Opinión /

Tres mentiras sobre la economía


Jueves, 31 de mayo de 2012
Mauricio Silva

La economía está mal

La economía de El Salvador ha comenzado su camino a la recuperación después de la gran contracción que empezó en el 2007 y tocó fondo en el 2009 cuando el PIB cayó 3.1%. A partir del 2009 la tasa de crecimiento económico se ha mantenido al alza (1.4% en el 2010 y 2.0% en el 2011). El Salvador en los últimos cinco años ha logrado diversificar la estructura de sus exportaciones, hubo mayor dinamismo en la exportación de productos no tradicionales. Esta diversificación ha contribuido a fortalecer el sector externo salvadoreño. Las reservas internacionales en el BCR continúan siendo suficientes bajo cualquier estándar internacional. Las finanzas públicas han mejorado en los últimos dos años aunque con indicadores mixtos (ver artículo anterior: “Seis mentiras sobre las finanzas públicas”). La liquidez del sistema bancario es buena y la inflación ha sido baja, de la más baja de toda América Latina. Las remesas después de caer en el periodo 2007 – 2009, han vuelto a niveles pre crisis. La moneda se mantiene estable por las reservas del sistema financiero y por estar dolarizados. Todos estos son indicadores económicos claves y son buenos; algunos de ellos reflejan el comienzo de un cambio en áreas claves de la economía.

Sin embargo, todos esos buenos indicadores tienen otra cara. La contracción económica, debida a la crisis internacional, fue más fuerte en El Salvador que en el resto de Centroamérica, así como también la recuperación es más lenta. La inversión, tanto extranjera como nacional, ha disminuido y se cree permanecerá a niveles bajos. La diversificación en las exportaciones proviene en parte por un decaimiento en la industria maquilera, lo que fortalece la participación de otras exportaciones. En general las exportaciones mantienen una fuerte dependencia económica de los EUA. Las importaciones desde hace muchos años han sido y continúan siendo mayores que las exportaciones creando cada año un déficit de cuenta corriente, del cual las remesas son la gran salvación; en promedio ellas han cubierto en la última década un 84% de ese déficit. El comercio y el consumo continúan siendo motores claves de la economía nacional. El sector bancario del país está dominado por entidades extranjeras y su liquidez se debe en alguna medida a que el sistema no está dando créditos. Los males de la economía son pues, en su mayoría, estructurales y datan de muchos años.

La economía está mal por la incertidumbre y la falta de confianza

Mentira a medias. Existe incertidumbre y falta de confianza sobre todo en un sector, el gran sector empresarial, según lo reflejan su muy baja inversión en el país y las manifestaciones públicas de sus gremiales. Aunque otros alegan, y las actitudes de la ANEP, ASI y Cámara de Comercio lo confirman por lo menos parcialmente, que hay también en ello un factor ideológico y de política partidista. Esa actitud de grandes empresarios y  de las gremiales empresariales sí afectan negativamente la economía. La banca con su auto restricción al crédito colabora de igual manera. Existe pues incertidumbre y falta de confianza en un sector económico muy importante, aunque no está claro por qué esa falta de confianza o si ella es auto impuesta.

Existen otras causas igualmente relevantes del menor crecimiento relativo de nuestra economía. La alta dependencia económica de un solo país, los EUA, su crisis financiera primero y ahora su modesto desempeño. Exportamos mayoritariamente hacia los EUA, si ese país no demanda baja nuestra producción; si ese país no crece bajan las remesas, aumenta la brecha comercial y cae la demanda interna. La dolarización no permite ajustar nuestra moneda y limita las medidas macro que se podrían tomar para reactivar la economía. La falta casi total de aranceles, combinado con la falta de atención al mercado local y centroamericano, restan incentivos a la inversión. Los shocks externos importantes (ambientales y crisis financieras mundiales) que ha impactado al país han afectado significativamente su economía. Por último, la gran dependencia de la economía en el comercio y consumo no es saludable para su sostenibilidad y la hacen más vulnerable a los shocks externos.

Pero, como señalé en la sección anterior, la economía ha vuelto a crecer, existen pues otros sectores que mueven la economía y se han dado medidas que ayudan a la reactivación. 

