Arturo Caiza es un ecuatoriano que, después de pasar una década en España, regresó a su país para montar su propio taller, decisión impulsada por los beneficios que da el Gobierno ecuatoriano. Foto Rodrigo Buendía (AFP)
Machachi, ECUADOR. Miles de ecuatorianos que migraron a España por la crisis económica de finales de los noventa retornaron acosados por la debacle en ese país, pero a su vuelta encontraron la oportunidad de convertirse en empresarios.
Arturo Caiza y Paola Salcedo se fueron a Madrid en 1999, cuando Ecuador sufría un descalabro que llevó a dolarizar la economía. Doce años después, la recesión española los obligó a regresar a su natal Machachi, 40 kilómetros al sur de la capital, Quito. “Andamos de crisis en crisis, ¡madre mía!”, afirma con dejo español Paola, de 35 años.
Pero iniciativas del Gobierno de Rafael Correa para estimular el retorno de los migrantes aliviaron sus penurias al permitirles ingresar, sin aranceles, el menaje, un auto y cinco máquinas industriales que compraron en España. Además, un plan de emprendimientos les otorgó un subsidio de 15,000 dólares con los que adecuaron su taller, donde fabrican moldes y repuestos para maquinaria.
“Fue fenomenal, nadie se preocupó antes por los migrantes, ayudaron a que familias enteras no se destruyeran y a nosotros a empezar una nueva vida”, dice Arturo, un mecánico industrial de 44 años que aprendió en España a manejar sistemas automatizados.
Xavier y Paúl Larrea, hermanos de 31 y 27 años respectivamente, también recibieron 15,000 dólares y un crédito blando, tras regresar de Logroño (España) en 2009. Con 65,000 dólares más de ahorros construyeron cabañas vacacionales en Puerto Quito (130 kilómetros al noroeste de la capital), donde ofrecen servicio de kayaking.
Unas 400 personas se han beneficiado de esos subsidios, 3,400 recibieron préstamos y 10,129 familias ingresaron su menaje sin costo, de un total de 37,000 ecuatorianos que retornaron con apoyo oficial en el último lustro, según el Gobierno. Entre 2008 y 2012 fueron invertidos 35 millones de dólares en planes para los migrantes, que prevén repatriación de médicos y profesores y entrega de tierras.
Un país estable
“Estamos saliendo adelante, creemos en nuestro país”, afirma Xavier Larrea, quien resalta la estabilidad luego de que entre 1999 –cuando se fue– y 2006 –año en que emigró su hermano Paúl– Ecuador viera desfilar a siete presidentes.
El mandatario izquierdista, Rafael Correa –en el poder desde 2007–, asegura que la crisis de los noventa ocasionó pérdidas para el Estado por 8,600 millones de dólares, y la salida de 3 millones de ecuatorianos hacia Europa y Estados Unidos.
Por ello, agradece el “sacrificio” de esas personas cuyas remesas “mantuvieron a la patria” tras la catástrofe, y afirma que los espera “con los brazos abiertos”.
Arturo, quien partió tras quebrar la empresa donde trabajaba, recuerda que en 1999 se decía que España necesitaba 50,000 obreros, lo que comprobó, pues pronto se empleó en su ramo. “Teníamos nuestras tristezas, pero nos iba bien. Al año y medio tenía papeles”, relata. Paola realizaba labores de limpieza por las que ganaba unos 20 dólares la hora.
Luego de cumplir múltiples oficios, Xavier fue contratado por una empresa de diseño de interiores que le ayudó a legalizarse. “En Logroño los extranjeros eran un puñado. A la vuelta de unos años había miles”, dice al recordar la época de vacas gordas.
Arturo, quien llegó a ganar 4,000 dólares mensuales y a tener dos autos, compró en 2002 una casa de 210,000 dólares que preveía pagar en 25 años, sin cuota inicial. La mensualidad sería de $680, frente a los $750 que pagaba de renta. “Era una trampa”, asegura Paola, señalando que la cuota trepó a $2,000 en 2009.
La depresión galopaba y Arturo fue despedido, dependiendo entonces de ahorros y un subsidio de desempleo de $1,300 mensuales. Por este concepto Paola percibía $1,000, y cayó a $8 la hora de limpieza.
El matrimonio refinanció la hipoteca a 40 años. El banco les ofreció $143,000 por el inmueble para que quedaran debiendo $52,000, pero rechazaron la oferta y siguen pagando. Con el agua al cuello, echaron mano de los estímulos de su país y regresaron.
Unos 10,000 ecuatorianos enfrentan procesos de desahucio en España, según el Gobierno de Ecuador, que a raíz de la crisis en aquel país promovió una ley que extingue las hipotecas devolviendo el bien y prohibió que deudas de migrantes sean cobradas en Ecuador.
Desempleado, Paúl retornó meses antes que su hermano, quien veía despedir cada día a más compañeros y prefirió no esperar su turno.
Los ecuatorianos llegaron a ser la tercera comunidad extranjera en España, pero la crisis llevó a que se redujeran de 360,710 en 2010 a 306,380 en 2011, según cifras de ese país. Algunos migraron a otras naciones europeas.
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