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La rivalidad entre peronistas y radicales se sirve con espuma

Los simpatizantes del oficialista Partido Justicialista –el heredero político del Partido Peronista– pueden disfrutar de una cerveza marca Evita, de una Montonera o de una Doble K, bien frías. Los seguidores de la Unión Cívica Radical pueden tomarse una Hipólita. Argentina siempre será Argentina.

Martes, 19 de marzo de 2013
Josefa Suárez (AFP) / El Faro

Buenos Aires, ARGENTINA. Los peronistas en el poder en Argentina y sus opositores radicales, protagonistas de duras disputas políticas, también compiten en la elaboración de cervezas artesanales, bautizadas como Evita Perón, ícono del oficialismo, e Hipólito Yrigoyen, el primer líder de la Unión Cívica Radical (UCR).

La más elaborada está en manos de Daniel Narezo, dueño de Perón-Perón, un bar temático en el turístico barrio de Palermo que, a pocos metros de la entrada, sorprende con una especie de altar en honor a Evita, la mítica esposa del presidente Juan Perón, desbordante de fotos, flores, estampas religiosas, cirios encendidos y souvenirs.

“Empezamos a vender cerveza artesanal hace dos años y tenemos cuatro variedades: la rubia Evita, que lleva el retrato de la ‘Abanderada de los Humildes’; y la negra 17, que recuerda a los obreros que salieron a las calles masivamente ese día de octubre de 1945 a apoyar al entonces detenido coronel Juan Perón”, la fecha fundacional de esa fuerza política, explicó Narezo.

A ellas se suman “la cerveza roja Montonera, en homenaje al grupo armado de la izquierda peronista de los años 1970, y finalmente la Doble K, una extrafuerte para la pareja del fallecido expresidente Néstor Kirchner y su esposa y sucesora Cristina”.

El partido de gobierno de la actual presidenta Cristina Kirchner fue fundado en 1945 por Perón, quien gobernó en tres períodos (1946-52, 1952-55 y 1973-74); en el primero de los cuales su esposa Evita se convirtió en una líder de masas y cuya figura sigue en plena vigencia a 61 años de su muerte.

Cerveza peronista

El espacioso bar Perón-Perón está inundado de liturgia peronista: una vieja máquina de coser que repartía Evita en los barrios pobres fue transformada en dispensador de cerveza y se ven banderas, cuadros temáticos de reconocidos pintores y graffiti que dejan los comensales en las paredes.

“Hay graffiti a favor y en contra. Nadie censura porque queremos que este bar sea plural, que vengan militantes de todos los partidos. Me gustaría que este bar fuera como los de París del siglo pasado, donde discutían artistas, políticos, filósofos, intelectuales”, dice este hombre robusto de 43 años, voz ronca y anteojos de marco grueso de color negro.

Sobre el mostrador del bar se ven alineadas las botellas de las cuatro variedades de cerveza, junto a las del El Justicialista, un vino que se elabora en la provincia de Mendoza.

“Yo no persigo un negocio rentable, sino que creo que con ingenio se puede vencer el más brutal capitalismo y conseguir un lugar en el mercado”, afirmó Narezo, y precisó que las bebidas tienen pocos puntos de venta.

La cerveza peronista, además de venderse en el Perón-Perón, se puede conseguir en el bar de la sede de la organización humanitaria Madres de Plaza de Mayo, en comercios especializados en cervezas y a través de internet.

Cerveza radical

La web y las redes sociales también son claves para la venta de Hipólita, la cerveza de los seguidores de la UCR, rival histórico del peronismo, que tuvo entre sus dirigentes a Hipólito Yrigoyen, el primer presidente elegido por sufragio popular en Argentina en 1916.

“Nosotros lanzamos la Hipólita hace un año y nunca tuvo un fin comercial. La empezamos a cocinar aquí y seguimos haciéndolo en sus variedades rubia, negra y roja”, dice Leandro Villani, en un vetusto comité partidario de Caballito, un tradicional barrio de Buenos Aires.

“Como es la única cerveza radical en todo el país, la novedad se pasó de boca en boca. Muchos la querían probar por la simpatía con el partido o porque querían guardar la botella por la etiqueta con la figura de Yrigoyen”, señala el joven universitario.

Villani, seguidor de Raúl Alfonsín, el fallecido expresidente de la primavera democrática (1983-89), reconoce que la cerveza también se ha transformado en una excusa para acercar jóvenes a un partido que quedó en crisis tras la renuncia a la presidencia argentina de Fernando De la Rúa (1999-2001), en medio de una revuelta popular.

“Es difícil que los jóvenes se acerquen al partido después de lo que pasó en 2001. Nosotros les proponemos ‘Vengan a tomarse una cerveza’, con la intención de desestructurar las relaciones dentro del partido”, dice.

Los cerveceros peronistas y radicales conocen los productos del adversario y los elogian, aunque insisten en los beneficios de las diferencias.

“Es muy rica la Hipólita. La preparan de un modo casero y creo que los muchachos están en el buen camino. Además, usan buenas materias primas”, admite Narezo, que ya produce unos 20 mil litros mensuales de cerveza peronista y tiene una botella de Hipólita exhibida en el Perón-Perón.

Por su lado, Villani califica de “muy ricas” las cervezas peronistas y no descarta que un vaso de la rubia, la negra o la roja sirva para acercar adversarios.

“Este es un país dividido entre los ‘K’ (kirchneristas) y los anti-K. Sería divertido hacer una reunión entre ambos, cerveza de por medio”, dice Villani.

© Agence France-Presse

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