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Un rayo de esperanza entre los escombros de Bangladesh

La voz, casi un susurro, salió de entre los escombros: “Mi nombre es Reshma, por favor sálvenme, por favor, hermanos”. Diecisiete días después del colapso del edificio en Bangladesh que ha dejado más de mil muertos, apareció Reshma, una joven costurera de 18 años que sobrevivió con una botella de agua.

Sábado, 11 de mayo de 2013
Shafiq Alam (AFP) / El Faro

Dacca, BANGLADESH. “Grité, pero nadie me escuchó; percibí ruidos, pero nadie me escuchó”. Pero cuando un socorrista oyó su llanto 17 días después del colapso de la fábrica donde trabajaba, Reshma se convirtió en una heroína, un rayo de esperanza para una nación marcada por desastres.

Los detalles sobre la forma en que la costurera sobrevivió al derrumbe al derrumbe que mató más de 1,000 personas aún deberán ser conocidos, pero los socorristas dijeron que la joven de 18 años se aferró a la vida con comida seca y una botella de agua.

El viernes 10 de mayo, poco después que el número de víctimas en el conteo pasó de los 1,000, un socorrista escuchó sollozos debajo de los escombros. “Mi nombre es Reshma, por favor sálvenme, por favor, hermanos”, fue el mensaje.

En un pequeño hueco debajo de la montaña de escombros ella encontró otros tres sobrevivientes. Esas tres personas murieron una después de otra, pero Reshma decidió luchar. Su hermano, Zahidul Islam, dijo que la joven fue una luchadora toda su vida.

Nacida en una remota aldea en el distrito de Dinajpur, es la más joven de cinco hermanos de una familia paupérrima.

“Ella fue casada con un aldeano cuando tenía 16 años, pero él la abandonó”, dijo Zahidul. “Dos años después vino a Dacca por su cuenta, se consiguió un empleo. Le pedimos que se case nuevamente pero dijo que quería ayudar a mantener a la familia”.

Zahidul (que es un vendedor ambulante) dijo que Reshma ganaba alrededor de 50 y 60 dólares al mes, un poco más que el promedio de 40 dólares que reciben los trabajadores del segmento textil en Bangladesh.

“Ella hacía muchas horas extras todos los días así podía mandar una parte del dinero a la familia todos los meses”, comentó Zahidul, quien desde el desastre con el edificio pasó por cada hospital y cada mortuorio para “mirar cada cadáver que sacaban de los escombros” para tratar de hallar a su hermana.

“Entonces este viernes me llegó la noticia de que una mujer llamada Reshma fue encontrada vida. Su supervivencia es un milagro”, dijo. “Ví su rostro cuando la sacaron. Y allí estaba, era mi hermana”, añadió.

Mísera miseria

Reshma es una de las incontables mujeres que ingresaron como costureras en el mercado textil para tratar de abrirse camino en una saciedad rígidamente patriarcal.

Para Zafar Sobhan, editor del periódico Dhaka Tribune, ella “representa lo mejor de Bangladesh, la resistencia de la nación ante dificultades increíbles, el coraje, la fortaleza, la determinación de no rendirse jamás ante cualquier dificultad”.

La joven “capturó el corazón y la imaginación del país entero. Después de las malas noticias de las últimas semanas y meses, ella nos dio algo con que alegrarnos, nos dio esperanza y un sentimiento de optimismo”, dijo Sobhan.

Mientras Reshma batallaba para sobrevivir debajo de los escombros, la empobrecida nación de 153 millones de habitantes trataba de superar el impacto de la peor tragedia industrial de su historia, ya marcada por devastadoras inundaciones y ciclones.

Más de 3,000 trabajadores se encontraban en la mañana del 24 de abril en el edificio de nueve pisos, cuando la construcción se desplomó. El último saldo indica que el número de muertos asciende a 1,053.

Reshma sobrevivió aunque el proceso manual de búsqueda de personas vivas ya se interrumpió hace más de una semana, y los socorristas pasaron a utilizar retroexcavadoras ya que las tareas dejaron de concentrarse en los sobrevivientes para apenas recuperar los cuerpos de las víctimas.

© Agence France-Presse



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