se ha resistido durante meses a la implementación plena de la Ley de Acceso a la Información Pública. '¿Conoces algún caso donde no medie una renuncia porque un subordinado califica lo que dice el superior?', pregunta.

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'Está claro que yo no soy el ombudsman, no soy la conciencia del gobierno'

Como subsecretario de Transparencia ha tenido márgenes de acción limitados. 'La principal razón ha sido el temor en el gobierno a que alguna información sea usada para atacarlo", dice. Declina calificar a un presidente que llegó al cargo con un compromiso de transparencia bajo el brazo y que se ha resistido durante meses a la implementación plena de la Ley de Acceso a la Información Pública. '¿Conoces algún caso donde no medie una renuncia porque un subordinado califica lo que dice el superior?', pregunta.


Lunes, 4 de marzo de 2013
Ricardo Vaquerano y Patricia Carías

Lo que antes podía decir con toda libertad, ya no más. Lo que mientras fue coordinador del capítulo El Salvador de Transparencia Internacional le era permitido decir, se acabó. En agosto de 2009 se convirtió en burócrata con el cargo de Subsecretario de Transparencia, y entonces inició el fin de su libertad para decir en público, por ejemplo, que los gastos de publicidad de la Presidencia de la República deben ser conocidos por la gente.

Marcos Rodríguez dice estar amordazado para repetir esas palabras después de que el gobierno del presidente Mauricio Funes clasificara los gastos publicitarios de la Presidencia como información reservada. Es cuestión de ética, dice. Y cuando se le pregunta si su ética antepone el interés en servir a un gobernante al interés en servir a la gente, se cuida de ser conclusivo en su respuesta. Admite que toda restricción en el acceso a la información es eso, una restricción, y aunque recuerda que uno de los principios de la ley en esa materia es que todo es público salvo las excepciones, quizás la máxima elocuencia la alcanza, irónicamente, cuando hace uso del soslayo o de su opción por responder a una pregunta con otra pregunta: '¿Ustedes creen de verdad que a mí me corresponde calificar al presidente?'

Rodríguez reivindica dos cosas: que la Ley de Acceso a la Información Pública es un gran avance y que su existencia solo fue posible en este gobierno.

Sobre los millonarios negocios que con el gobierno tiene uno de los impulsores de la candidatura presidencial de Funes -Miguel Menéndez, 'Mecafé'-, Rodríguez dice que hay un potencial conflicto de intereses. Para este y otro caso, el del préstamo millonario que el empresario Nicolás Salume diera a Funes para su campaña electoral, el subsecretario de Transparencia tiene las mismas palabras: es nefasta la relación entre dinero y política, y por eso debe ser sometida a escrutinio público.

Rodríguez dice que en avances en transparencia, rendición de cuentas y acceso a la información, el país merece apenas una nota de entre 3 y 4 puntos. Pero si la medición se hace a partir de cómo inició este gobierno, él otorga hasta un 9. En todo caso, lo hecho por el gobierno en esas tres áreas se ha quedado corto respecto de las expectativas que tenía Rodríguez cuando asumió el cargo: 'No llegamos a lo que yo soñaba'.

¿Cuánto le satisface la transparencia del gobierno del presidente Funes?
Mira, esa pregunta ya me la hizo un periodista de radio y les voy a contestar lo mismo. De acuerdo con el problema que significa la transparencia y la corrupción, ¿qué tan lejos estamos en el país de solucionar el problema? Yo pondría un 3 de 10, en el que 0 es 'no se ha hecho nada', 0 es es un desastre. Estamos en 3 o 4, si el profesor es generoso. Si tomas en cuenta la referencia con respecto a la línea de base, estamos en 8 o 9. Este gobierno, uno de sus aportes sustanciales ha sido institucionalizar, asumir como gobierno la cuestión de la transparencia y la corrupción desde el punto de vista administrativo y político. Eso no tiene precedentes. En ese sentido creo que va a pasar a la historia como el gobierno que abrió el tema, lo institucionalizó y creó un organismo institucional que te sirve para… a ver, ¿en el anterior gobierno con quién estarían hablando ustedes?

