Opinión /

La herencia de 1932


Lunes, 23 de enero de 2012
Roberto Cañas

La pregunta que debemos hacernos a 80 años de los sucesos del 32 es si el 58.5% de la población de El Salvador, que es menor de 30 años, conoce que tiene una herencia histórica importante, ¿si la ha aceptado?, ¿si tiene algún significado para la generación de postguerra la insurrección indígena de 1932? 

El Faro ha preguntado ¿Dónde te agarró la paz? Buena pregunta para los que tienen más de 30 años y que hace dos décadas tenían conciencia de lo que pasaba a su alrededor, a los que tienen menos de 30 años yo les preguntaría: ¿Qué te contó tu Mamá acerca del conflicto armado y la firma de la paz? Tenemos que preguntarles a los jóvenes: ¿Consideras de importancia conocer la Historia de tu país?, ¿Por qué es importante?

Las respuestas a estas interrogantes las intuyo y no son positivas, falta mucho por hacer para que los jóvenes conozcan y asuman su historia, su herencia; tampoco me hago muchas expectativas alrededor de las celebraciones del 80 aniversario de este acontecimiento que conmocionó al país, el Estado no pedirá perdón, ni la cobertura será igual de grande que la que se dio al 20 aniversario de los Acuerdos de Paz.

El que sí le da un significado a Izalco, cuna de la insurrección del 32 es el partido ARENA, pues en este municipio es donde tradicionalmente inaugura sus campañas electorales, para los miembros de esta agrupación: El Salvador y en particular Izalco “será la tumba donde los rojos terminaran”. Es aberrante pero es la realidad, así es la letra de su himno, que cantan sumidos en un frenesí anticomunista fuera de época.

Muy poco se hablará en este 80 aniversario de sus protagonistas: los pueblos originarios que según estudios recientes, se considera que constituyen cerca del 17% de la población total. 

En el ámbito gubernamental, fue hasta en el año 1995 que se creó en el seno de CONCULTURA una Unidad de Asuntos Indígenas, como dependencia de la Dirección Nacional de Espacios de Desarrollo Cultural, hoy el gobierno tiene en la Secretaria de Cultura de la Presidencia de la Republica el Programa Pueblos Originarios e Interculturalidad. Al momento de escribir no conozco el programa de actividades que tiene planificado para esta efeméride.

1932 marca un antes y un después para la población indígena y para El Salvador,  es triste pero los pueblos indígenas salvadoreños no muestran las características culturales externas y observables como existen en Guatemala. Los pueblos indígenas han perdido en nuestro país sus idiomas ancestrales, casi en su totalidad. Existen todavía unos cien nahuahablantes, sobre todo en Santo Domingo de Guzmán y en Cuisnahuat, Sonsonate.

También por 1932 se debe pedir perdón, así lo manifiestan Los pueblos originarios y comunidades aglutinadas en el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS), que pidieron al gobierno del Presidente Mauricio Funes hacer un acto de perdón público por la masacre indígena de 1932, cometida en el occidente del país por fuerzas militares de la época. Hay que decirlo: hay desinterés del Estado salvadoreño al no ratificar el Convenio 169, de la OIT, relativo a reconocer los derechos de las poblaciones indígenas. Además, no se acatan los llamados que ha realizado la ONU, a través del Comité Contra la Discriminación Racial, que ya emitió una resolución en torno a las masacres del 32 y Las Hojas.

El próximo 25 de enero será el 80 aniversario del mayor genocidio de nuestra historia patria, puesto que el 25 de enero de 1932, los pueblos originarios  fueron asesinados sin misericordia. Acusados de comunistas para justificar sus asesinatos, miles de pobladores de Izalco, Sonzacate, Nahuizalco, Juayúa y Jayaque fueron ejecutados sumariamente.

Las causas de la insurrección indígena las deben conocer nuestros jóvenes: Se desarrolló un enorme malestar social, producto del “fraude electoral, eliminación de las tierras comunales y ejidales (hasta 1879, un cuarto de tierra de El Salvador era de las comunidades indígenas), depresión económica”, y del lado gubernamental un Golpe de Estado que rompió el orden institucional y democrático entre el 2 y 4 de diciembre de 1931.

La insurrección de 1932 es el hecho más importante de la primera mitad del siglo XX. Nada fue igual en El Salvador después de 1932 lo indígena se invisibilizó.  Por temor a ser asesinados, los pueblos originarios abandonaron sus apellidos, su lenguaje, su forma de vestir, La población originaria se vio obligada a negar sus raíces culturales para poder salvar su vida, “escondieron el idioma y después de eso las personas se empezaron a avergonzar de decir que eran originarias”. Es difícil hoy en El Salvador, distinguir una persona indígena por su vestido, por su idioma, todavía existen algunas cofradías, y se hacen ceremonias religiosas, pero los/las indígenas tienen poco que los/las distinga del resto de la población la persecución los convirtió en campesinos.

Hoy existe la necesidad de abandonar los discursos y anuncios del presidente y pasar a la acción, a lo concreto: se debe ratificar el convenio 169 (de la OIT), pues a pesar de que Las Naciones Unidas proclamaron el año 1993 como Año de la Población Indígena e instituyeron el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, y la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos en 1993, proclamó el período de 1994 al 2004 como la Década Internacional de los Pueblos Indígenas, los problemas con que se enfrentan los pueblos originarios en El Salvador siguen siendo los mismos.

Yo conocí de los sucesos de 1932 por Roque Dalton. Leer su libro Miguel Mármol fue clave para el conocimiento de este periodo de la historia nacional pues como dijo Roque:

 

TODOS NACIMOS MEDIO muertos en 1932

sobrevivimos pero medio vivos

cada uno con una cuenta de treinta mil muertos enteros

que se puso a engordar sus intereses

sus réditos

y que hoy alcanza para untar de muerte a los que siguen

naciendo

medio muertos

medio vivos.

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