Para reactivar la economía hay que ser austeros y dar incentivos a los empresarios

Mentira por omisión y/o falta de creatividad. Esas medidas ayudarían a la recuperación económica, pero son solo parte de un grupo de medidas necesarias y aun esas medidas hay que calificarlas. Siendo realistas no se puede pedir ser austeros en forma general o bajar los salarios públicos; si hay que racionalizar subsidios, no se debe seguir subsidiando a los que no lo necesitan o los que no cumplen una función social. Pero tampoco es bueno disminuir el gasto público en obras, sobre todo en casos como el nuestro en que la empresa privada deja un vacío al no invertir y no dar créditos, vacío que la inversión pública debe cubrir. Hay que dar incentivos a las empresas privadas que sean rentables, que generen empleo y que no dañen el medio ambiente, pero también se deben regular las empresas cuidando que cumplan las leyes. Parte de la inversión pública puede servir como incentivos para nuevas empresas mejorando la infraestructura, disminuyendo la burocracia, aumentando la transparencia, abriendo mercados, disminuyendo riesgos, etc. Si la banca privada no da crédito para proyectos de desarrollo el estado puede suplir esa función, de allí la creación del Banco de Desarrollo.

Como se infiere de las secciones anteriores hay también otras medidas claves que se deben tomar para lograr reactivar la economía todavía más, aunque el efecto de la mayoría de esas medidas solo se sentirá en el mediano y largo plazo. Pero son estas otras medidas las que llevarán al país a un verdadero cambio en el modelo de desarrollo económico.

Hay que diversificar todavía más la economía, disminuyendo la dependencia tan fuerte de los EUA, para lo cual se puede potencializar los mercados locales, el centroamericano y el latinoamericano. El dinamizar los mercados nacionales y centroamericanos puede tener también un efecto de diversificación por sectores económicos, ejemplos de ello serían el desarrollo de la agricultura, el turismo nacional y de la región, el desarrollo de la ciencia y tecnología dirigida o basada en esos mercados, el ecoturismo y los negocios sociales o negocios basados en las necesidades básicas de la población. El desarrollo de ese tipo de negocios disminuiría el protagonismo del consumo en la actividad económica y fortalecería la mediana empresa.

El medio ambiente debe ser también un motor de la economía. Las empresas de prestación de servicios ambientales cumplen una función empresarial, que por lo tanto debe ser rentable, a la vez que ayudan a preservar el medio ambiente; Ejemplos de ello en nuestro país son los rellenos sanitarios, las empresas de agua comunales y el eco turismo. Los daños causados por la destrucción del medio ambiente han sido muy claros en los desastres naturales de los últimos años y sus costos han sido muy elevados. Una agricultura amigable al medio ambiente, como lo es el café, la producción maderera sostenible y la explotación ambiental de cuencas, cumple con ambos objetivos. La selección de negocios que se apoyen por los empleos que generen, directamente o indirectamente, o los efectos positivos que induzcan, cambiaría la forma de conservar nuestro medio ambiente y tendrían un mayor efecto social.

Hay que quebrar el tabú y tener una discusión seria y abierta sobre la conveniencia o no de continuar dolarizados. La dolarización claramente tiene costos, pero también los tiene desdolarizar; su mayor costo es el político por la incertidumbre que crearía, pero si hay un acuerdo de nación y se hace en el tiempo adecuado y con transparencia ese costo se puede reducir notablemente. De igual forma la introducción selectiva de aranceles, como podrían ser tasas por contaminación, tasas a productos de lujo, incentivos para empresas locales que generen empleo local, etc., es otra discusión pendiente.

Para mientras surten efectos las políticas antes mencionados en la economía del país, y como complemento a ello, se debe continuar con la inversión social. La inversión en salud, educación y redes de protección social son un derecho de la población, sobre todo de los más pobres. Pero también la economía necesita una fuerza de trabajo más preparada y más saludable. El Salvador también debe invertir en desarrollar empresarios más creativos, con mayores destrezas, capaces de crear empresas que les sean rentables, sirvan al país, y puedan competir a nivel latinoamericano.

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