Opinión /

Cuatro mentiras sobre la economía


Lunes, 14 de enero de 2013
Mauricio Silva

1. La economía no puede estar peor

La economía está pasando una época difícil, como lo están muchas de las principales economías del mundo, sin embargo, dentro de ese contexto mundial tan difícil, la economía salvadoreña ha comenzado una recuperación, aunque todavía queda camino por recorrer.

Cuadro 1. Principales Indicadores Economicos

 
*Fuente: Ministerio de Hacienda
*Fuente: Ministerio de Hacienda

La economía ha estado peor en épocas anteriores (cuadro 1). En su Informe Trimestral del cuarto trimestre del 2009, FUSADES reportaba: “El crecimiento económico en el 2009 se estima en -3.3%, …el Índice de Actividad Económica se redujo en 7.1% a noviembre del 2009, sumando 21 meses con signo negativo…el déficit fiscal aumento a 5.5% del PIB en 2009…los ingresos tributarios cayeron 9.6%...la deuda pública total alcanza valores cercanos a 50%...la confianza de los empresarios se mantiene baja…el clima de inversión ha sido difícil en el 2009 por la crisis internacional y la recesión económica…seguidos de la incertidumbre política y económica…la recuperación económica es aún incierta.” La crisis económica había comenzado desde el 2007 en que el PIB empezó a caer, tendencia que se mantuvo hasta el 2010 cuando empezó a crecer, aunque lentamente. El periodo del 2007 al 2009 fue pues peor para la economía de El Salvador.

A partir del 2010 el crecimiento del PIB deja de ser negativo, las remesas se recuperan, el empleo formal empieza a recuperarse, la inflación se mantiene baja – de las más bajas del Continente; esa baja inflación y los subsidios ayudan a los pobres a menguar los efectos negativos de la crisis. La inversión privada sigue estancada, la cual se compensa solo parcialmente por una mayor inversión pública; el crédito bancario sigue muy débil aunque existe liquidez en la banca.

La crisis económica mundial, especialmente en los principales socios comerciales del país, EUA y Europa, es grave, viene ya de unos años y, como señalo la presidenta Merkel de Alemania, el final todavía no llega. Con la dependencia tan grande de nuestra economía de esos países, la recuperación en los indicadores económicos señalados es buen signo.

2. Las finanzas públicas están muy mal

La crisis económica repercute directamente en las finanzas públicas, a menor actividad económica menor recaudación fiscal. Sin embargo, el déficit fiscal – los ingresos menos los gastos del tesoro público – disminuye desde el 2010, ello se logra principalmente por un incremento en los impuestos.

El gasto público se mantiene en la misma proporción del PIB que en el gobierno anterior, lo que implica un aumento en términos absolutos. Ese aumento en buena medida se debe a las pensiones y los subsidios. La carga que imponen las pensiones en el presupuesto del estado, es muy alta. Aunque las pensiones se privatizaron, el estado mantuvo mucha de la carga financiera producto de la forma en que se privatizo. La disminución, y principalmente la focalización de los principales subsidios (gas, transporte y energía), es una tarea todavía pendiente, aunque nada fácil como lo demuestra la lucha actual por bajar el subsidio del transporte.

Como resultado de mayores ingresos y gastos proporcionalmente estables, la deuda pública - sin contar las pensiones - se mantiene en un 44% del PIB, aunque con pensiones sube (de 54% del PIB en el 2009 a 56.5% en el 2012) a niveles cercanos a lo que deberían ser los límites.

Como se aprecia en el Cuadro 1, los principales indicadores de las finanzas públicas han mejorado con respecto al periodo anterior. También se ha dado un salto de calidad en el manejo de la deuda pues se ha negociado mucha de la deuda de corto plazo por plazos mayores, ello gracias al acuerdo entre partidos y los votos de la oposición para la deuda con multinacionales. Pero todavía falta mucho para lograr un presupuesto balanceado y que cubra la deuda social.