Usted está cumpliendo tres años y medio en el cargo. ¿Cuánto le satisface como subsecretario el desempeño de este gobierno en términos de trasparencia, rendición de cuentas y acceso a la información pública?
A ver, quisiera evitar darte una respuesta autocomplaciente y también quisiera evitar darte un titular que parezca contrario a este gobierno porque soy parte de este gobierno y asumo como tal.

¿Con qué soñaba usted cuando llegó al cargo?
Ah, no, indudablemente no llegamos a lo que yo soñaba, lo cual es muy normal, pero hemos avanzado muchísimo.

¿Qué soñaba?
Que el avance fuera más lineal y menos contradictorio. Ya pensándolo bien, el hecho de que sea contradictorio es lo normal, pero como soñar no cuesta nada y es la guía... Entonces, lógicamente, el avance de este gobierno ha sido contradictorio, la reforma a la ley, idas y venidas...

¿No era realista cuando soñaba ese avance más lineal y menos contradictorio?
No, no se trata de eso. Yo he entendido una cosa: las sociedades democráticas crean el concepto de ciudadanía y le dan a todos los ciudadanos determinados derechos ante la ley. El problema es que justamente la política consiste en interlocutar con grupos sociales que son diferenciados. Cada grupo social tiene aspiraciones, unas más legítimas que otras y lo que hay que buscar es cómo vos te aproximás a generar procesos de cambio y generar correlaciones que permitan esos cambios. Por eso la política genera esa desconfianza, porque cada uno sabe lo que quiere, ahora, para lograr lo que vos quieres necesitás que el Estado y otros sectores te generen la correlación necesaria para que esas cosas caminen. Yo tengo que confesar que tengo la tendencia a soñar mucho, pero también a ver las cosas históricamente, a no solo tratar de explicarme qué es lo que yo quiero, sino por qué las cosas funcionan como funcionan. Esto es muy importante porque si tú solo tienes deseos y no logras racionalizar o entender por qué las cosas son como son, es muy difícil encontrar cuáles son los puntos de inflexión y los puntos de cambio. En ese sentido, entiendo que se la ha dado un buen jalón a la transparencia y a la lucha contra la corrupción, pero que la sociedad salvadoreña va a tener que dar sucesivos jalones posteriores.

Cuando dice que hubiera esperado un avance más lineal y menos contradictorio incluye dentro de los factores de un avance contradictorio al Ejecutivo, ¿verdad?
Es que tú ves al Ejecutivo como una unidad, pero el Ejecutivo está compuesto por un montón de instancias y personas, lógicamente, en este como en cualquier organismo hay gente más anuente y otra menos anuente a determinadas cosas.

¿La Presidencia de la República ha sido un factor del avance contradictorio?
Como todos. Es decir, para mí el carácter contradictorio de esto cruza todo el Ejecutivo. A ver, la presidencia creó la Subsecretaría de Transparencia y Anticorrupción. Buena señal. La presidencia se atrasa considerablemente en el nombramiento del instituto. Entonces, el punto es que no es ni blanco blanco ni negro. La transparencia y la lucha contra la corrupción es un tema que ha entrado muy fuerte a la agenda nacional, que entra en un gobierno de un nuevo tipo, con sus virtudes y sus defectos. Pero también te encuentras con que tus enemigos -entre comillas- políticos muchas veces aprovechan cosas que son buenas para dañar el proceso de cambio. Entonces vos ahí tienes que ser muy ecuánime, entender que muchos de estos avances pueden ser de manera oportunista usados para volver a la posición anterior.

Marcos, a estas alturas, ¿para qué cree que el presidente decidió crear una Subsecretaría de Transparencia?
Para que de alguna forma el tema entrara, no solamente como un tema propio de entidades fiscalizadoras del Estado, sino un tema de la política fiscalizadora de este gobierno. Ahora, te puedo asegurar lo siguiente: cuando un gobierno entra tiene un montón de puntos difusos, lo que nunca está muy claro es cuál es el alcance que tienen estos puntos. Aunque sí sabe que son importantes, los avances son algo que se va dilucidando a lo largo del gobierno, a lo largo de las correlaciones políticas y de la situación nacional. Por eso he tenido determinados márgenes de acción.

