El Salvador hay un torbellino de emociones generado por las encuestas que sin duda encienden las más ardientes pasiones políticas. Son sentimientos muy intensos los que se viven hoy en día en los partidos políticos.
Para unos candidatos las encuestas son buenas, pues a partir de los resultados publicados, interpretan que van a ganar las elecciones. Así lo entienden porque cuando se hizo la clásica pregunta: ¿Si las elecciones para diputados o alcaldes fueran este domingo por cuál partido votaría? Ellos tienen el mayor porcentaje de intenciones de voto.
Realmente se vale soñar, pero lo que sucede es que la lectura crítica de una encuesta no se puede hacer solo a partir de una variable y un porcentaje, pues también hay personas que al hacerles la preguntita contestan: No se ó el voto es secreto, estamos hablando de los indecisos y suele suceder que la suma de los que no saben, mas los que manifiestan que el voto es secreto, algunas veces es mayor que el porcentaje de intención de voto que tiene el candidato que va a la cabeza de las encuestas.
Para los partidos y/o candidatos que salen mal en las encuestas lo que les queda es descalificarlas: si los resultados son malos para la derecha los partidos de esa tendencia ideológica declaran que se trata de encuestas manipuladas por grupos afines a la Izquierda y si son los partidarios de la izquierda los que salen mal parados con los resultados de las encuestas entonces sucede que se trata de un manejo de la derecha.
Pero más allá de las ilusiones que para un candidato representen los resultados de una encuesta, el público en general se queda con el titular de la noticia sobre los resultados de un sondeo de opinión y lo único que registran en su mente es un porcentaje. Aquí es cuando las encuestas empiezan a generar el efecto hípico consistente en que influyen en la opinión de los ciudadanos, pues las personas cuando conocen los resultados se inclinan a ir con el caballo que se supone ganador, es decir el candidato que según las medición de opinión pública tiene más intención de voto.
En El Salvador tendremos encuestas electorales según el Código Electoral hasta quince días antes de la fecha de las elecciones así que conviene tener en cuenta unas cuantas cosas básicas para poder identificar la calidad y veracidad de los datos que se presenten. Los aspectos que necesita saber un ciudadano/a para interpretar los resultados publicados en una encuesta son: primero quien pago la encuesta, segundo que empresa encuestadora, periódico o universidad la realizó. Tercero conocer la ficha técnica de la encuesta es decir los datos de la encuesta; ¿cuando se hizo la medición?, ¿con que tamaño de muestra?, ¿con que margen de error?
En nuestro país en términos de realización y publicación de los resultados de las encuestas electorales prácticamente se vale todo, pues no hay normas que regulen como informar sobre los resultados de los sondeos de opinión, no hay un código de ética y práctica profesional para las casas encuestadoras. Por lo que no están establecidas reglas para la divulgación de los resultados de las encuestas.
Las empresas encuestadoras si son serias al publicar los resultados de una encuesta, deberían informar: quien pagó la encuesta, la fecha en la que se hizo, dejar claro si la encuesta se hizo en los hogares o en sitios públicos, el tamaño de la muestra, el margen de error, dar a conocer las preguntas del cuestionario, Es necesario que cuando se publiquen en un periódico los resultados de una encuesta se coloque en un recuadro “la ficha técnica” con todos estos datos.
¿Por qué es necesario saber quién pagó la encuesta?: Porque no debemos olvidar que quien paga el mariachi es el que pide la canción, y por lo tanto se puede dar lugar a que las empresas encuestadoras induzcan las respuestas a partir de la forma en que redacten las preguntas y así obtener los resultados que el que paga la encuesta quiere ver.
¿Por qué se debe saber quien hizo la encuesta? Porque no se puede evaluar la calidad de los resultados si no se sabe quien hizo la encuesta pues hay en el mundo de las instituciones que hacen encuestas de todo: universidades de prestigio, casas encuestadoras de renombre internacional y también encuestadoras de dudosa reputación o que por primera vez hacen una encuesta.
El público debe saber si los sondeos de opinión se hicieron en los hogares de los encuestados o en lugares públicos o por teléfono. Las más confiables son las que se realizan en los hogares y las más dudosas las que se hacen por teléfono como las que hacen los noticieros de televisión todos las noches.
Es importante conocer ¿cómo se redactaron las preguntas?, ¿en qué orden se hicieron? pues al redactar las preguntas y al ponerlas en un orden determinado se puede inducir respuestas. Y también es fundamental saber cuándo se hizo la encuesta pues la opinión de las personas cambia, una encuesta es una foto de la realidad en el momento que se realizo no se puede inferir que las personas seguirán pensando igual una semana después o un mes después
La verdadera realidad es que no se pueden sacar de manera simple conclusiones a partir de los datos de una encuesta, pues con los sondeos pasa como con los fantasmas no se puede creer ni dejar de creer; las encuestas a lo más que llegan es a revelarnos tendencias, no son infalibles, no es la palabra de Dios.
