Opinión /

Holanda lleva la UE a las urnas


Martes, 11 de septiembre de 2012
Luis Fernando Valero

Este miércoles hay elecciones en Holanda, que ha sido uno de los países más desarrollados, de más alto nivel y claves en la construcción de UE y que en estos momentos se debate en una elección que puede ser decisiva para lo que ocurra en la zona, dada su influencia. 

El 43% de los votantes se muestra indeciso  y aunque se habla de euroescepticismos, de eurocrítica, los holandeses no desean abandonar la UE, éste es el gran dilema. Lo mismo está ocurriendo en Alemania en donde hay fuertes presiones para arrojar el lastre de algunos países que impiden que Europa recupere el puesto, que por su historia se merece y creen que países como Grecia, Portugal, incluso España e Italia, que ambos representan el 25% del PIB europeo, deben aceptar una UE a dos velocidades. Los alemanes piensan que su dinero ha sido malgastado en países que no lo merecen. Este es el gran dilema de la UE.

Y en los países del sur señalados aumenta el euroescepticismo y el deseo de salirse de la UE pues se sienten maltratados, pagando costes sociales inmensos solo para que los bancos alemanes cobren sus inversiones que colaboraron a crear burbujas financieras que solo les ha beneficiado a ellos.

Algunos votantes holandeses señalan: “Deberíamos votar a los liberales derecha. Son el partido de los pequeños empresarios. Pero esto de Europa y la deuda... ¿Y si por mandar tanto dinero allí nos rebajan las pensiones? No sabemos qué votar”

Otros en cambio afirman: “Llevo 22 años como taxista y hay menos clientes que nunca. Por eso votaré al Partido Socialista. Apoyan a los pobres”.

En los países del sur se afirma que para que los del norte vivan bien les han rebajado hasta el 15% el sueldo a los funcionarios, públicos, después de despedir a miles y miles de ellos,  han congelado las pensiones, hay recortados derechos sanitarios y educativos. Para eso no queremos UE.

El dilema de esta UE enfrenta pues, esta semana en Holanda, un nuevo escenario. Cada vez más hay una mayor desafección hacia la clase política en toda la UE, pues los partidos tradicionales son incapaces de articular alternativas políticas que sirvan para resolver los problemas que acucian a los ciudadanos, pues en vez de aumentar la esperanza de salir de la crisis, la aumentan, pues no se genera empleo, se recortan derechos sociales que provocan más recesión a pesar de que aumentan los impuestos. Los ciudadanos no entienden que los políticos se preocupen más de complacer a los mercados que a sus votantes y por ello la crisis de legitimidad, a escala nacional y europea, no hace sino avanzar.

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