Opinión /

El General en su laberinto


Lunes, 26 de marzo de 2012
Ricardo Ribera

Mis disculpas a Gabriel García Márquez por tomar prestado lo que fue su título a una gran novela histórica. Me justifica el hecho de que en El Salvador buena parte de lo que acontece es puro realismo mágico. Difícil poder tomarse en serio la política; no en este país. Por ejemplo, en el área de la seguridad pública. Las declaraciones de las autoridades respectivas para refutar un pacto con las pandillas – con el fin de cumplir su promesa de reducir el número de homicidios – son tan erráticas que vuelven inevitable y urgente la pregunta: pero esta gente, ¿de cuál fuma?

Día con día han estado dando nuevas y distintas versiones. Tras aceptar que trasladaron, el 8 y 9 de marzo, dos días antes de las elecciones, a una treintena de líderes de las dos maras principales del penal de alta seguridad o “Zacatraz” a otros presidios menos rigurosos, el Ministro del ramo dio una serie de explicaciones, a cual más peregrina, poco creíble e incluso contradictoria una con otra. Desde decir que era por motivos de salud o porque habían cumplido ya 10% de la condena (cosa incierta) hasta argumentar que el penal podía ser atacado con cohetes Law para propiciar un escape masivo. Se les traslada de un presidio de alta seguridad a reclusorios más inseguros ante la posible fuga de los reos: ¡lógica impecable! Se argumenta que los mismos ya no son los líderes y más tarde se dice que desde los penales adonde se les ha llevado podrán ordenar al resto de mareros que cesen los homicidios y que “se calmen”. Nuevamente: ¡lógica impecable!

Esta forma de razonar me recuerda la frase: “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Difícil seguir el razonamiento del general pues tal vez el suyo no necesariamente es racional. Ya lo ha dicho el obispo castrense: es más una cuestión de fe. El propio religioso se muestra sorprendido: “¡quién iba a esperar un gesto humanitario así de parte de un militar!”

La hoja de ruta en el área de la seguridad pública podría adoptar el rezo como eje estratégico central: orar mucho, hacer penitencia y ponerse en las manos de Dios. La intervención divina – ante el dramático y repentino descenso en el número de homicidios – parece algo indiscutible: “esto ha de ser obra de Dios, que ha transformado los corazones.” O, para decirlo con la rotundidad del ex-comandante y hoy vendedor de gas licuado y asesor de… ¿inteligencia?, Raúl Mijango: “es un milagro”. 

Difícil proseguir con un análisis racional de los hechos cuando se plantean así las cosas. El último episodio de esta telenovela, por demás increíble, es el supuesto comunicado de los voceros de ambas maras – con un lenguaje más propio de sociólogos, muy diferente a su jerga pandilleril habitual – que le dan la razón al general, pues acusan y amenazan a los periodistas de El Faro.

Con cierto tremendismo – o tal vez justificada prevención – el director de este medio se ha apresurado a responsabilizar de la seguridad de las personas que laboran en el periódico al Presidente de la República. Ciertamente la mención hecha por su Ministro de Seguridad del colega Poveda, asesinado por una pandilla, sonó amenazante. Tal vez no quería serlo, pero fue desafortunada y de mal gusto. El mal manejo del tema ya ha convertido a El Salvador en noticia mundial. Hay preocupación por la seguridad de los miembros de la prensa y por la calidad de nuestra democracia, puesta a prueba por estos sucesos, a tan pocos días de haber celebrado un evento eleccionario con casi total normalidad.

En mi opinión, no es  bueno dramatizar algo que tiene el aspecto de una divertida farsa. Por eso, espero contribuir a desdramatizar el tema, proponiendo unas reflexiones y propuestas de carácter delirante a tono con el laberinto discursivo en que parece haberse extraviado el general. Las primeras ideas van en el sentido de que amplíe los argumentos que viene inventando para explicar que la baja en los homicidios no es consecuencia de una negociación con las pandillas. 

Se me ocurre el recurso a la astrología. Una cierta conjunción de los astros podría servir de explicación al fenómeno. Marzo está regido por Marte, dios de la guerra, y también corresponde casi todo el mes al signo Piscis, el más dialéctico de todo el Zodíaco, pues son dos peces amarrados por la boca que nadan en sentidos opuestos. También podría recordarse el tránsito hacia la era de Acuario, la llegada de la “nueva era”, el advenimiento de la época de “paz y amor” que predijeron John Lennon y sus compañeros del submarino amarillo.

Asimismo, ver de relacionar los extraños eventos en El Salvador con esta llamarada gigantesca que hace poco se desprendió del astro sol, afectando al escudo magnético de la tierra. Algún efecto en la mente de los mareros podría haber tenido. Por último, queda siempre el tema de los extraterrestres: alguna inteligencia exterior interpuso sus buenos oficios, tras amerizar su nave en el lago de Ilopango. Tampoco hay que olvidarse, en tal secuencia de eventos extraordinarios, del enjambre sísmico en el volcán de San Salvador, pues el accionar pandilleril no sería sino una más de las variables de tal conjunción cósmica.

En cuanto a propuestas concretas se me ocurren varias, obvias en el actual contexto: que tras el fracaso del Plan Mano Dura y del Súper Mano Dura de las administraciones areneras, se publicite un Plan Manos Arriba o, quizá, Manos Milagrosas. Que ante el éxito del obispo castrense Fabio Colindres en lograr convertir a peligrosos líderes pandilleros y promover que hagan las paces, al menos entre sí, Mauricio Funes lo ponga inmediatamente como Ministro, en sustitución del general. En consecuencia proceder a un cambio en la nomenclatura del Ministerio, pasando a llamarse éste “de Justicia, Seguridad Pública y Sucesos Milagrosos”.

Por otra parte, viendo que se le concedió a Obama el Nóbel de la Paz, con mayor razón se promueva la propuesta salvadoreña de que les sea concedido tal premio, de forma compartida, al obispo Fabio Colindres y al general David Munguía Payés. Solicitar que el jurado del Nóbel en Estocolmo diera un reconocimiento en metálico a Raúl Mijango, en su calidad de promotor de eventos milagrosos y paranormales, así como una medalla honorífica para quien supuestamente lo propuso como mediador entre las maras, Mario Belloso, asesor de pandilleros y guía (espiritual) para dar con el buen camino.

Otra propuesta sería impulsar la candidatura al Óscar a la mejor película de ficción en idioma no inglés, a los susodichos cuatro actores protagónicos. Que el Secretario General de las Naciones Unidas promueva un reconocimiento al pueblo salvadoreño por su credulidad e inocencia, concediéndole la suprema Orden del atol-con-el-dedo. Internamente, se declare la fecha del 28 de diciembre como fiesta nacional, por corresponder al día de los Santos Inocentes. Son hoy los santos patronos del municipio de Antiguo Cuscatlán: con la propuesta se extendería su protección y especial devoción a la totalidad del territorio nacional. Amén.

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