¿Qué márgenes de acción ha tenido?
Amplios, pero con límites. Muchas veces sucede que yo puedo entender algunas cosas de una forma. A ver, es muy normal. No quiero decir que esté bien, pero es normal, aunque lo que es normal no necesariamente está bien. Que la gente que gobierna tenga una propensión a ver todas las críticas como ataques al gobierno es muy normal, y claro, tú puedes decir 'bueno, ¿y para qué asumiste gobierno si eso tiene que ver con la naturaleza del puesto?'. Yo trato de ser racionalmente poco propenso pero como tengo emotividad como todo el mundo, cuando tuiteamos... uno a veces está de malas pulgas y contesta mal. Pero al final, más allá del momento uno no debe perder el sentido común y debe entender que si hay un puesto que nadie te obligó a tomar es este y por lo tanto tiene exigencias y dificultades que hay que saber sobrellevar.

¿De qué índole han sido mayormente las limitaciones con la que se ha encontrado en su trabajo?
La principal ha sido el temor a que algún tipo de información sea usada para atacar al gobierno. Es decir, si quieres decirlo así, ¿dónde se han dado algún tipo de fricciones? Donde algunos titulares de noticias son que ese tipo de información que tú quieres hacer pública, el que te la está pidiendo es obvio que la va a usar para atacarnos. Y hay medios de comunicación que tú sabes que están muy definidos en ese aspecto. En ese contexto, uno tiene que explicar que a pesar de eso tú la puedes completar, contextuar o criticar, pero no la puedes negar. Hay gente que puede pensar que quizás mi posición es ingenua en ese aspecto y yo creo que no. Creo que todo tiene un costo y todo tiene un beneficio. Uno en política tiene que saber potenciar los beneficios y que hay límites y que esos límites te los pone la ética. El problema es que uno tiene que entender que hay apuestas que son importantes y que uno debe tratar de honrarlas en la medida de lo posible.

Veamos: ¿usted comparte que los gastos de publicidad de la Presidencia sean información reservada?
Yo no me puedo pronunciar formalmente, cuando ya hay un pronunciamiento de un superior. Entiendo que ese tipo de puntos los va a tener que dirimir el Instituto de Acceso a la Información Pública en su debido momento. Ahora les decía a los comisionados que no sabía si felicitarlos por el nuevo puesto porque yo creía que se habían puesto en el ojo del huracán. A ellos les va a corresponder dar la última palabra al respecto.

Como funcionario no quiere verter opinión. Como Marcos Rodríguez, ¿qué piensa?
Sobre todo aquello de lo cual aún no se ha fijado posición -y esto tiene que ver con mi rol en el asunto este del veto presidencial a las reformas a la LAIP-, y cuando es un tema sobre el que va a haber un pronunciamiento formal de la autoridad que dirige la institución, lo correcto es que uno actúe desde adentro, trate de cooperar para que ese pronunciamiento sea lo más ajustado posible a lo que uno piensa que es correcto, así que no es éticamente correcto pronunciarse.

Su investidura de subsecretario de Transparencia lo pone en dos dimensiones: la del funcionario, que es parte de un equipo y que debe articularse con ese equipo y debe responder y respetar reglas, y la del funcionario entendido como un servidor de la sociedad. Entonces entran en colisión su interés por servir a su superior y su interés en servir a la gente.
Es por naturaleza contradictorio, estoy de acuerdo.

¿Y qué pesa más en la balanza: su interés en servir a su superior o su interés en servir a la gente?
Depende de las circunstancias.