3. La culpa es del gobierno

La culpa de la débil economía recae principalmente en la alta dependencia de nuestra economía de la economía internacional, “si a EUA la da un resfrío, a nosotros nos da neumonía”, ¡y esta vez a EUA le dio más que un resfrío! Para cambiar de rumbo hay que profundizar la tendencia que se ha comenzado de diversificar nuestros socios comerciales, con énfasis en Latinoamérica. La importancia del comercio, consumo y las remesas en nuestra economía tampoco es saludable; para disminuir la relevancia de esos rubros se puede dar mayor énfasis a la agricultura, a sectores productivos con mayor valor agregado y generadores de trabajo y a programas de lucha contra la pobreza. Estos son factores estructurales cuyo cambio será de largo plazo, pero que hay que comenzar a la brevedad.

Parte de esos cambios puede ser el desarrollo de la zona costera propuesto por el gobierno, sin embargo, para que ello logre los objetivos de quebrar dependencia, reducir pobreza y sostenibilidad, debe enfatizarse un desarrollo basado en las fuerzas económicas locales, debe priorizarse la generación de empleo y la preservación ambiental como criterios de selección de proyectos, y debe darse prioridad a las pequeñas y medianas empresas locales, sobre los grandes desarrollos basados en empresas extranjeras y grandes.

Para fortalecer las finanzas públicas se plantean caminos muy diferentes. El Fondo Monetario enfatiza incrementar los ingresos subiendo el IVA; el sector privado propone disminuir gastos del estado. Ambas medidas son inviables, políticamente subir el IVA no es posible, los gastos del estado son muy difíciles de bajar ya que son en su gran mayoría sueldos, aunque – como ya se señaló arriba – todavía se puede lograr una mayor racionalización y focalización de los subsidios. Ambas medidas tampoco se justifican socialmente. El gobierno se niega a disminuir el gasto social y prefiere subir impuestos selectivamente e incrementar la deuda mientras pase la crisis. La deuda ha subido, pero ya se debería poner límite a la misma. El gasto social no se debería bajar, la deuda social es muy grande y la pobreza implica costos mayores para el país, pero si se puede financiar de diferentes formas, no solo a través de subsidios totales. Ejemplo de ello es la reforma de salud que enfatiza la salud básica y preventiva a través de los ECO, objetivos y programa muy válidos, pero que actualmente se financia totalmente del presupuesto nacional lo que la hace financieramente muy inestable. Hay diferentes formas de financiar la reforma de salud, una de ellas es como en Costa Rica con un sistema de seguridad social.

Puntos como los anteriores - incluyendo como lograr un presupuesto balanceado, límites de endeudamiento, nuevos ejes de desarrollo y socios comerciales, qué hacer con las pensiones - son los que deben formar parte de un pacto de nación en los campos económicos y financieros. El momento para preparar un posible pacto es ahora, antes de las elecciones; el momento de implementarlo es después de las elecciones y en los primeros meses del próximo gobierno.

4. La solución esta con las gremiales empresariales

Las gremiales empresariales, con gran cobertura por los medios de comunicación tradicionales, han enfatizado las mentiras anteriores, proponiendo como soluciones para la situación de la economía y las finanzas públicas alternativas que, en su mayoría, pasan por darles mayores concesiones y privilegios. Continúan enfatizando los problemas y proponiendo pocas soluciones viables; echando la culpa a muchos otros menos a ellos. La inestabilidad política, falta de reglas claras y la inseguridad, son ahora causa del bajo crecimiento, el restringido crédito bancario, y la baja inversión por parte de los empresarios. Luchan tenazmente contra más impuestos, piden más leyes, más excepciones fiscales, más incentivos, etc. Insisten en que la mejor lucha contra la pobreza es por rebalse, crecer que ello después beneficiará a los pobres. ¡Quizás por ello están en las encuestas de percepción popular, en los últimos lugares solo por encima de la Asamblea legislativa y los partidos políticos!

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