Los resultados de las elecciones del pasado domingo dibujan un país distinto al que hemos vivido los últimos tres años. ARENA recuperó la mayoría en la Asamblea Legislativa y gobierna en más de la mitad de las cabeceras departamentales. El FMLN ha perdido muchos votos en municipios clave, y también curules.
Más allá de las explicaciones del resultado -que es una derrota grande del FMLN respecto a las elecciones de 2009-, los ciudadanos han votado por una Asamblea repartida entre las dos principales fuerzas políticas, y el FMLN no podrá conformar mayoría simple con ningún otro partido que no sea ARENA (ARENA, en cambio, podría alcanzar la mayoría simple en alianza con GANA, pero ya adelantó que no pactará con ese partido). Esta situación obliga al Ejecutivo, que aún tiene poco más de dos años en funciones, a elaborar estrategias de negociación más complejas con las fuerzas políticas para la aprobación de préstamos, leyes y funcionarios que requieran elección parlamentaria.
Y de los partidos requiere lo mismo para aprobar legislación.
Con su voto, pues, los ciudadanos están exigiendo a los partidos un pacto político para salir de la actual crisis de seguridad y económica. Y al presidente diálogo con las otras fuerzas.
El país atraviesa una situación muy complicada, y requiere del concurso de todas las fuerzas políticas para salir adelante. Es necesario que los diputados de la nueva legislatura entiendan el llamado de los ciudadanos, y comiencen a debatir seriamente los problemas del país de tal forma que su participación en la Asamblea sea un aporte y no un obstáculo para salir de esta situación.
El principal obstáculo para ese acuerdo político son las elecciones de 2014, cuya carrera comienza hoy. Sería lamentable que los partidos no se den cuenta de lo poco que sirve heredar un país destruido. Para evitarlo, hoy, deben sentarse a dialogar. Esa es la demanda de los electores salvadoreños.