Por lo que acaba de responder pareciera que opta por servir a su superior.
Depende. A ver, tu percepción desde el otro lado va a depender del resultado. Por ejemplo, en el caso de las reformas a la LAIP el resultado fue positivo. En otros casos yo puedo opinar lo contrario y el resultado es negativo. Pero vos no puedes según las circunstancias cambiar de parámetro. En unos casos sale bien y en otros, no. Está claro que yo no soy el ombudsman, no soy la conciencia del gobierno, sino un funcionario que tiene una responsabilidad determinada, que está definida legalmente. Pero mi función principal es cerrar los portillos de la corrupción, abrir ventanas a la transparencia y tratar de que las decisiones institucionales de este gobierno sean lo más apegadas a la ética, a la transparencia y al combate a la corrupción. Esto implica la generación de mecanismos y también determinados tipo de decisiones. En algunos casos he tenido éxito y se puede decir éxitos o fracasos porque esos tienen que ver con tus propósitos. Yo puedo estar equivocado también en unos puntos, pero en algunos casos la coyuntura ha terminado positivamente y en otros te parece que todo va mal y de repente cambia. Yo les decía en broma a los oficiales del Instituto: 'Nos vemos hasta lo próxima crisis', y muchos se reían. Pero es que vos no puedes tener 200 años de uso patrimonial del Estado y de opacidad y de repente piensas que viene una voluntad política y te cambia todo de la noche a la mañana sin que haya roces, crisis y problemas.

¿No se siente libre de expresar opiniones o hacer reflexiones cuyo mensaje pueda contradecir al discurso del presidente Funes?
No, obviamente no.

¿Cuál es la cadena que le inhibe de contradecir públicamente el discurso del presidente?
Hay una cadena que… cuando tú tuiteás, dependiendo de la hora de la noche, te sientes más o menos libre, pero tú eres parte de El Faro, eres parte de un grupo de gente que trabajan juntos, donde hay una jerarquía, eres parte de un equipo. Entonces el punto es: ¿Cómo Ricardo Vaquerano, una persona ética que dice lo que piensa, se dedica a tirarle piedras a El Faro? ¿Vas a tener momentos de tensión? Sí, eso en todos lados, pero como parte de un equipo. ¿Por qué te tomo de referencia? Porque creo que muchas veces uno debe entender que hay determinados conceptos que son más fuertes en un gobierno pero son inherentes a todas las actividades humanas. Eres parte de un equipo y debes tener ética, además, tienes un mandato. Hay fricciones con otros jugadores o jugadoras del equipo, hay reglas del juego y tú tienes que tratar de optimizar y de lograr el mejor nivel de servicio público porque el propósito no es el gobierno, no es el equipo en sí mismo.

Ok, intente liberarse de esa atadura que dice sentir.
Ahora la siento yo y la siente cualquier otro funcionario.

¿Esto equivocado si digo que, cuando estaba en Transparencia Internacional Capítulo EL Salvador, usted pensaba que los gastos de publicidad de la Presidencia debían ser públicos?
No, no estás equivocado.

Además, en una entrevista en 2010 nos dijo: “Yo pienso que los gastos de publicidad deben ser públicos”.
No te estoy diciendo que estoy de acuerdo, sino que ya hay una decisión tomada por un titular y que cuando es así, muchas veces con anterioridad he expresado mi opinión pero entiendo que una vez que se ha expresado algo yo no salgo a disentir públicamente con esa autoridad, mucho menos si es mi jefe. Yo sé que este es un punto específico de El Faro porque lo traen desde antes de este gobierno. Y vos me decís: ¿tú pensabas así? Sí. ¿Piensas que tiene sentido la posición de ese tipo? Sí. ¿Qué opinión te amerita en este momento? Hay una decisión tomada y no tengo ningún interés en disentir públicamente son eso.

¿Su opinión ha cambiado respecto a que los gastos en publicidad deben ser públicos?
Yo en general hago lo posible por ser la misma persona que era antes de entrar al gobierno. Muchas veces, y eso sí lo he experimentado, hay una exagerada posición a ver amenazas externas. Creo que eso es propio de cualquier posición de poder, por eso la gente rica tiende a ser discreta con su vida pública.

