revolucionario digan lo que digan, sobre él cayó una responsabilidad que no es suya”. El presidente sabía que Carlos había secuestrado en 1975 a los ministros de la OPEP en Viena, y eligió una cumbre de ese cartel petrolero en Caracas para hacer esa declaración. ¿Qué piensa íntimamente Carlos del presidente Chávez? 
Sinceramente creo que nadie, ni siquiera Isabelle Coutant (su actual esposa y abogada), sabe lo que piensa íntimamente Carlos de nada. Mi percepción personal, tras tantas horas de conversación con Ilich, es que es un superviviente y un gran jugador de ajedrez. Mueve sus fichas, las personas que estábamos a su alrededor, como le conviene para obtener los mejores movimientos en la partida. Y siempre valorando cada movimiento a largo plazo. En este momento Ilich es consciente de que Chávez es su mejor baza política. El único que puede mejorar su calidad de vida en prisión, que en primera instancia es lo que más le preocupa. Igual que le interesaba mucho el apoyo de las FARC mientras tenían a Ingrid Betancourt en su poder, ya que la posibilidad de que fuese entregada a Venezuela, como otros rehenes de las FARC antes, y eso diese a Chávez la opción de intercambiarla por Ilich, era una esperanza real para Carlos. Ilich Ramírez consiguió burlar a los servicios de inteligencia durante décadas, porque es un gran estratega; pero no creo que nadie sepa lo que piensa de verdad sobre nada.

Ilich Ramírez reconoció al iniciar el juicio en noviembre en París haber participado en más de 100 operaciones armadas y dijo que “los muertos no llegan a 2 mil. Menos de 10% de inocentes sufrieron por eso”. Carlos le dijo a usted que los extremistas musulmanes tienen el derecho a matar en Israel porque allí no hay civiles y todo el mundo es militar, pero sin atacar sinagogas. ¿Hablaron de nuevos planes desde la prisión?
Carlos siempre era consciente de que nuestras conversaciones eran grabadas, por mí, y por la inteligencia francesa, como mínimo. Y sólo en algunas ocasiones, después de mucho rato de charla, se relajaba y cometía indiscreciones, como esas. Pero Ilich siempre insistió en que yo me mantuviese en el aparato legal y no participase en actos delictivos. No me siento halagado por su preocupación en ese sentido. Soy consciente de que 'mano de obra' terrorista hay mucha, e Ilich me consideraba mucho más útil para su causa manteniendo su contacto con el exterior y su presencia en la red. Aunque me puso en contacto con los turcos, y llegaron a invitarme a ir a Estambul con ellos, Ilich siempre quiso que me mantuviese dentro de la ley, e incluso insistía en que me afeitase mi larga barba para no llamar la atención de la policía en los aeropuertos. Pero yo la necesitaba para mi relación con otros grupos islamistas radicales.

Carlos le dijo que había coincidido con Osama Bin Laden en Yemen y con militantes islamistas en Turquía, con quienes él mantuvo una fluida relación y los contactó con usted. Bin Laden operó entre 1991 y 1996 en Sudán, donde fue detenido Carlos en 1994. ¿Cuáles fueron los datos que le ofreció Carlos sobre sus contactos con Al Qaeda y Bin Laden?
Consciente de que la inteligencia francesa nos escuchaba, procuraba ser ambiguo. Sin embargo, en algunas ocasiones decía cosas tremendamente inquietantes, como que él conoció personalmente al responsable intelectual del 11S, años antes de que se ejecutase el 'martes de gloria' en 2001, y desde luego no se refería a Khalid Sheikh Muhammad...

Usted afirma que la madre de la hija del Chacal, la militante extremista alemana Magdalena Kopp, que vivió algún tiempo en Caracas y es testigo del juicio actual en Francia, está bajo amenaza de Carlos por haberle dicho que “una palabra mía es cadena perpetua para ella”.
Yo no digo nada. Me limito a transcribir las grabaciones de mis conversaciones con Ilich. Por eso nadie puede refutar mis libros, aunque los implicados pongan tanto empeño por desacreditarlos. Yo sólo publico lo que está grabado. Lo demás me lo callo. Y en realidad es Magdalena la que se siente amenazada por Ilich. Es normal. Según Carlos, cuando vivía en Caracas, con su hija Elbita, fue muy presionada por un colaborador judío-venezolano del Mossad, que en aquel tiempo era funcionario de la DISIP (servicios de inteligencia venezolanos), hasta que consiguieron convencerla para volver a Alemania y declarar contra Ilich. Incluso, según Carlos, llegaron a falsificar una carta de Elbita a Ilich para desanimarlo. Pero es lógico que Carlos conozca todos los secretos de Magdalena, incluidos los que nunca fueron publicados. Compartieron muchos años de lucha armada y, como dice Ilich, jefes de Estado llegaron a besar su mano... Es otra de las partes no escritas aún, de la historia del Chacal.

