¿Qué pueden hacer los ciudadanos ante una crisis institucional como la que vive El Salvador?
Informarse lo más que puedan. Leer todos los días. Poner atención a la trayectoria ética y profesional de quienes hablan por televisión y radio. Escuchar a los jóvenes y adultos mayores. Analizar los diferentes puntos de vista. Evitar caer en posiciones extremas y partidarias. Seguir lo que manda la ley. Pensar. Actuar conforme a sus principios y valores. Ejercer sus derechos cívicos. Tener confianza en la ciudadanía. No recurrir a la violencia. Esforzarse por hacer oír su voz. Participar activa e inteligentemente.
¿Está en riesgo la democracia en El Salvador?
Si. Y será mayor en la medida que los ciudadanos dejen en manos exclusivamente de los dirigentes políticos el destino de su país.
¿Quiénes serán los ganadores de esta crisis?
Nadie o unos pocos. El país es el gran perdedor. Las izquierdas y derechas también lo son, ya que ningún partido político da muestras de escuchar al pueblo. Ningún partido político está en capacidad de liderar democráticamente un plan de nación. Los pocos ganadores son personas que se lucran de las cuotas del poder estatal en el presente y futuro inmediato. Este es un juego perder-perder. Los costos sociales son mayores que los beneficios individuales.
¿Quién puede ayudar a resolver la actual crisis política?
Los ciudadanos. Ellos son los que más pueden hacer entrar en razón a los dirigentes y partidos políticos.
¿Pero cómo lo van a lograr los ciudadanos, si quienes tienen el poder estatal lo ejercen a su conveniencia?
Esa es la pregunta del millón de dólares. El marcado individualismo es un factor que le impide actuar colectivamente a la sociedad salvadoreña y velar por el bien común. Por otra parte, vivir “coyol quebrado, coyol comido” hace que el pueblo le preste poca atención a los problemas nacionales. Adicionalmente, las organizaciones de la sociedad civil están dispersas y desarticuladas. No hay una “masa crítica” en defensa de la democracia y el estado de derecho. En este sentido, hay dos probables escenarios: (1) profundización de la crisis institucional hasta establecerse un régimen autoritario; (2) reacción ciudadana y surgimiento de nuevos liderazgos democráticos que conduzcan a un plan de nación.
¿Cuánto puede durar la presente crisis?Un par de años más. Las elecciones 2014 y 2015 no serán la solución, pero si pueden ayudar. El problema es que la corrupción junto con la impunidad son las causas principales de la crisis institucional y su superación no puede venir de quienes son sus patrocinadores. Es un círculo vicioso que no se puede romper tan fácil. Es una tarea difícil y de larga duración. Eso es lo primero que los ciudadanos deberían entender.
¿Qué señales positivas existen para salir de la crisis?
Los artistas dicen que el momento más oscuro del día es justo antes del amanecer. Si eso fuera cierto, diríamos que pronto se saldrá de la crisis. El punto es que se trata de una crisis estructural. Prueba de ello es que la actitud de muchos dirigentes políticos pareceindicar que lo que habrá es una “salida” (un remiendo). No se vislumbra una solución duradera (una cura definitiva). Por ello, es conveniente que la ciudadanía entienda que su participación es incuestionable y necesaria para romper el binomio Estado y mercado. Esa es la clave de la solución y una pequeña luz empieza a verse al final del túnel. Es la “luz ciudadana” (jóvenes, ONG, universidades y otros), a la cual los medios de comunicación deberían ayudarle a extenderse plenamente, para que la gobernabilidad sea democrática (pesos y contrapesos entre Estado, mercado y sociedad).
