La situación del país es tan compleja y retadora, que plantea serias interrogantes que planteo aquí para invitar a una reflexión.
1) ¿Quién será capaz de sacar adelante a El Salvador? Lo primero que los ciudadanos deberían tener claro es que “papá gobierno” no lo hará. No puede, ni tiene los recursos financieros para lograrlo. Tampoco lo hará la comunidad internacional, ni mucho menos un país amigo en particular. En este sentido y tal como lo expresa la filosofía de Alcohólicos Anónimos, lo primero que se debe admitir es que se tiene un problema (el alcohol). En el caso nacional, ese problema se llama corrupción. Es decir, para salir adelante la sociedad salvadoreña debe admitir que la corrupción está afectando seriamente al país.
2) De confirmarse que los tomadores de decisión política pueden “quitar y poner” a magistrados de la Sala de lo Constitucional por encima del marco normativo establecido, ¿qué puede esperar un salvadoreño común y corriente sobre la vigencia de sus derechos? Francamente, nada. Al irrespetarse la Carta Magna y a sus garantes, la ciudadanía queda expuesta al criterio de quienes controlan el aparato estatal. Es decir, la ciudadanía está “huérfana” (desprotegida) de sus derechos elementales.
3) ¿Es positivo para El Salvador la creación de más fuerzas electorales? No necesariamente. La solución no está en que existan tres o más candidatos presidenciales competitivos. La clave está en la creación de una ciudadanía activa y en la vigencia del estado de derecho. ¿Cómo así? Al darle mayor peso a la sociedad civil, se reducirían los arreglos políticos que se hacen en función de la aritmética legislativa. En otras palabras, la ciudadanía activa es la fuerza capaz de reformar el sistema político (los partidos defienden el status quo).
4) ¿Es viable el socialismo en El Salvador? No en el corto plazo. No hay dirigentes, ni propuestas para edificar el socialismo en El Salvador en los próximos diez años. Tampoco existe un instituto político con la capacidad requerida para defender -pública y exitosamente- un proyecto socialista como la alternativa de solución para El Salvador.
5) ¿Qué futuro tienen los jóvenes en El Salvador? El futuro del país es cada día más incierto y los jóvenes han dejado de asociar su proyecto de vida con el futuro de El Salvador. Crece la fuga de cerebros. Los jóvenes se decepcionan cada día más de los dirigentes políticos, lo cual está llegando al límite y es probable que ello contribuya a que se desarrollen los grupos de jóvenes que han comenzando a expresar su interés en construir un mejor El Salvador. El Salvador necesita de sus jóvenes.
6) ¿Es mejor irse o quedarse en el país? Esta es una decisión personal. Difícil de contestar. Inseguridad y criminalidad están presentes en toda Mesoamérica. Las drogas acosan a los jóvenes norteamericanos. Las medidas anti-inmigrantes se están endureciendo en la mayoría de países desarrollados. No obstante estos obstáculos, la oportunidad que tienen los connacionales en países desarrollados les da una mejor perspectiva económica que la que les ofrece su terruño cuscatleco (el costo de la desintegración familiar es alto).
7) ¿Quién tiene la solución para El Salvador? Nadie. Para que exista solución se requiere de una ciudadanía activa y liderazgo público. Un problema para avanzar en esa dirección es la dispersión en las organizaciones de la sociedad civil. Consecuentemente, construir un Plan de Nación es esencial para la creación de la “tercera vía”, ya que ésta consiste en precisar un nuevo rol para el estado, la sociedad y el mercado en El Salvador.