Al comenzar su infiltración, usted contactó a un militar venezolano en un curso sobre terrorismo islamista celebrado en la Academia Militar de Jaca, España. Era Pascualino Angiolino Fernández, agregado militar en la embajada de Venezuela en España, quien se tragó su fachada. Usted afirma en su libro El Palestino que fue el primero en hablarle de Illich Ramírez, pero no lo desarrolla. ¿De qué hablaron usted y ese hombre que ahora es general de brigada y jefe del Estado Mayor del ejército del presidente Hugo Chávez? ¿Le ha seguido la pista a él y a otros infiltrados? 
Por supuesto, he seguido su trayectoria, en la distancia, pero por una cuestión de supervivencia. Sería muy embarazoso que, mientras yo vivía en Venezuela bajo la identidad de un joven de origen palestino, y activista de la lucha revolucionaria, me encontrase en algún momento con aquel militar que conocí en un curso de terrorismo en España. ¿Cómo podría explicarle lo que estaba haciendo en Venezuela? No haría falta ser muy sagaz para deducir que era un infiltrado. Y probablemente, como muchos bolivarianos, creería que yo era un agente del CNI español. Pero por fortuna nunca coincidimos, ni siquiera en la boda de “Source”, la fuente de la CIA, con un alto funcionario del gobierno bolivariano. No volví a ver al general Pascualino nunca más... afortunadamente.

Usted se hizo pasar por cubano en otras infiltraciones. Siendo los cubanos los maestros de la inteligencia venezolana, ¿considera vigente el mito de la seguridad del Estado cubana como la más infalible de todas en el mundo?
Yo no soy un experto en inteligencia, pero teniendo en cuenta los años que el espionaje norteamericano lleva intentando matar o desacreditar a Fidel Castro, parece que la seguridad cubana, al menos en ese sentido, vence a la CIA, la NSA o el FBI yanki por goleada. A menos, claro, que en realidad Castro, como Chávez, también hayan sido útiles para los intereses norteamericanos, y les conviniese más mantenerlos vivos, y como referente del 'eje del mal', que eliminarlos. Mi humilde opinión es que todo es una gran pantomima, una gigantesca partida de ajedrez en la que intereses muy poderosos mueven las fichas a su antojo, mientras los humildes mortales tragamos con una cuidada puesta en escena y no nos enteramos de nada. Los tertulianos, los comentaristas políticos, los miles de blogueros, conjeturan y opinan sobre geopolítica, sin ser conscientes de que su única fuente de información es la que los que mueven las fichas les permiten conocer. Y yo no me creo las prospectivas basadas en fuentes abiertas. Pero el hecho es que llevan medio siglo, supuestamente, tratando de eliminar a Castro y no lo han conseguido. Igual que el Mossad israelí, considerado el mejor servicio de inteligencia del mundo, lleva 60 años intentando acabar con la resistencia palestina, y tampoco lo han logrado.

Hay un personaje que no lo pudo llevar a la familia de Chacal, pero fue su primer padrino en Caracas. Lo llama “Source” (fuente, en inglés) como lo bautizaron sus ex colegas periodistas de la cadena española Telecinco, autores de una polémica investigación sobre el narcotráfico en Cuba, divulgada en 2005 como Conexión Habana. Esa fuente se presentó como espía de la CIA, pero usted piensa que es un doble agente cubano, quien se casó en el Círculo Militar de Caracas; y el suegro de la boda era un ministro de Hugo Chávez. Usted afirma que estuvo en esa fiesta rodeado de agentes cubanos y consiguió una foto de él vistiendo uniforme del ejército israelí. Prometió escribir de él pero no lo ha hecho. ¿Años después puede adelantarnos un resumen?
Source, la llamada fuente de la CIA, era una de mis bazas al inicio en Caracas, y la persona que me presentó a su cónyuge y a su padre, un importantísimo miembro del gobierno venezolano. Y me abandonó a mi suerte en Venezuela cuando más la necesitaba, comprendo que los objetivos e intereses de su misión estaban muy lejos de los míos. Pero es que sigue en activo y estoy observando con mucho interés sus movimientos en la política venezolana desde la distancia. Siento mucha curiosidad por ver hasta dónde quiere llegar, e intuyo que tarde o temprano volveremos a encontrarnos. Sobre todo porque yo ya estoy metido en otra investigación, y tengo la sensación de que tanto la CIA como la seguridad cubana pueden volver a aparecer en mi camino. Al final, es curioso, mundos tan aparentemente diferentes como el espionaje, el terrorismo, los neonazis o los traficantes de mujeres, tienen muchos puntos en común. Como he dicho, son los mismos perros con distinto collar...

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