Opinión /

Utopías y tonterías


Lunes, 25 de junio de 2012
Mauricio Silva

Mi artículo titulado 'Tres mentiras sobre la economía' (El Faro, 31 de mayo de 2012) causó alguna polémica; a algunos les es difícil admitir que la economía del país sigue en estos últimos años su curso normal dado su modelo de desarrollo – incluso con resultados mejor que los esperados dada la crisis económica mundial. Pero lo que causa mayor polémica parece ser que a muchos les es difícil pensar en, y/o admitir, cambios de fondo en nuestro modelo tradicional de desarrollo económico y social. El artículo expone cómo los últimos indicadores económicos claves son buenos, aunque queda mucho que mejorar, pero insiste que existen factores estructurales que datan de muchos años que es necesario cambiar para lograr un mejor y más humano desarrollo. ¿Proponer esos cambios es utopía o tontería? ¿Cómo, siendo realista, podemos lograr esos cambios?

Para contestar la primera pregunta cito a Fernando Enrique Cardoso cuando dice que “si no creamos utopías, el futuro solo puede ser una prolongación del presente”; y la prolongación del presente es algo que la inmensa mayoría de los salvadoreños no queremos. Una economía dependiente de las remesas, con una dependencia extrema de la economía de los E.U.A., basada en un consumo mayoritariamente superfluo, sin respeto al medio ambiente, que no logra reducir sustancialmente la pobreza, que crea violencia, y que no potencializa los valores sociales y culturales tan necesarios para el ser humano, es algo que debemos cambiar. 

Carlos Molina, inspirado en Ellacuría, empieza a contestar la segunda pregunta al plantear en su último artículo “Universidades y construcción del mundo”, que esa utopía, ese pensamiento alternativo, solo es posible si nos situamos en el lugar adecuado, el lugar de las mayorías populares. Los pobres, pero incluso ahora en El Salvador, mucha de la clase media, sufren diariamente las causas del desarrollo económico actual; las sufren al tener que inmigrar, en sus limitaciones culturales, en su salud, en su diario sobrevivir. 

En el plano de la economía, en nuestro país, es posible pensar en una economía de mercado en que el sector privado siga creciendo, aportando al desarrollo y beneficiándose de sus ganancias, pero con un estado orientado principalmente a servir a esas mayorías populares y asegurar la sostenibilidad de nuestro medio ambiente. Incluso, ya que estamos creando utopías, con un sector privado con verdadera responsabilidad social, que sirva a través de sus negocios a esas mayorías populares y que preserve el medio ambiente. Pero para ello, dice Molina, es necesario aceptar que debemos superar la neutralidad política, o como dice la Iglesia Católica, ello implica como sociedad y sobre todo por parte del estado, una opción preferencial por los pobres. 

Mi artículo anterior planteaba algunos lineamientos de desarrollo económico para responder a la segunda pregunta en forma realista: diversificar los mercados económicos disminuyendo la dependencia de E.U.A., para lo cual se puede potencializar los mercados locales, centroamericanos y latinoamericanos; desarrollar más la agricultura, el turismo nacional y de la región Centroamericana; el desarrollo de la ciencia y la tecnología y los negocios sociales basados en las necesidades de esas mayorías populares y/o en nuestros productos; y la conservación del medio ambiente como parte de un desarrollo económico. 

Algunos ejemplos de lo anterior. En la agricultura, el café, productos tropicales y productos de la dieta alimentaria básica de las mayorías  o la importación de algunos productos latinos que complementen esa dieta (como la quinoa). Todo ello lo hemos hecho en algún momento de la historia, pero o hemos  abandonado la producción de algunos de esos productos o no hemos aplicado la tecnología apropiada que permita una producción o explotación eficiente y sostenible de algunos de ellos o sus derivados. 

Es allí donde el estado debe intervenir desarrollando esas tecnologías o dando incentivos para la producción adecuada de los productos que mejoren la dieta de las mayorías. 

Algunos pasos de esas cadenas de producción agrícola son viables al nivel del pequeño o medio productor dejando otros más complicados para la gran empresa; por ejemplo la pesca por pescadores o cooperativas, pero la comercialización a un nivel mayor; la producción de maíz y frijol al nivel familiar, pero la tecnología y el almacenamiento con apoyo estatal.

Otro ejemplo es el desarrollo de la industria del turismo la cual, para que beneficie a las mayorías, e incluso para que sea viable, debe tener como cliente principal el mercado nacional y centroamericano;  y para que aporte al desarrollo sostenible hay que prestarle mucha atención a la conservación, incluso restauración del medio ambiente. Nuestro país tiene muchos recursos naturales que puede desarrollar y que en otros países, como Costa Rica, han probado tener un gran potencial turístico, ellos incluyen volcanes, ríos, bosques y fauna tropical, plantaciones de productos tradicionales agrícolas, manglares y esteros, etc. 

En la mayoría de casos para servir al turismo nacional y para mantenerlo, sirven mejor las empresas medianas y pequeñas o de nivel local. Así por ejemplo, en muchos casos serán mejor los turicentros municipales que nacionales, los hostales o posadas que los grandes hoteles, las medianas empresas proveedoras de servicios turísticos que los grandes conglomerados internacionales. Todas ellas requieren de una presencia del estado, en algunos casos a nivel nacional y en otros a nivel local, para asegurar la preservación del medio ambiente y la provisión de la necesaria infraestructura y acceso a financiamiento. 

Ejemplos de empresas rentables basadas en necesidades de la mayoría de la población, que ya existen en el país o en la región, son la provisión de nutrientes como parte de los productos que ella consume, gimnasios para clases medias cuyo objetivo principal sea la salud, seguros de salud básicos populares, producción o adaptación de productos educativos populares, producción de productos y servicios para poblaciones con necesidades especiales, centros materno infantiles al nivel local. En el área de seguridad y prevención de la violencia las granjas comunitarias para los privados de libertad y el uso del arte y la cultura como instrumentos de prevención y desarrollo humano.

El estado puede también apoyar a empresas grandes que generen empleo en forma significativa y/o logren producir valores adicionales en su cadena de producción. Pero en general, lo que aquí se plantea es un giro de la función del estado para apoyar un nuevo tipo de desarrollo basado en servir prioritariamente a las mayorías populares y asegurar un medio ambiente sostenible. Ello requiere un estado fuerte, institucional y financieramente, y una decisión de país, o por lo menos de una mayoría de su población, de apoyar esa opción preferencial por los sectores populares a través de un diferente tipo de desarrollo económico.

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