La historia demuestra que numerosos Estados han negociado con organizaciones criminales en aras de que éstas dejen de poner en peligro a la sociedad. Es la teoría del mal menor. También es obvio que hay muchas clases de delincuencia y no todas ellas causan el mismo efecto en la sociedad.
Hay zonas en el mundo en donde la extorsión se ha convertido en un negocio de lo más lucrativo. Somalia y algunas zonas del Sahel africano viven de eso y respetables abogados se han especializado en ser transmisores de las demandas de los delincuentes, afirmando, que ellos eso lo hacen para evitar el mar mayor que asesinen a los secuestrados.
Actualmente El Salvador se encuentra en esa disyuntiva ¿Puede el gobierno, en aras del bien común, para evitar ser uno de los países del mundo con mayor índice de violencia, negociar con los causantes de esa violencia?
Para algunos la respuesta es un no absoluto. Ello implica deslegitimar en su base el Estado de Derecho.
Para otros la negociación es un mal menor que, si triunfa, evita un mal mayor. El problema que se plantea es, abierta la puerta, siempre habrá quien esté dispuesto a chantajear al Estado pues es un buen negocio. Y si se hizo una vez por qué no otra.
Como es sabido, todos los gobiernos democráticos que ha habido en España han negociado con la organización terrorista vasca ETA, que ha asesinado casi a 1,000 personas entre militares, policías, jueces, políticos, y decenas y decenas de civiles.
En el Reino Unido el IRA negoció y al final se logró reinsertar a ese grupo a la legalidad.
Un caso paradigmático sobre lo que estamos hablando fue lo que ocurrió el 15 de marzo de 1978 fue secuestrado en Italia el dirigente democristiano Aldo Moro, un hombre íntegro en el pleno sentido de la palabra. Italia se dividió en dos como casi siempre que ocurre esa cuestión, al igual está pasando en El Salvador. Moro pedía, obviamente, que negociasen. El Estado optó por la línea de defensa del Estado y el 9 de mayo su cadáver apareció en el maletero de un R4 en una callejuela de Roma a medio camino entre las sedes de la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. La Europa del Sur, sacudida por una cadena de cambios de signo democrático, era en aquellos años setenta el centro de Europa.
Acaba de hacerse público el Informe de la Comisión Parlamentaria del Reino Unido sobre los últimos altercados de Londres de verano pasado, dejó más de 2.000 detenidos, en donde la justicia condenó a jóvenes de 14 años a dos años de cárcel por robar una botella de agua en un supermercado y a cuatro años de cárcel a otro por robar una televisión de plasma. El Reino Unido lo tiene claro no se puede transar en absoluto.
El Informe que ha producido la Comisión quizás pueda servir de referencia comparativa para la situación salvadoreña, éste es demoledor y achaca la situación a que miles de jóvenes son producto de medio millón de “familias olvidadas” en el Reino Unidos.
Alrededor de una quinta parte de los adolescentes abandonan los estudios en el Reino Unido lo hacen con un nivel de escritura y comprensión lectora similar al que se exige a los once años, y recalca que esos jóvenes por carecer de formación académica no pueden integrarse en la sociedad.
Señalan los expertos que otra de las causas es la carencia de familias estructuradas y el 'materialismo' imperante entre los jóvenes y a la falta de confianza en la policía
Curiosamente las zonas que sufrieron más violencia fueron los establecimientos que vendían prendas de ropa, zapatillas deportivas, teléfonos móviles y ordenadores.
Afirma el informe que no es culpa de ninguna marca en particular, pero los niños y los jóvenes deben estar protegidos del 'marketing' excesivo' y el informe, subraya que los comercios deberían involucrarse en ayudar a solucionar los problemas sociales de su zona y ayudar a atajar el problema del paro juvenil creando puestos de trabajo para los vecinos.
Y la solución a esa situación, según el Informe, es mucha más inversión en educación con centros y colegios de calidad y la creación de programas sociales.
En otros estudios desarrollados en México en donde el avance del narcotráfico es pavoroso los estudios sociales han demostrado que no se puede “competir” con los recursos que maneja el narcotráfico que paga “solamente” 100 dólares la hora a aquellos jóvenes que estén alumbrando durante unas horas las pistas de aterrizaje de las avionetas. Eso es el salario de semanas para un joven mexicano en la legalidad, si es que tiene trabajo. Ya no digamos los salarios de aquellos que están alrededor de la venta de droga.
Por ello el diálogo con las maras sin ninguna alternativa seria, objetiva de desarrollo social, de creación de puestos de trabajo, de elevación sustancial del nivel educativo, inversión abundante en zonas de empleo, -como han hecho fundaciones como la del ex jesuita Ferrer, el Banco de granos o Muhammad Yunus, el banquero de los pobres- es pan para hoy y hambre para mañana. Quizás bajen la cuota una temporada pero a la larga no es la solución sino se invierte fuertemente en estructuras sociales y en educación.