¿Le pidieron opinión a la hora de clasificar como información reservada los gastos publicitaros?
Déjame pensar… mira, estoy tratando de recordar para darte una respuesta justa... pero como antes de tomar esta posición ya habíamos recibido solicitudes de El Faro, yo cada vez que aparecía el punto expresaba mi opinión. O sea que mi opinión con respecto al punto no es ningún secreto en el gobierno.

La pregunta es: a la hora en que la Presidencia construyó el índice de información reservada -que incluye los gastos de publicidad-, ¿le pidieron opinión?
Ah, el índice, no. Según la ley, la prerrogativa de clasificación de información le corresponde a cada titular. Yo no soy el titular de ninguna de estas instituciones, por lo tanto, yo no tengo mando orgánico ninguno sobre la Unidad de Acceso a la Información Pública de la Presidencia. Yo no participé en la clasificación de información ni de la Presidencia ni de ninguna otra institución.

Sigamos analizando colisión de intereses. Cuando pedimos información sobre los gastos de publicidad el año pasado, en la respuesta negativa el oficial de información argumentaba, entre otras cosas, que publicar los datos podía generar ventaja indebida a potenciales oferentes. ¿Qué es lo más importante: proteger el interés de unas empresas de publicidad o procurar el derecho de la gente a conocer cuánto gasta en publicidad el gobierno?
Bueno, esa disyuntiva que vos mencionas está planteada en la ley, diciendo que hay un principio general de publicidad y en cada caso se debe evaluar el daño de dar una información, versus el beneficio público. Ahora, la respuesta de eso te la debe dar el oficial de información o el titular que firma la clasificación. Yo estoy entre otras cosas como elemento referente del gobierno en el tema, pero no te puedo responder por cada decisión ni por cada acción que han tomado las distintas instancias del gobierno al respecto.

En un campo pagado que publicó el presidente el 31 de julio de 2009, él decía: “Las puertas de mi gobierno que llevan a la información estarán abiertas de par en par'. ¿Cree que ha cumplido literalmente ese ofrecimiento?
Yo en lo personal, he tratado de tenerlas lo más abiertas posibles, pero eso lo dijo el presidente y cada uno lo cumple. Yo creo que 100 % en política no existe, pero puedo estar equivocado. Creo que este gobierno ha abierto más puertas que las que ningún otro gobierno anterior ha hecho.

¿Están abiertas de par en par esas puertas, como prometía el presidente?
A mí me haces pensar... pero en lo personal trato de que estén lo más abiertas posibles, yo he tratado de cumplir con eso y creo que el gobierno también ha tratado, más que en el pasado. Y creo que en el futuro se tienen que seguir abriendo.

En ese comunicado el presidente también decía que en su gobierno no habría más secretos porque esos eran una forma de censura. ¿Que los gastos en publicidad sean información reservada es censura?
A ver, la palabra censura siempre tiene una connotación negativa, pero de que es una restricción a la información, es una restricción. Sin dudarlo. O sea, ¿cuál es el óptimo? Que toda la información sea pública. Lógicamente, cuando se niega o se responde de manera parcial una información solicitada es porque se está estableciendo una restricción. Censura quiere decir que uno está censurando que el otro no diga tal cosa.

La Presidencia también ha decidido que es información reservada la relativa a los subsidios que presta el Estado, los informes de auditoría interna, los gastos en adquisición de vehículos de la Presidencia, y ojo que no estamos hablando de las placas, como decían los diputados del FMLN cuando impulsaron la reformas. Ante esto, ¿qué recomienda al presidente el Subsecretario de Transparencia?
Seguir abriendo las puertas. Haciendo todo lo posible para que las puertas se vayan abriendo.

