Opinión /

Rescatemos el mar


Martes, 30 de julio de 2013
Álex Hasbún

El área territorial marina de El Salvador es un diamante en bruto y no hemos podido como sociedad utilizarlo sosteniblemente. Durante mis investigaciones en la zona costera del país he podido determinar la riqueza marina, especímenes que conforman el patrimonio de la nación y mantienen un balance en los ecosistemas marinos para beneficio de la población.

El Salvador enfrenta una serie de retos y problemas ambientales con modelos de desarrollo que no compaginan con la realidad y necesidades de país. La pérdida de biodiversidad en conjunto con la degradación ambiental se convierte en una de las mayores amenazas para la calidad de vida, la seguridad alimentaria y la salud de los salvadoreños. Hay un grado de conciencia bajo generalizado sobre la importancia de los recursos naturales del país.

Las poblaciones de animales marinos se ven amenazadas debido a los métodos de pesca inapropiados, la sobrepesca, la falta de ejecución y cumplimiento de las leyes ambientales, la contaminación del mar con residuos químicos y agrícolas, plástico entre otros. El alimento para la población proveniente del mar está en riesgo no solamente por la sobrexplotación sino por el grado de contaminación que han adquirido, tal es el caso de la presencia de coliformes fecales en la mayoría de moluscos como las conchas. Si seguimos así, pondremos en riesgo el alimento proveniente del mar para las futuras generaciones.

El 6 de mayo de 1999 El Salvador ratificó el “Acuerdo sobre el Programa Internacional para la conservación de los cetáceos”, en el cual se compromete a la conservación de los cetáceos.

Ratificó el Convenio sobre Diversidad Biológica 19 de mayo de 1994 y adquirió el compromiso de realizar esfuerzos para implementar nacionalmente las disposiciones acordadas y proteger nuestro patrimonio natural marino.

La dinámica oceanográfica no se limita a una zona territorial del país, esta dinámica de especies marinas es regional y como país no solamente tenemos responsabilidad de proteger nuestra área sino de nuestra participación en la biodiversidad regional. Lo que sucede en el área marina de El Salvador le afecta a los demás países de la región.

Las ballenas que pasan por el territorio marino salvadoreño durante su travesía de Norteamérica a Suramérica, durante los meses de noviembre a marzo, se podrían convertir en una fuente de ingreso económico a través del avistamiento de estos cetáceos para los turistas, generando una mejor calidad de vida para la población costera y así los pescadores podrían obtener ingresos económicos alternativos durante el cumplimiento de vedas. Igual podría ser el caso con las tortugas marinas, los delfines y los arrecifes con coral con que cuenta nuestro país.

Se deben de formar planes claros de conservación de nuestro recurso marino con lineamientos estratégicos y estudios sistemáticos, estadísticas e investigación científica la cual es urgente ya que no podríamos cuidar lo que no conocemos.

Solamente unificando esfuerzos tendremos los resultados ambientales que deseamos en el tiempo que lo necesitamos antes de que sea demasiado tarde. La vida silvestre es parte del patrimonio de la nación y corresponde al estado su protección y manejo en coordinación con la sociedad civil.

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