Opinión /

Sobre las etiquetas de Rafael Domínguez


Lunes, 12 de diciembre de 2011
Erina Uozumi*

El artículo de Rafael Domínguez titulado “No me etiquetes”, publicado en el periódico El Mundo, desató un debate acrimonioso sobre la homosexualidad en la redes sociales.

El artículo alude a la iniciativa que tomó el Ministerio de Salud hacia la prevención del VIH y el uso de esta campaña para promover la igualdad entre las orientaciones sexuales y denunciar la discriminación. Es evidente la posición del autor, al asegurar que la homosexualidad no es normal, es una enfermedad que forma parte de una minoría, la cual se debe encontrar y rehabilitarse.

Cuando a alguien se le otorga un espacio público para escribir, especialmente, cuando se es periodista, profesión que por definición debe ser imparcial y objetiva, en pos de informar a la población sobre los temas relevantes que afectan su cotidianidad, se tiene una responsabilidad con el lector y las personas que pueden ser perjudicadas por sus aseveraciones, o en quienes pueda incitar fervor para actuar de manera agresiva y discriminatoria hacia otros.

Promover la agenda propia ni es periodismo, ni es ético, especialmente cuando no se encuentra en la capacidad de sustentar sus opiniones y argumentos con evidencias. Argumentos presentados de esta manera solo pueden ser vistos como lo que son, como en este caso: opiniones que buscan estimular o establecer una cultura homofóbica en El Salvador.

Nos gustaría pensar que lo que decimos o escribimos no tiene consecuencia alguna pero por propósitos ilustrativos resumiré los crímenes de odio de los últimos 7 años en El Salvador. De acuerdo con el reporte comisionado para las Naciones Unidas, titulado “La Situación de los Derechos Humanos de las Personas Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero en El Salvador” preparado por la Clínica de los Derechos Humanos de la Universidad de Harvard (IHRC) y Derechos Globales, entre otros, demuestra que en el 2004 hubo ocho asesinatos motivados por la orientación sexual de las víctimas. En el 2005 otros dos homicidios, y en el 2007,  tres víctimas y entre ellas “dos adolescentes, de 17 y 19 años, cuyos cuerpos fueron encontrados en un pozo, junto con otros cuatro cadáveres. El jefe policial calculó que los homicidas utilizaron al menos 50 piedras para golpearlos en sus cabezas y rostros, dejándolos desfigurados”. Así mismo, en el 2008 asesinaron a otras seis personas y en el 2009 a veintitrés personas, simplemente por su inclinación homosexual. 

Estudios independientes en Estados Unidos, Bélgica y Nueva Zelanda entre otros, demuestran que los índices de los atentados suicidas entre los jóvenes gays, lesbianas o bisexuales es significativamente mayor que de su contraparte heterosexual.Por ejemplo, Eisenberg y Resnick en su artículo publicado en la Revista de la Salud del Adolescente (Journal of Adolescent Health), encontró que el 52.4% de las adolescentes lesbianas o bisexuales intentaron el suicidio y 29% de los adolescentes gays o bisexuales en comparación a 24.8% y 12.6% de su contraparte heterosexual respectivamente.

El Sr. Domínguez dice textualmente que: “la homosexualidad no es normal, tampoco lo son los travestis, los transgénero, los que se acuestan con animales, los que hacen orgías, no es normal el que prefiere el sexo con niños, ni los que para lograr excitación recurren a la violencia”. Sin embargo el autor no nos ilumina con sus fuentes de información. 

Dada la retórica y naturaleza del artículo, se puede inferir que el autor se está refiriendo a los pasajes de la Biblia que aluden a la homosexualidad como en Levítico 18: 22 “No te acostarás con varón como mujer; es abominación” y dos capítulos después en Levíticos 20:13 “Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos”. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el Levítico se escribió hace más de 3,400 años y que también prohibe a cualquier persona con defecto corporal o deformación a acercarse a ofrecer el alimento a Dios ( Levítico 21:17-21), al igual que usar ropas de telas mixtas o usar dos tipos de granos en las plantaciones (Levítico 19:19) y tener tatuajes (Levítico 19:28 ).

Similarmente, los adúlteros deberán morir, sin remedio (Levítico 20:10), se prohíbe cortarse el pelo en redondo o cortarse la barba (19:27) y comer puerco, o tocar el cadáver del animal (Levítico 11:8). Sin embargo no veo ni boicot ni discriminación hacia el fútbol cuyas pelotas fueron originalmente hechas de las vejigas de los cerdos y tampoco veo a la Iglesia enviándole correspondencia a Gillette para que deje de crear sus productos de afeitar porque así lo manda El Antiguo Testamento. 

Entonces cuando selectivamente defendemos a algunos mandatos y no a los otros, ¿no es esto un ejemplo de hipocresía? ¿de oportunismo?, ¿de usar arbitrariamente la información que se nos da para justificar nuestras agendas propias?

El Sr. Domínguez alude que ser homosexual no es normal y que es una “enfermedad”. Cito textualmente: “Para mí, igual que el alcohólico, los desviados sexualmente son enfermos que necesitan tratamiento”... 

Aclaro:

1) La homosexualidad bajo ningún diccionario médico está listado como una “enfermedad”. La Asociación Mundial para la Salud Sexual certifica que no lo es y la homosexualidad fue removida como una “enfermedad” en 1973 en el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y en 1990 por la Organización Mundial de la Salud.

2) En el reino animal hay más de 1,500 especies que practican actos homosexuales (Bagemihl, Harrod, 1999). Estudios más recientes (2010) publicados en Tendencias en la Ecología y la Evolución ( Trends in Ecology and Evolution, Vol. 24) insisten en la existencia de amplia documentación demostrando la frecuente ocurrencia de conductas homosexuales en casi todos los grupos taxonómicos de los animales.