¿Usted diría que ha sido un funcionario incómodo para el mismo gobierno?
A ver, te la voy a decir de manera más dura: la transparencia es incómoda para cualquier gobierno. Aquí y en todos lados. Por ende la gente a mí muchas veces me dice que entiende la personalización de las cosas y honestamente yo creo que cada persona le pone su toque a las cosas, pero que no les dé a entender que hay cosas que son inherentes al puesto y a la situación que hay en el país y a la sociedad. Si tú comparas por ejemplo la Ley de Acceso a la Información Pública con la Ley de Partidos Políticos, la diferencia es monstruosa, y han sido emitidas en el mismo período de tiempo desde un punto de vista histórico. Bueno, ¿y cómo puedes explicar eso? Bueno, lo explico por el nivel de discusión pública, el nivel de participación de actores. Pero lo que no puede hacer uno es pensar que las cosas las ha hecho uno, las cosas muchas veces suceden producto de interacciones donde incluso puede haber gente de mala fe, pero participa y contribuye a mejorar la situación.

Cuando la Comisión de Legislación discutía la Ley de Acceso, los diputados rechazaron la propuesta de la Presidencia de la República de que se incluyera a los partidos políticos como instituciones objeto de la ley, alegando que ya vendría una Ley de Partidos. Ahora hay una Ley de Partidos que no obliga a transparentar el financiamiento privado.
Mi opinión sobre eso es que la relación entre dinero y política es nefasta, necesaria y muy complicada. En México hicieron restricciones al financiamiento privado y terminaron utilizándolo, dicen, para tarjetas de compras en los supermercados. Se ha intentado limitar eso y a veces te encuentras con que el financiamiento privado no se ahuyenta sino que se utiliza para otras cosas. Pero hay una conciencia mundial de que la relación entre dinero y política es muy complicada, que tiende a generar perversidades, que la corrupción en buena medida está relacionada con esto y que en lo personal, la gente más avanzada no solo pone el ojo en el dinero sino también en el gasto.

Si la Presidencia quería que los partidos políticos fueran entes obligados de la Ley de Acceso a la Información Pública, ¿podemos esperar que el presidente observe o vete esta ley? (en el momento de esta entrevista, el jueves, aún se desconocía que el presidente Funes iba a sancionar la ley).
No sé. No he tenido pláticas al respecto de esta ley y por lo tanto no me atrevo y no porque me dé miedo, sino porque no tengo criterio. Sí, creo que esta ley pudo haber sido un poquito más allá de lo que fue. Creo que el momento político daba para un poco más, que en el futuro hay que retomarla y profundizarla, y que no solamente es el ingreso sino también el gasto. ¿Pero por qué no se habla de eso? Por los intereses de los medios de comunicación. La transparencia en el sistema político no solo tiene que ver con los partidos políticos, sino también con los intereses de los sectores que reciben de esos recursos.

Volvamos a lo actuado por el gobierno del presidente Funes. El 21 de diciembre de 2009, en una conferencia de prensa, El Faro le cuestionó por los gastos de publicidad y respondió que no tenía los datos a la mano, pero que habíarecibido una carta de El Faro y que había instruido al Secretario de Comunicaciones y al Secretario Privado de la Presidencia para que informaran a la prensa sobre los montos, los medios en los que se había invertido y a través de qué empresa se había hecho la contratación de esos espacios. Tres años después, esa información, lejos de haber sido entregada al público, es información reservada. ¿Cómo se le llama a un presidente que tiene ese discurso y hace lo contrario?
¿Ustedes de verdad creen que a mí me corresponde calificar al presidente?… Quieren volver al mismo punto.

Él dijo que había designado a estos funcionarios para que dieran esta información y…
... Bueno, entonces pregúntenle al presidente si dio la instrucción y qué pasó. Yo no tengo la más mínima idea. A mí no me corresponde calificar al presidente, él es la voz del poder Ejecutivo.

Usted también tiene voz.
A ver, hagámoslo al revés: ¿conoces algún caso en algún lugar donde no medie una renuncia y líos posteriores por un titular subordinado que califica lo que dice el superior?

He visto casos donde el subordinado entra en controversia con el Presidente. El presidente del Banco Central de Reserva ha dicho algunas cosas y luego viene el presidente Funes y lo desautoriza.
Yo nunca he escuchado a Acevedo decir: creo que lo que el presidente dijo es equivocado o califico que el presidente no debería de hacer eso. Que hay posiciones encontradas es otra cosa. Acevedo no ha calificado al presidente.

