Opinión /

Cómo responder a los diputados de la 'coalición de los vivos'


Miércoles, 4 de julio de 2012
Héctor Lindo

Los que nos dedicamos a la enseñanza sabemos que al leer las respuestas de un examen a veces no sabemos la pregunta que están respondiendo los alumnos.

Veamos si al ver las respuestas que dan la mayoría de los diputados a las grandes preguntas sobre la institucionalidad del país adivinamos las preguntas que ellos mismos se plantean sobre su papel en la historia.

Las respuestas son de sobra conocidas. Ante la experiencia de una Sala de lo Constitucional independiente a los dictados de las cúpulas políticas la mayoría de los diputados han dado una variedad de respuestas. Su primero reacción fue el decreto 743. Después de que éste enfrentó un fuerte rechazo de parte de la sociedad civil se agazaparon, reagruparon fuerzas, y en abierto desafío no sólo a la Corte sino también al mensaje  que habían recibido del público votaron para remover a los miembros  que les estorbaban en la Sala de lo Constitucional. Cuando la Corte declaró inconstitucional los actos de la Asamblea los diputados no dudaron en tirar por la borda el orden constitucional del país y en colocar en manos de una instancia con mayoría de votos extranjeros y sin jurisdicción sobre el tema la decisión última sobre nuestra institucionalidad. (¿Alguien se acuerdan cuando los mismos diputados hablaban de soberanía?).

Antes estas respuestas cabe preguntarse, ¿qué interrogantes se plantean los diputados y diputadas?   Veamos las posibilidades. Una posible pregunta es ¿Cómo actuar para consolidar el Estado de derecho a sabiendas de que más allá de intereses partidarios es lo que necesita el país? Hmmm, sigamos tratando. Otra, ¿cómo demostrar que el imperio de la ley es, en última instancia, la barrera que protege a los débiles de los poderosos? ¿Cómo protegemos el equilibrio de los poderes del Estado en un régimen democrático con alternabilidad en el poder? (Después de todo los partidos que no controlan el ejecutivo se benefician de la oportunidad de acudir a un arbitro imparcial que se ha ganado el respeto del pueblo, y uno nunca sabe cuando le va a tocar) Sigamos tratando. ¿Cómo cumplir a cabalidad con nuestro compromiso con los votantes? ¿Cómo responder a las demandas de la población?

Pero en qué estoy pensando. Tal vez mi tren de pensamiento tomó un rumbo equivocado. Veamos otro tipo de preguntas. ¿Cómo demostramos que cuando manda capitán no manda marinero? ¿Cómo expresar que podemos organizar una “coalición de los vivos” en la Asamblea para hacer lo que nos da la gana? ¿Cómo indicamos que contamos con abogados que aunque desprecien el espíritu y tergiversen la letra de la ley saben salir con movidas leguleyas que nos permiten mangonear a la Corte? ¿Cómo gritamos a los vientos que nos importa un pepino que decenas de miles de salvadoreños murieron en una cruenta guerra civil para que un atajo de politiqueros se porten de forma similar a los gobiernos del PCN?

Los lectores y lectoras de El Faro decidirán qué preguntas están detrás de las acciones de los diputados de la “coalición de los vivos”.  

Pero no soy pesimista, se me ocurre que a veces la materia orgánica pútrida es muy buen abono para cultivos sanos. Una reacción vigorosa y generalizada ante la vergonzosa crisis creada por los diputados puede dejar un precedente importante para todos los partidos políticos. Ya hemos visto comunicados de distinguidos juristas y de organizaciones de la sociedad civil. Además, acciones como el rótulo en el Redondel de la Constitución son formas imaginativas de mostrar el sentimiento generalizado. Creo que todos debemos buscar formas pacíficas pero persistentes para decirle a cada uno de los diputados una y otra vez que respeten la Constitución. Yo le estoy enviando copias electrónicas de la Carta Magna a todos y cada uno de los miembros de la “coalición de los vivos”. Si logro convencer a suficientes lectores de El Faro a hacer lo mismo veríamos que para poder leer su correo los miembros de la Asamblea tendrían que pasar un buen tiempo borrando los mensajes con la Constitución. Esto les serviría de recordatorio de la naturaleza de sus acciones.

Tal vez haya lectores que dudan en hacer algo que pueda favorecer al partido ARENA. A ellos les digo que el mensaje le llegaría a todo político, politiquero y aprendices varios: con la Constitución no se juega. Donde manda capitán no manda marinero, el pueblo manda.

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