Volviendo al pensamiento del Sr. Domínguez, usando la tangente que él emplea, es decir usar a Dios y a la Biblia como fuente exclusiva de argumentos; todos los animales, las plantas y los seres vivientes fueron creados por Dios. El Génesis 1:24 dice que “Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.”

Entonces, ¿Si hay animales como el chimpancé que demuestra comportamientos homosexuales, entonces qué dice de esto Dios? Según esta lógica, o todos los chimpancés y otras 1,500 especies están “enfermas”, o Dios cometió un “error”.

Los biólogos evolucionarios ofrecen otra alternativa, y se propone que la homosexualidad entre los animales es una adaptación biologica que sirve un propósito. De la misma manera que hay variedad de razas y colores de piel, también hay personas de orientación sexual homosexual y heterosexual. Marlene Zuk, profesora de biología en la Universidad de California- Riverside comenta que los científicos han especulado que la homosexualidad puede tener un propósito evolutivo. Al no producir sus propios hijos, los animales homosexuales pueden ayudar a criar los hijos de sus parientes, garantizando la sobrevivencia de estos. Dando un ejemplo que cercanamente demuestra este punto: en el zoológico Bremerhaven en Alemania, una pareja de pingüinos homosexuales dieron “luz” a su huevo, después de que los padres biológicos del huevo lo rechazaron, es decir que efectivamente estos pingüinos homosexuales adoptaron a un huevo huérfano.   

Pensar que “las personas homosexuales son minoría y no mayoría, por ende, la mayoría debe ser lo normal, lo correcto” no puede estar más errado (cito el artículo del Sr. Domínguez: “ No me cabe en la mente, la visión de esta campaña que no solo es de mal gusto, sino completamente fuera del respeto de los principios y valores de las mayorías, pues quienes practican este tipo de conductas sexuales existen pero son minoría”).

Históricamente las minorías siempre han sido oprimidas, aunque ahora décadas después, podemos ver el pensamiento erróneo de las generaciones que nos precedieron. Podemos tomar el ejemplo de la esclavitud en Estados Unidos y la opresión de los afro-americanos por la mayoría blanca. También podemos aludir al sufragio de la mujer, el holocausto, el genocidio en Rwanda... y la lista continúa.

Sin embargo, es un consenso que en este siglo cualquier alusión a la “esclavitud”, “opresión” o “racismo” en un país es una violación a los derechos humanos y a cualquier persona se le hace obvio que juzgar y discriminar a una persona por el color de la piel es ignorancia. De la misma manera juzgar a una persona por su orientación sexual y tratar de hacer que esas personas se “encuentren” es un insulto.

El hecho de que existan personas homosexuales no hace a las personas heterosexuales, más propensas a cambiar de orientación sexual. Tampoco hace un matrimonio homosexual menos válido al matrimonio heterosexual. Si la orientación sexual individual es tan frágil como para que se insinúe como fuente de preocupación (vuelvo a citar al Sr. Domínguez: “las autoridades les dan cabida para que por imitación o convencimiento se conviertan en mayoría, lo cual genera mi personal preocupación.”), y según las aseveraciones del autor, se concluye que no existe gente plenamente heterosexual, por lo que se presupone que el autor en cualquier momento, bajo las condiciones e influencias “adecuadas/inadecuadas” pudiera cambiar su orientación sexual. Si la orientación sexual es algo que el individuo escoge, ¿cuándo fue que el Sr. Domínguez escogió ser heterosexual?

La mención a las personas homosexuales y en la misma categoría con los criminales/pedófilos y zoófilos es bastante ridícula y francamente desatinada. El único comportamiento “anormal” es poseer una opinión tan intolerante. 

En el ciber-debate provocado por el artículo en cuestión, personas que apoyaban el punto de vista de Domínguez, argumentaban  que ser homosexual es una elección,  y que los “homosexuales se hacen, no nacen”, aunque el hecho que exista comportamiento  homosexual en el reino animal debería poner ese punto a descansar, pongámonos a pensar con toda honestidad sobre este punto. ¿Quién, teniendo la elección, va a escoger, por voluntad propia, y tomando en cuenta que la mayoría de los seres humanos no son masoquistas, ser parte de un grupo que es constantemente discriminado, estigmatizado, alienado, maltratado, en la casa, en el colegio, en la Universidad, en el trabajo, violentado sus derechos humanos y civiles, objetos de odio y de violencia fatal, de acoso, de violaciones para “corregir” sus formas de ser?

Cierro con una nota final, a aquellos que sostienen que dos personas del mismo género abrazándose les produce escalofríos. ¿Quién les garantiza que sus futuros hijos, nietos, bisnietos, o tataranietos, no van a ser homosexuales? Que gracias a esta mentalidad homofóbica que están ayudando a promover, sus futuros familiares van a tener que vivir la burla, el martirio y la discriminación, porque ustedes no pudieron crear una sociedad libre de odio para que ellos pudieran crecer en paz y armonía. ¿Se imaginan lo que es ver a alguien que aman sufrir por la testarudez de uno?

Como dijo Jesús en el Sermón de la Montaña: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos' (Mateo 7:12) y ' No juzguéis, para que no seáis juzgados.” (Mateo 7:1)

* Erina Uozumi estudió ciencias políticas y economía en la Universidad de Michigan- Ann Arbor y en la Escuela de Economía y Ciencias Politicas de Londres (LSE). Fue analista política en el Consejo de Asuntos Hemisfericos (Council on Hemispheric Affairs) en Washington DC, consultora sobre desarrollo en países en vías de desarrollo. 

 

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