Pero sí ha fijado posición clara, concreta y específica sobre las finanzas del Estado, y en cambio usted no quiere sentar posición sobre el gasto en publicidad, que ahora resulta que es información reservada.
Acevedo ha hecho aseveraciones que han sido rebatidas o desautorizadas por el presidente, aparentemente. Que yo sepa él no ha salido a polemizar, posteriormente, con el presidente o controvertirlo. Lo que yo no entiendo es: ¿cuál es el punto? Le estamos dando vueltas a la misma cosa de forma reiterada.

Este es el punto: ¿le parece que en materia de transparencia y acceso a la información se concilian el discurso del presidente con su práctica?
Volvemos al mismo punto, es obsesivo. Te lo voy a plantear así: ni a Acevedo ni a mí ni a ningún titular le corresponde polemizar sobre este punto.

Queremos saber su opinión.
Simplemente, y te lo he dicho varias veces: las puertas deben estar abiertas, lo que no entra en este período entra en el siguiente período. La tendencia debe ser a abrir las puertas de la información y este gobierno ha dado pasos fundamentales en este sentido y me remito a las pruebas. No conozco en la historia de este país ningún actor público o privado que haya dado pasos mayores en materia de transparencia.

Eso que acaba de decir pone a la par la necesidad de transparentarse de aquellos que trabajan tanto con su propio capital como de aquellos que trabajan con capital ajeno, como es el gobierno.
No es ajeno, sino público.

El origen de los fondos públicos está en el bolsillo y en el esfuerzo personal de cada ciudadano en su vida privada.
El origen de los recursos... no entremos con este doble discurso de los empresarios que cuando quieren subir los impuestos dicen que los paga la gente y cuando se trata de la propiedad del Estado dicen que ellos mantienen el Estado. Los recursos son coercitivos y públicos porque nadie te pregunta, por eso se llama impuesto. Y la gente tiene el derecho de decidir cada cuántos años de cara a quiénes son los que manejan esos recursos. En el sector privado las reglas con otras. Pero en el principio de la transparencia se cruzan el sector público, el sector privado y la sociedad civil. Ahora, no le puedes pedir lo mismo a cada actor.

Veamos otro caso de este gobierno. ¿Diría usted que hay un conflicto de intereses cuando uno de los patrocinadores e impulsores de la candidatura presidencial de Mauricio Funes logra contratos por 14.6 millones de dólares en lo que va del gobierno de Mauricio Funes?
Estás en el campo de la ética. Mi respuesta te la di hace un rato, pero ahora te la voy a reformular. Hay un conflicto de intereses potencial entre dinero y política que lo puedes aplicar a todos los casos. Es más, en los gobiernos anteriores era habitual tener empresarios en la función pública. Hasta bien se veía porque eran más eficientes. Si hay un conflicto de intereses potencial, todos los candidatos quieren ganar y no se puede hacer campaña sin dinero y ¿quién tiene el dinero, adivina adivinador? La sociedad y, principalmente, el sector privado. Claro, siempre el conflicto de intereses te lleva a tener que intervenir para que no se dé. ¿Y es eso una restricción? Claro que es una restricción. Puede no haber problemas legales, yo he dicho varias veces que algo puede ser legal y antiético. Este país debe avanzar en eso.

