Opinión /

El papel de los empresarios en la crisis


Domingo, 11 de noviembre de 2012
Mauricio Silva

Mucho se ha hablado y escrito estos días sobre la crisis económica y financiera del país, en la mayoría de lo que se dice o escribe culpa a los usuales: el gobierno, los políticos, los diputados, etc.; muy pocos proponen soluciones que no sean más de lo mismo. Todos esos sospechosos usuales tienen su parte de culpa. Sin embargo, no he leído que se les pida a los empresarios asumir su parte de la culpa y poner su parte en la solución. Ellos son actores económicos claves en nuestro país, pero su actuación deja mucho que desear, especialmente en los últimos años.

La inversión privada es, por mucho, la más importante en la economía del país; ella es más de cinco veces la inversión pública. De esa inversión privada la interna es unas diez veces mayor que la externa. El sector privado genera la gran mayoría del empleo del país, aunque más del 50% de ese empleo lo generan las micro y pequeñas empresas. Es la banca privada la que financia la mayoría de las actividades económicas. La gran mayoría de los ingresos del Estado provienen de los impuestos que genera la actividad económica privada. Es pues claro que el sector privado, y sobre todo el sector privado nacional, es el motor de nuestra economía; sin él va a ser difícil dar el cambio de rumbo y acelerar la economía.

El sector empresarial en las últimas décadas ha sido elemento clave en orientar la economía hacia el consumo, ha ayudado a desarrollar una economía deficitaria ya que lo que importamos excede por mucho a lo que exportamos, nuestra industria en general es poco competitiva e innovadora, agrega poco valor y abre pocos mercados nuevos.

El recientemente publicitado Informe Global de la Competitividad, que en nuestro país tiene como institución socia a INCAE y basa varios de sus indicadores en la opinión de los empresarios, señala que los aspectos claves en que el país está más atrasado se puede agrupar en los siguientes aspectos: aquellos relacionados con innovación e investigación, impuestos y acceso a financiamiento, crimen y violencia, educación y burocracia estatal y corrupción. Todos estos factores están afectados directamente por el sector empresarial, aunque los últimos conllevan una responsabilidad mayor del estado.

Factor clave para la competitividad es la inversión en investigación y tecnología; uno de los indicadores importantes en ese rubro es lo que las empresas invierten en investigación y desarrollo (I&D) como porcentaje del gasto nacional total, ello en América Latina es en promedio 37%; en El Salvador es 0.9%. ¡Las empresas de nuestro país invierten en uno de los factores claves para la competitividad 40 veces menos de lo que invierten el promedio de sus colegas en América Latina! Si no invierte en I&D nuestra industria está condenada a producir lo mismo y con menor eficiencia, perdiendo así competitividad.

Los impuestos promedio en el país son dos terceras partes del promedio para el continente. Las empresas no son los grandes contribuyentes de esos impuestos que se pagan en el país, aunque poco se sabe al respecto pues hay muy poca transparencia en esa área. Sí sabemos que hay industrias importantes, como los periódicos y líneas de aviación, que no pagan impuestos sobre sus insumos básicos. Para poder avanzar en áreas como educación y prevención de la violencia es necesario invertir en ellas, para lo cual es indispensable el aporte del estado, el cual proviene de los impuestos que recibe.

Las grandes inversiones privadas en centros comerciales, comercio y algunos servicios, alientan poco un modelo económico de alto valor agregado, por el contrario refuerzan una economía basada en el consumo. Factores claves a considerar en inversiones económicas que busquen un desarrollo más justo y sostenible son cuanto valor agregado y empleo generan.

Otro de los aspectos claves que influyen en la competitividad es la corrupción, ella es un mal que necesita de dos lados para darse, el corrupto y el que corrompe, en esto último la empresa privada corre con gran parte de la culpa.

Más recientemente el comportamiento de una parte del sector empresarial, especialmente el empresario grande – con notables excepciones – y sus gremiales, han tenido un comportamiento más débil aun, menos patriótico, lo cual es difícil explicar si no es por razones políticas. La inversión privada en el país ha bajado desde el 2009 en promedio dos puntos del PIB. El financiamiento de la banca se ha contraído notablemente y la banca está toda ahora en control de capital extranjero. Las gremiales empresariales tienen una posición muy confrontativa con el gobierno, una posición nada constructiva que aporta poco al desarrollo nacional.

El país, como lo expuse en un artículo anterior, atraviesa – como el resto del mundo – una crisis económica grave, algunas de cuyas causas principales son externas. La crisis mundial no se solucionará en el corto plazo, por lo que todavía nuestra economía, siendo tan abierta, tardará en recuperarse. Por ello debemos hacer un esfuerzo especial como nación para superar la crisis y empezar a cambiar el rumbo de nuestra economía. Pero para hacerlo debemos poner todos; también y sobre todo ustedes, señores empresarios.

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