Miles de salvadoreños viven una difícil situación económica, están desencantados de los dirigentes políticos y cansados de las permanentes campañas electorales. ¿Qué se puede hacer para que los políticos escuchen y respeten a los ciudadanos?
Para contestar esa pregunta, es importante tener en mente tres cosas: (1) Dirigentes y partidos políticos irrespetan la ley en cuanto a regulaciones relacionadas a campañas electorales; (2) Los ciudadanos están desesperados por la falta de trabajo, violencia e inseguridad; y (3) La hacienda pública está en apuros para honrar el presupuesto general de este y los próximos años.
Estos tres elementos describen lo complejo del problema. No obstante, en la práctica da la impresión de que hay dos mundos: (i) el real que viven los ciudadanos diariamente; y (ii) el virtual que viven las cúpulas partidarias en sus oficinas con computadora, iPhone y aire acondicionado. Esta dicotomía explica la inconformidad de numerosos ciudadanos y la reacción de miles de jóvenes y mujeres que están optando por defender sus derechos los 365 días del año.
El ejemplo que mejor refleja lo indefensos que se encuentran los ciudadanos proviene de la Asamblea Legislativa, al intentar no acatar varias sentencias de la Sala de lo Constitucional y pretender mover a dos de sus magistrados. Se olvidaron de que las sentencias pronunciadas por la Sala de lo Constitucional son de obligatorio cumplimiento y no admiten recurso alguno; todo funcionario u órgano del Estado, tienen que darles el debido cumplimiento.
¿Cuál es el punto? Si decenas de diputados y dirigentes políticos son capaces de hacerle eso a magistrados de la Sala de lo Constitucional, qué no harían en contra de “un ciudadano de a pie”. Eso es peligroso. Ya que significa que los ciudadanos están indefensos ante quienes reciben su mandato para representarlos.
En este contexto y dada la falta de transparencia en la gestión pública, es ingenuo pensar que la paz social sea una tarea privativa del aparato estatal. La clave está en animar a la ciudadanía y lograr la reacción inteligente de los partidos políticos. ¿Cómo hacer? Aprovechar el avance tecnológico (TV, radio, Internet, celulares, correos, facebook y más) e invitar a los ciudadanos a informarse, asociarse y participar en la solución de sus problemas cotidianos.
Veamos un ejemplo: La prensa sabe que la corrupción e impunidad son los dos principales problemas de El Salvador, pero aún así continúa saturando los noticieros con temas relacionados con el quehacer político y gubernamental. La voz ciudadana sigue sin tener una fuerza decisiva. Es decir, la mayoría de medios de comunicación parecieran inclinarse por defender el estatus quo.
Afortunadamente, las redes sociales y el ciberperiodismo pudieran ayudar a revertir esta tendencia. Para muestra un botón. Al compartir información sobre el recorrido de la reciente Caravana por la Paz en decenas de estados en USA (vía Twitter: @opinandoensv) y plantear la idea de promover una campaña a favor de la paz social en El Salvador, se produjo una reacción positiva y espontánea de varias personas con presencia en medios de comunicación, entre quienes se destacan Astrid Avalos, Luciana Sandoval, María Elisa Parker, Rafael Lorenzana, Roxana Webb y Salvador Castellanos.
Es hora de que los políticos escuchen a los ciudadanos, y no a la inversa. La voz ciudadana (el soberano) puede ayudar a “sacudir conciencias” y favorecer entendimientos básicos entre gobernantes y gobernados.
