Opinión /

El reto de Rio+20


Lunes, 18 de junio de 2012
Rafael E. Góchez

“Economía verde” establecerá el éxito o fracaso de Río+20. El Secretario General de la ONU aboga por terminar con la falsa creencia de que el progreso económico y la protección de la naturaleza son retos incompatibles. Esto es particularmente relevante en vista de que la población mundial ya alcanzó la cifra de 7.000 millones y podría aumentar hasta 9.000 millones en 2050.

 

Más de la mitad de esa población vive en ciudades y es necesario impulsar medidas para poder atender la creciente demanda de comida, agua, energía y trabajo. Más de 1.300 millones de personas están desempleadas o tienen trabajos precarios. En El Salvador, 68 de cada 100 personas viven en el área urbana y se espera que próximamente lo haga el 75%. El Salvador tiene a su favor el bono demográfico (menos población dependiente y más población en edad productiva), pero el desempleo en jóvenes duplica el promedio nacional. 

 

La  propuesta  de “economía  verde” que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha hecho a los representantes  de  todo  el mundo que asistirán a Río+20 en junio de 2012, ha suscitado rechazo dentro del ámbito académico y de parte también de movimientos sociales y ambientales.

 

La ONU advierte que se le está señalando que es “más de lo mismo”. ¿De cuál mismo? De fortalecer el capitalismo so pretexto de proteger la naturaleza. Sin embargo, la ONU subraya que la propuesta de “economía verde” (tecnologías y energías limpias, comercio justo, protección y recuperación de ecosistemas) otorga un papel protagónico a los Gobiernos, que han de dictar y ejecutar las políticas necesarias; y ciertamente también le otorga un papel relevante a los capitales, quienes deberán invertir en determinadas áreas  económicas y de determinados modos. En síntesis, la “economía verde” pretende hacer “evolucionar” el capitalismo en tres líneas: disminución del déficit ecológico, reducción de la pobreza y ampliación de las oportunidades de inversiones.

 

Los críticos pronostican que Río+20 será un fracaso porque en lugar de indagar sobre las causas estructurales de la crisis ambiental y económica global, busca argumentar que es posible resolver los múltiples problemas dentro del sistema económico productivista y consumista dominante. Los opositores plantean que Río+20 debió haber sido una Conferencia Mundial convocada para enfrentar los desequilibrios existentes entre los seres humanos y la naturaleza. Es falso que se pueda crecer económicamente de forma indefinida. Por ello y para afrontar estas múltiples crisis es indispensable, entre otras cosas, hacer un balance crítico de lo ocurrido desde la Cumbre de la Tierra de 1992. En lugar de ello, la ONU ha optado por “mirar hacia adelante” con un nuevo dispositivo político-conceptual que denominan “economía verde”. 

 

El Foro Social Temático afirma que esta “economía verde” es el sometimiento de los ciclos vitales de la naturaleza a las reglas del mercado y al dominio de la tecnología. ¿Cómo así? Los promotores de la “economía verde” argumentan que la razón fundamental por la cual existe la actual crisis ambiental es porque una elevada proporción de los bienes del planeta no tienen dueño, y por lo tanto no hay quién los cuide. Para ello, la solución consiste en otorgarle un precio a cada uno de los bienes y los llamados “servicios” de la naturaleza. 

 

Una vez que ha sido asignado un precio, se permitiría la emisión de nuevos bonos para ser negociados en los mercados financieros internacionales. Es así como esta “economía verde” desarrolla los mercados de carbono y de servicios ambientales relacionados con la biodiversidad, la agricultura y el agua. El problema es que esto pudiera destruir las formas de vida indígenas y campesinas, y llevar a la expropiación de sus territorios, aún cuando mantengan formalmente sus títulos de propiedad. De esta forma, argumenta el Foro Social Temático, se pretende colocar el futuro del planeta en manos de los bancos, quienes han sido los principales responsables de la profunda crisis financiera. 

 

En este contexto y dado que El Salvador ha suscrito una serie de convenios y acuerdos internacionales, es conveniente que el gobierno nacional le explique a la ciudadanía acerca de su posición respecto a la “economía verde” e informe sobre las iniciativas regionales o mundiales a las cuales se sumará en Río+20. 

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