¿Usted ha intentado alguna incidencia en el caso de Miguel Menéndez? ¿O alguna vez llegó a pensar 'voy a aprovechar este momento para plantear esto'?
A ver, voy a ser honesto. Yo me he encontrado personalmente solo dos veces en la misma mesa con Miguel Menéndez. Si lo vi o me crucé con el solo unas tres veces más, no más. Por lo tanto, no tengo ningún elemento a favor ni en contra ni personal. Ahora, cuando se reformó la LACAP, se extendió la prohibición de participar en licitaciones, ya no solo a los titulares de la entidad en cuestión sino que a todo el gobierno. Ese es un paso positivo. Eso implicó que hubo gente que renunció al gobierno. Cuando tú tomas estas decisiones intervienes y obligas a que todos los actores se definan entre su vida privada y su vida pública, entre sus negocios privados y sus negocios públicos. Entonces, Miguel Menéndez ya no es funcionario de este gobierno. Legalmente tiene derecho a que sus empresas participen en cualquier licitación pública. Aparentemente, lo está haciendo. Pero también lo hacía con anterioridad. Fíjate una cosa, en el artículo de El Faro dice que Miguel Menéndez ha triplicado sus ingresos por los negocios del gobierno en materia de seguridad y en el mismo artículo dice que el gasto general del gobierno se ha triplicado de 9.7 millones a 30 millones. Eso quiere decir que en última instancia, según los datos de El Faro, ha sido un crecimiento proporcional con lo que tenía antes de entrar este gobierno. Entonces, ¿cuál es el factor de cambio? ¿Se beneficia más? Era de Arena, después de los Amigos de Mauricio, ¿dónde está el cambio? El artículo dice dos cosas importantes, hay una relación política y una privada y estas son complicadas. Hay una creciente exigibilidad sobre el tema y el sistema político va a ir respondiendo.

Antes aludíamos a Twitter y lo que ahí se dice. Usted expresó en Twitter hace unos días que cómo el presidente hace para pagar sus préstamos de campaña es un asunto que le incumbe nada más a él.
No lo dije así, pero te explico cuál fue mi razonamiento. Mira, yo trato de ser cuidadoso pero a veces contesto así porque se me pela la valentía y digo 'voy a decir algo que puede ser fácilmente criticado', pero me sirve porque pongo el punto en el debate. Yo lo que dije es esto: el préstamo fue asumido cuando él estaba en campaña… cuando pide eso está en a media campaña, y están pelo a pelo. Cuando tú has corrido ya un año y están en la recta final y te falta energía en ese momento, ¿es legítimo o no prestar dinero para pegarle ese jalón? Yo creo que es normal, no conozco gente que abandone una carrera importante en los últimos 100 metros. Mi respuesta es: transparentemos esto, pero transparentémoslo todos.

Eso lo entiendo. Pero la pregunta es si reitera lo que dijo en Twitter, que cómo el presidente hacía para pagar ese préstamo millonario era algo que solo le competía al presidente Funes.
A ver, fue así: legalmente no está obligado y éticamente bajemos todos los naipes nosotros. Ese era mi punto. Legalmente nadie está obligado y éticamente seamos justos. Veamos a los dos lados y hagámosles las mismas preguntas a los otros. ¿Prestó, se lo regalaron o qué pasó?

Es que no estamos hablando de si tiene derecho a pedir un préstamo personal, sino de cómo va a hacer para pagarlo…
Estamos hablando del financiamiento de la campaña.

¿Se debe poner bajo escrutinio público o no?
Absolutamente. En mi opinión todo el financiamiento privado de postulantes políticos en el período electoral debería ser sometido a escrutinio público y rendición de cuentas. Eso es lo mejor para la sociedad. Pero los intereses son de los partidos políticos, de los medios de comunicación, de la sociedad. Todo mundo quiere transparencia mientras no les patees el plato donde comen.

¿Ha sido el de subsecretario de Transparencia un trabajo que le ha generado tensiones o intenso enfrentamiento con el resto del equipo de la presidencia?
El año pasado para mis vacaciones fui a Uruguay y me tiré 10 días mirando la playa en la casa de mi hermana. Nunca en mi vida había terminado tan agotado y no solo en cuerpo, sino también en mente y alma.

¿Ha pensado alguna vez en renunciar?
Lo que yo haga en mi vida, mientras me den las energías, va a ser para que lo que yo crea que sea justo se siga moviendo y eso puede implicar estar en un gobierno, salir, trabajar en sociedad civil o en un periódico. No me veo todavía yéndome a mi casa pero tampoco me veo toda la vida en una posición de gobierno.

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